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Guillermo Elejabeitia
Martes, 1 de octubre 2024, 17:48
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La noche empezó con los compases de aquella vieja canción de Vainica Doble que todos los españoles con edad suficiente tenemos grabada a fuego en la memoria. 'Con las manos en la masa', en las voces de Rodrigo Cuevas y Mapi Quintana, remitía a unos años en los que la gastronomía comenzaba a ser un tema lo suficientemente importante como para colarse en la programación de la tele, de la mano de Elena Santonja. Del viaje apasionante que nuestro país ha hecho en las últimas décadas hasta asombrar al mundo con su talento culinario trató la gala celebrada anoche en el Teatro Real para conmemorar 50 años de los Premios Nacionales de Gastronomía.
Esta vez no había ganadores en ninguna de las categorías. Se trataba de rendir homenaje a un «esfuerzo colectivo» protagonizado por miles de cocineros, camareros, sumilleres, bodegueros, productores, comunicadores, científicos, empresas e instituciones -premiados anteriormente o no- que en este medio siglo han contribuido a forjar esa «Edad de Oro de la gastronomía española» a la que aludía el presidente de la Real Academia de Gastronomía, Luis Suárez de Lezo. Más de 800 personas abarrotaron la ópera madrileña en una ceremonia presentada por Juan Echanove que pasó revista a algunos de los hitos de esa historia común.
El primero en recibir el más alto honor que puede recibir un cocinero en España fue Juan Mari Arzak en 1974, pero unos años antes ya comenzaban a sentarse las bases del despertar gastronómico del país. Una comida en Lhardy en 1972 encabezada por el Conde de los Andes daba origen a la fundación de la Cofradía de la Buena Mesa y un año después nacía la propia Academia, al principio una élite viajada que se proponía colocar al sector en el nivel que merecía por tradición, despensa y profesionalidad. Ellos fueron los encargados de elaborar las primeras guías gastronómicas y de concebir los Premios Nacionales de Gastronomía como instrumento para impulsar la excelencia.
Desde entonces más de 350 profesionales los han recibido en un palmarés anual -solo interrumpido por la pandemia y ahora por estas bodas de oro- cuyas categorías también han ido cambiando para reflejar la diversidad del sector. Pasar revista a la lista de premiados supone trazar la historia de nuestra gastronomía en una era irrepetible, desde los albores de la Nueva Cocina Vasca hasta el boom de la vanguardia de la mano de Ferran Adrià o la consolidación del país en la escena internacional. Hoy tres de los cinco mejores restaurantes del mundo son españoles -Disfrutar, Asador Etxebarri y DiverXo- algo que hubiera parecido impensable a aquellos pioneros de los años 70.
La gala contó con la participación de algunos de nuestros chefs más señeros, pero no olvidó mencionar el papel que ha jugado un sector agroalimentario hoy puntero o la función catalizadora de los congresos gastronómicos, con Madrid Fusión a la cabeza, en ese despegue de las últimas décadas. El grado de excelencia alcanzado por la sala, el protagonismo de un sector vinícola que ha vivido una revolución paralela o la eclosión de los contenidos gastronómicos en los medios de comunicación son aspectos distintos de un mismo fenómeno, un movimiento social que Lezo tenía razón al calificar de 'Edad de Oro' y que fue celebrado anoche con un caluroso brindis.
A partir del año que viene, los Premios Nacionales emprenden una nueva etapa, pues por primera vez la gala de entrega saldrá fuera de Madrid. A falta de conocer más detalles, parece que la Real Academia optará por un formato de ceremonia itinerante que a su vez sirve de instrumento de promoción turística para la sede escogida. También se presentará en breve un estudio impulsado por la institución que busca cuantificar el impacto de la gastronomía en la economía española, «ya les avanzo que será una cifra muy muy importante», avanzaba su presidente. Tras el discurso del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, que llamó a los asistentes a «buscar refugio en los bares» en estos «tiempos difíciles», cerró la ceremonia el cantautor Jorge Drexler, con una emotiva interpretación de su éxito 'Todo se transforma'.
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