La sala circular que rodea la cúpula de la rotonda de Goya Alta es el lugar escogido por el Museo del Prado para exhibir el «Tesoro del Delfín», que desde 1989 estuvo relegado en la sala acorazada del sótano. En 2015 se encargó al arquitecto Javier Cort un proyecto para recuperar este espacio (tiene protección antisísmica), con el asesoramiento de Rafael Moneo y Valerio Canals.
La propuesta para el nuevo montaje museográfico fue adjudicada a una UTE: YPunto Ending S.L.-Jesús Moreno y Asociados, Espacio y Comunicación S.L. Lo más espectacular de la sala, de 188,87 metros cuadrados, es una vitrina curva de cristal de 1,73 metros de altura y 40 metros de longitud, compuesta por 26 módulos, cuyo prototipo fue sometido a todo tipo de pruebas y ensayos. En su interior, 170 exquisitas y refinadas piezas; nueve, en vitrinas exentas.
La nueva sala del «Tesoro del Delfín» abrió al público en junio de 2018. A partir del próximo 10 de marzo, y hasta el 13 de septiembre, los visitantes del Prado podrán disfrutar, además del tesoro, de un centenar de sus estuches, que se sumarán a los 23 ya expuestos en la sala. Es uno de los conjuntos más completos del mundo, con ejemplares de los siglos XVI al XVIII. Además, del 16 al 18 de marzo, tendrán lugar en el auditorio de la pinacoteca unas jornadas internacionales: «En torno al Tesoro del Delfín. Coleccionismo regio europeo», cuyo objetivo es profundizar en el conocimiento de la colección de artes suntuarias más importante del Prado. Estas jornadas están organizadas por el Área de Conservación de Escultura y Artes Decorativas del museo, en colaboración con Letizia Arbeteta, y la Coordinación General de Educación. Expertos investigadores españoles y del resto de Europa se reunirán para compartir con el público toda la información relativa a los diferentes aspectos históricos y materiales del «Tesoro del Delfín».
“Las obras del «Tesoro del Delfín» han sufrido una vida muy azarosa. Fueron saqueadas en 1813 durante la invasión napoléonica”
Esta impresionante colección lleva el nombre del Gran Delfín Luis de Francia (1661-1711). Hijo de Luis XIV y María Teresa de Austria, Monseigneur, como se le conocía, atesoró una fabulosa colección de «vasos ricos» en cristal de roca y piedras duras (ágata, jaspe, lapislázuli, jade), muchos de ellos con guarniciones de oro y plata con esmaltes y piedras preciosas. El Delfín nunca llegó a reinar. Su hijo Felipe V, primer Borbón español, recibió en herencia 169 obras, conocidas como el «Tesoro del Delfín». Eran muy apreciadas en la época: costaban cinco veces más que un Tiziano. En 1715 salen de París. Felipe V las lleva en 1724 al Palacio de La Granja de San Ildefonso, pero estuvieron almacenadas en la Casa de las Alhajas hasta que en 1776 Carlos III las traslada al Real Gabinete de Historia Natural de Madrid.
Tesoro del Delfín
La nueva sala abrió al público en junio de 2018. A partir del próximo 10 de marzo, y hasta el 13 de septiembre, los visitantes del Prado podrán disfrutar, además del tesoro, de un centenar de sus estuches, que se sumarán a los 23 ya expuestos en la sala.
Las obras del «Tesoro del Delfín» han sufrido una vida muy azarosa. Fueron saqueadas en 1813 durante la invasión napoléonica. Las llevaron a Francia sin sus estuches, por lo que muchas sufrieron graves deterioros. Once fueron extraviadas. El pintor José de Madrazo, director en 1839 del Real Museo de Pintura y Escultura (actual Museo del Prado), solicitó ese año a la Reina gobernadora María Cristina que el «Tesoro del Delfín» pasase a formar parte de su colección. En 1867 se exhibe en dos grandes vitrinas, en el lugar de honor de la pinacoteca, la Galería Central. Pero en septiembre de 1918 se detectó que habían desaparecido trece piezas y partes de otras que fueron desmontadas para venderlas al peso: guarniciones, asas, remates de oro... Se recuperaron solo unos restos.
El entonces director de la pinacoteca, José Villegas, lo denunció. El comisario jefe de la Brigada de Investigación Criminal de Madrid, Ramón Fernández Luna, al que apodaban «el Sherlock Holmes español», resolvió el caso. En octubre de 1918 fue detenido Rafael Coba, un antiguo funcionario del Prado, al que ayudaron tres celadores del museo. Coba estuvo encarcelado seis meses. La crisis acabó con la dimisión del Patronato y el cese del director y el subdirector del Prado. El «Tesoro del Delfín» formó parte de la evacuación a Suiza de las obras maestras del Prado durante la Guerra Civil. Volvieron en 1939.
De las 169 piezas originales se conservan 144: 120 estaban en el museo. Se han incorporado diez de un juego de café de laca depositadas en el Museo de América y catorce de un juego de utensilios para preparar piezas de caza, que se hallaban en el Museo Arqueológico Nacional. Además, se exhibe una selección de los 124 estuches conservados, ricamente decorados. Se ha llevado a cabo la restauración y un estudio exhaustivo de todas las piezas, bajo la asesoría de Letizia Arbeteta, máxima experta en esta colección. A partir de fotografías de época de Clifford y Laurent se han podido identificar algunas piezas perdidas, que ha sido serigrafiadas en el interior de las vitrinas.
El coste total de las obras y el equipamiento es de 2.512.516 euros. Tanto esta sala como las de pintura flamenca y holandesa han sido financiadas con fondos propios del museo, aunque han contado con el apoyo de la Comunidad de Madrid, la Fundación Iberdrola España y Samsung, que se ha encargado del desarrollo e infraestructura de unas pantallas interactivas instaladas en la sala que aportan detallada información sobre las piezas y un audiovisual sobre la historia del «Tesoro del Delfín».