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México-Polonia | Mundial Qatar 2022: directo y crónica
Mundial Qatar 2022

Los Mundiales no son para Lewandowski

Grupo C / Jornada 1 ·

El delantero del Barça falla un penalti en el horroroso estreno de Polonia ante una inoperante México

josé carlos carabias

Martes, 22 de noviembre 2022, 16:53

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Igual que no había un país para los viejos según los hermanos Coen, no hay Mundiales para Lewandowski. El delantero del Barça, que ha marcado goles de todos los colores en su rutilante carrera, no se ha estrenado en una Copa del Mundo. Tuvo la opción ante México, en un partido horroroso, pero lanzó el penalti como un infantil. Atajó Ochoa, uno más, y el duelo acabó sin goles.

La aprensión a pegar el petardazo en un estreno del Mundial transforma partidos de pronóstico interesante en bodrios gobernados por el miedo. Es el caso del México-Polonia, dos naciones sin pasado glorioso en las Copas del Mundo y que, según demostraron en el primer acto, no quieren ser tachadas en el prólogo.

Los recelos y las desconfianzas presidieron el inicio del choque entre la siempre estimulante México y su séquito de aficionados disfrazados de vida y la gélida Polonia de apellidos que exigen una segunda mirada para evitar el error.

México

Ochoa, Sánchez, Montes, Moreno, Gallardo, Álvarez, Herrera (Rodríguez, m. 59), Chávez, Lozano, Vega (Antuna, m. 70) y Martín (Jiménez, m. 59).

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Polonia

Szczesny, Cash, Glik, Kiwior, Bereszynski, Krychowiak; Kaminski (Frankowski, m. 80), Szymanski (Milik, m. 70), Zalewski (Bielik, m. 70), Zielinski y Lewandowski.

  • Árbitro: C. Beath (Australia). Amonestó a Frankowski, Hérctor Moreno y Jorge Sánchez.

  • Incidencias: Lewandowski falló un penalti en el minuto 57.

A México lo entrena el 'Tata' Martino, aquel entrenador argentino que en el Barcelona dejó una sentencia memorable cuando le dijo a Messi en un entrenamiento: «Ya sé que si llama al presidente me echan, pero no me lo recuerde todos los días». Martino no parece que vaya a dejar huella en Qatar, tampoco su equipo, ahora que todos quieren parecerse a Arabia Saudí y su musculado técnico Hervé Renard.

México tuvo al menos más influencia en el juego y más interés en la victoria. Sin enamorar a nadie, ni siquiera a su bullanguera hinchada, lo intentó por las bandas, a trompicones, en un mundo de imprecisiones al que el exatlético Héctor Herrera contribuyó. Un marasmo con dos remates extraños que no hicieron diana.

Lewandowski tiene un problema con su selección. No se parece ni en pintura a ninguno de los equipos en los que ha jugado últimamente. Ni está arropado por la energía y el brío del Bayern Múnich ni en la sutileza que pueden desplegar Pedri o Dembelé en el Barça. En Polonia tiene que hacer el Juan Palomo, guisárselo y comérselo.

Polonia no propuso nada interesante en su estreno mundialista. Una afiliación de jugadores en postura defensiva que, en algunos momentos, llegaban a ser seis unidades, sin ninguna gracia para montar ataques o al menos aproximarse a Lewandowski, más solo que la una, un islote en medio del océano.

Ninguna oportunidad para los polacos en la primera parte y un par de tiros de los mexicanos en arreones atropellados, sin elaboración ni criterio. Más empuje que fútbol, poca imaginación, pobreza argumental.

La visión panorámica para México del próximo enfrentamiento con Argentina enfurecida y necesitada de un triunfo también pareció pesar sobre la atmósfera del partido.

El choque pudo cambiar por una intervención personal de Lewandowski, quien la peleó en desventaja, se fajó con Héctor Moreno y sacó petróleo donde no había nada. Un penalti de VAR muy discutible en este fútbol de hoy, tan propenso a las remilgos, la afectación y las cursilerías.

Penalti de bote en un forcejeo que el polaco del Barça asumió para transformar. Lewandowski chutó de pena, flojo y teledirigido hacia la izquierda del portero. Allí estaba Ochoa, un especialista, que volvió a atajar un penalti en un Mundial.

Lewandowski se lamentó manos a la cara antes de continuar con la jugada y Polonia se desesperó porque de otra manera parecía imposible conseguir un gol en la noche de Qatar.

México no se desmelenó ante la buena noticia. Al contrario, siguió con la parsimonia y el control del juego, su fútbol de poca profundidad y futbolistas atacando a pierna cambiada según las modernidades imperantes.

El partido languideció sin remedio, Polonia recostada cerca de su portero en espera de que a Lewandowski se le pasase la depresión y México insistente y sin ideas. Nada cambió en un final de partido desesperante que hizo honor al transcurso del juego.

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