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Imagen del lapis specularis o cristal de Cuenca que se ha descubierto en ciudades de la Antigua Roma. R.C.
Cristal de Cuenca para las ventanas de la Antigua Roma

Cristal de Cuenca para las ventanas de la Antigua Roma

Investigadores demuestran que el «lapis specularis» extraído en minas de Cuenca se exportó a Roma, Pompeya y Herculano para dotar de cristal a las puertas y ventanas de viviendas y palacios

J.M.L.

Cuenca

Miércoles, 2 de octubre 2024, 11:33

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La provincia de Cuenca es rica en minas de «lapis specularis», un tipo de yeso selenítico que, por su tamaño y la transparencia de sus cristales, se empleó a modo de vidrio de ventanas y puertas en el Imperio Romano. De hecho, eran las minas más importantes de esta clase de yeso en la Antigua Roma. Ahora, investigadores de varias universidades han demostrado que «lapis specularis» conquense llegó a exportarse a ciudades importantes del Imperio Romano como la propia Roma, Pompeya o Herculano.

«En Herculano, junto a la palestra, hemos encontrado este tipo de cristal procedente de Cuenca, como se ha demostrado con análisis isotópicos», explica Juan Carlos Guisado de Monti, arqueólogo de la Universidad Politécnica de Madrid que ha participado recientemente en un congreso internacional en la ciudad italiana de Bolonia donde se ha hablado del uso del «cristal de los romanos». Guisado trabaja desde hace tiempo con otros arqueólogos y geólogos en un proyecto de la Universidad de Módena (Italia) relacionado con las minas de «lapis specularis» de Cuenca y Almería y también de las italianas de Sicilia y Bolonia.

«En ciudades tan conocidas como Pompeya, destruida en el año 79 después de Cristo al igual que la vecina Herculano por la erupción del Vesubio, se han encontrado cristales de lapis de minas conquenses», explica este arqueólogo que ahora está trabajando en que estas minas sean declaradas Bien de Interés Cultural, título más modesto que el que ostentan las italianas, que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Minas visitables

El «lapis specularis» de Cuenca se conoce desde hace siglos en los pueblos de esta provincia como espejuelos, yesares o blancares. Plinio el Viejo, que murió en la erupción del Vesubio, llegó a escribir que se extendía por el subsuelo a 100.000 pasos (unos 147 kilómetros) de la ciudad romana de Segóbriga, situada en la actual Saelices (Cuenca), que debía su riqueza a la explotación de este mineral. Hacia el siglo II después de Cristo se abandonaron.

Imagen del lapis specularis o cristal de Cuenca que se ha descubierto en ciudades de la Antigua Roma. R.C.
Imagen principal - Imagen del lapis specularis o cristal de Cuenca que se ha descubierto en ciudades de la Antigua Roma.
Imagen secundaria 1 - Imagen del lapis specularis o cristal de Cuenca que se ha descubierto en ciudades de la Antigua Roma.
Imagen secundaria 2 - Imagen del lapis specularis o cristal de Cuenca que se ha descubierto en ciudades de la Antigua Roma.

Dos mil años después, las minas donde se extraía, en las localidades conquenses de Torrejoncillo del Rey, Huete, Torralba y Osa de la Vega, se conservan prácticamente igual que en el Imperio Romano y algunas de ellas son visitables pudiéndose comprobar cómo se iluminaban y trabajaban los mineros y cómo extraían un cristal que se vendía por todo el Mediterráneo.

La leyenda de La Mora Encantada

Asentados sobre los terrenos de la Edad Terciaria de la cuenca de Loranca, se contabilizan hasta 27 complejos mineros, algunos de ellos con centenares de pequeñas minas, a lo largo de 6.000 kilómetros cuadrados. Todas estas minas son subterráneas y sus profundidades no superan los 30 metros. Una de ellas, la de Torrejoncillo del Rey, fue descubierta en 1953 por un vecino del pueblo que buscaba presuntas riquezas relacionadas con una leyenda según la cual una princesa mora había escondido un tesoro por la zona. De ahí el nombre de «La Mora Encantada» con que se conoce el cerro donde se halla esta mina que cuenta con más de un kilómetro de galerías a más de 40 metros de profundidad.

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