El negocio de ‘encender’ la Navidad: 100 millones y carreras por iluminar más
El alumbrado navideño se ha convertido en una inversión estratégica para muchos municipios, con costes que se disparan, concursos complejos y una creciente competencia por seducir al turismo
El negocio de 'encender' la Navidad: 100 millones y carreras por iluminar más
El alumbrado navideño se ha convertido en una inversión estratégica para muchos municipios, con costes que se disparan, concursos complejos y una creciente competencia por seducir al turismo
Domingo, 7 de diciembre 2025, 00:07
¿Cuándo empieza la Navidad? Es la pregunta que muchos se hacen. ¿Cuándo Mariah Carey entona el «it's time…» o cuando Abel Caballero, alcalde de Vigo, aprieta el botón –este año con alguna dificultad por la lluvia– para encender los 12 millones de leds que alumbran esta ciudad gallega? Él lo tiene claro: «En este momento damos por empezada la Navidad en todo el planeta». Antes el encendido solía coincidir con el 'puente de diciembre' para impulsar el consumo, pero la carrera por ser la ciudad de la Navidad ha desatado una fiebre por toda España de adelanto y de gasto público, donde en algunas alcaldías destinan hasta más del 2% de su presupuesto anual.
El adelanto del encendido no es solo una decisión estética: tiene impacto presupuestario. En la última década, el gasto en iluminación navideña ha crecido de forma sostenida. El total de este año asciende a 100,6 millones, sumando las adjudicaciones de 138 municipios de una muestra de 153 que incluye capitales de provincia (50 de 52) y municipios de más de 50.000 habitantes (88 de 101).
El reparto de esa cantidad, sin embargo, es muy desigual. En volumen total destacan Vigo, Torrejón de Ardoz y Madrid, pero las diferencias se disparan cuando se mira el esfuerzo relativo: algunos municipios destinan más del 2% de su presupuesto a las luces, frente al 0,1% que representan en las grandes capitales. En ciudades medianas con vocación turística –Vigo, Torremolinos, Vélez-Málaga o Santa Coloma de Gramenet– el gasto por vecino rebasa los 20 euros. En algunas ciudades parte del alumbrado no lo financia íntegramente el ayuntamiento, sino que lo pagan las asociaciones de comerciantes con ayudas municipales. En otras, directamente no se ofrece una estimación global del coste porque las partidas están repartidas entre distintos departamentos, lo que dificulta comparar el esfuerzo real entre municipios.
El rey de la navidad
Todo este despliegue -los millones, los contratos y los plazos imposibles- tiene un beneficiario claro: las empresas que fabrican y alquilan la Navidad. Un sector silencioso, poco conocido por el público, pero que concentra buena parte del negocio municipal en unas pocas manos.
Detrás de los grandes montajes navideños hay un mercado muy concentrado en apenas un puñado de empresas que se repite de municipio en municipio. Nombres como Iluminaciones Ximénez -y su filial catalana-, Elecfes, Blachere, ICTT, Creaciones Luminosas o Marcelino Martínez Nieto aparecen de forma casi sistemática en los pliegos, desde las capitales de provincia hasta las localidades de tamaño medio. Son compañías especializadas, con presencia nacional y capacidad logística para asumir campañas que cada año empiezan antes y exigen más volumen, más estructuras y más rapidez de instalación.
Esa concentración convierte la Navidad municipal en un negocio altamente especializado, donde unas pocas firmas acaparan contratos en media España y marcan, en la práctica, el estándar estético y técnico del alumbrado. También ayuda a explicar por qué muchos ayuntamientos recurren a los mismos proveedores campaña tras campaña: son los únicos con catálogo suficiente, personal propio y capacidad para montar desde arcos básicos hasta bolas 3D, abetos gigantes o poblados temáticos completos. La competencia existe, pero está limitada por un mercado donde la barrera de entrada no es solo económica, sino también logística y creativa.
Las reservas hoteleras y las tarifas se disparan en las principales ciudades españolas si ya tienen sus luces puestas
Datos elaborados por la plataforma SiteMinder para este periódico revelan que las reservas hoteleras y las tarifas se disparan en las principales ciudades españolas si ya tienen sus luces puestas o aún no. En detalle, en Madrid los hoteles sumaron un 31% de pernoctaciones y una tarifa media un 6% más alta (hasta 246 euros la noche) al comparar el 5 de noviembre con el 5 de diciembre. En Málaga es más llamativo, con un 40% más de noches de hotel y una tarifa un 2,5% más alta alcanzando los 253 euros por habitación.
El argumento que más se repite en los consistorios que han disparado la inversión es el retorno económico. Aunque no existe una metodología homogénea para medirlo, muchos defienden que el alumbrado actúa como reclamo turístico y dinamiza la actividad comercial en las semanas previas a Navidad. Para varias ciudades medianas, las luces se han convertido en una palanca para atraer visitantes fuera de temporada y estimular el comercio local. El problema es que ese impulso no es uniforme: mientras algunas localidades logran un efecto tractor claro, en otras el esfuerzo presupuestario es muy superior al beneficio que pueden generar por su menor capacidad de atraer flujo turístico.
Entre quienes sostienen el efecto positivo destaca Vigo. Su alcalde, Abel Caballero, presume de un impacto directo en la actividad turística: la ocupación hotelera «supera el 86%» coincidiendo con el encendido y la ciudad registra un «lleno total», explicó recientemente. Caballero defiende que la Navidad viguesa genera un «efecto arrastre» que beneficia a buena parte de Galicia y la describe como «el fenómeno turístico más importante que ha tenido nunca la comunidad». Más allá de la hipérbole política, su discurso ilustra por qué muchos ayuntamientos ven el alumbrado como una inversión económica: el retorno económico está entre 500 y 1.000 millones de euros y el año pasado se registraron 6,3 millones de visitantes, según fuentes del consistorio consultadas por este periódico.
La geografía del gasto también marca diferencias: Andalucía concentra varios de los municipios con mayores niveles de inversión; en la Comunidad de Madrid conviven modelos opuestos -desde una capital donde el alumbrado pesa poco hasta ciudades dormitorio como Torrejón o Majadahonda, que figuran entre las que más destinan-; y en Galicia, el liderazgo de Vigo desborda con claridad al resto.
También cambia la perspectiva cuando se mide el peso del alumbrado dentro del presupuesto municipal. Para las grandes capitales, el coste es marginal; para decenas de municipios medianos supera el 1%. El caso más extremo es Torrejón, donde la factura asciende al 4,5%, una anomalía para un servicio estacional. Este peso relativo convierte el alumbrado en una decisión estratégica que compite con partidas como cultura, mantenimiento urbano o políticas sociales, y que en muchos casos ha dejado de ser un adorno para convertirse en una apuesta de ciudad.
La magnitud creciente de estas campañas también ha transformado su gestión. Más de 150 contratos –desde licitaciones completas hasta encargos menores por debajo de los 15.000 euros– sostienen el alumbrado navideño en las ciudades españolas. Algunos consistorios planifican con meses de antelación; otros, como Arrecife (Lanzarote), llegan a noviembre sin haber adjudicado aún la instalación de las luces. Esa falta de margen aumenta el riesgo de que el concurso quede desierto.
Cuando ocurre, la administración debe reiniciar el procedimiento, revisar el pliego y corregir aquello que haya podido disuadir a los licitadores. La normativa permite recurrir a un negociado sin publicidad tras una licitación fallida, invitando directamente a varias empresas para acelerar la solución. Las causas suelen ser similares: presupuestos que no cubren costes reales o requisitos técnicos demasiado restrictivos.
La planificación del alumbrado no es solo para un año. Los ayuntamientos aprovechan licitaciones 'multifiestas' para contratar Navidad, Carnaval y festejos patronales
La planificación tampoco se limita ya a una sola campaña. Varios ayuntamientos adjudican la Navidad de los próximos dos o incluso tres años. Y muchos pliegos mezclan la iluminación navideña con otros eventos del calendario: Carnaval, ferias, Semana Santa, fiestas patronales o incluso Halloween. Son contratos «multifiesta» que permiten a una misma empresa encargarse de todo el ciclo festivo anual, desde los arcos de Navidad hasta las luces de la feria. Este modelo garantiza continuidad para el proveedor y simplifica la gestión para el consistorio, pero también consolida un mercado donde cada vez menos empresas controlan más campañas, más temporadas y más ciudades.
De un árbol de 2.500 euros a una Navidad de Amazon
La letra pequeña de los contratos revela también una Navidad cada vez más parecida a un catálogo online. El Ayuntamiento de Forcall (Comunidad Valenciana) ha adjudicado la «decoración navideña para los establecimientos municipales» a Amazon Business EU, Sucursal en España: la Navidad municipal encargada directamente a través de la misma plataforma donde se compran cápsulas de café o papel de oficina y por casi 500 euros.
No todos los municipios gastan millones, los más modestos hacen sus compras como cualquier vecino para iluminar su balcón… en Amazon
En la competición por el impacto visual, muchos ayuntamientos han pasado del arco luminoso clásico a las estructuras gigantes. Graus (Huesca) alquila un abeto navideño únicamente para la Plaza Mayor o Berja (Almería) invierte en los elementos decorativos de un «poblado navideño» completo. El alumbrado deja de ser solo iluminación para convertirse en escenografía: espacios pensados para hacerse fotos, compartir en redes y reforzar la imagen de marca del municipio.
Al final, la pregunta de cuándo empieza la Navidad tiene una respuesta menos emocional de lo que parece. Empieza cuando cada ayuntamiento decide cuánto está dispuesto a gastar para encenderla. Y ese momento, cada año, llega un poco antes, con más luces, más contratos y más competencia por un lugar en el mapa navideño de España.