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Vladimir Gudelj: la historia del goleador de los Balcanes que se convirtió en un gallego más

Vladimir Gudelj aterrizó en Vigo a principios de los años 90 para jugar en el RC Celta. 30 años después, define Galicia como su casa, y tras su etapa de jugador ocupó diferentes cargos para convertirse en 2011 en el delegado del equipo

Jacobo Castro

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Algunas veces, los caminos están destinados a encontrarse. Historias que nacen en puntos opuestos y acaban juntándose con el paso del tiempo. Uno de los mejores casos de esta dinámica se puede ver día a día en el RC Celta de Vigo. Allí trabaja Vladimir Gudelj, un hombre nacido en Trebinje (Bosnia y Herzegovina) hace casi seis décadas que apareció por el norte de España hace 30 años como fichaje para la delantera y que, a día de hoy, se define como un gallego más.

Su historia con el Celta se puede definir como un amor a primera vista que se ha prolongado en el tiempo. Aterrizado en la ciudad olívica en 1991 desde el fútbol de su país, se ganó el cariño de la afición desde el primer momento con su sacrificio en el campo y, sobre todo, con sus goles. 114 tantos y ocho temporadas más tarde, puso fin a su etapa como futbolista, pero no como celtista. Y es que tras varios años alternando puestos dentro de la estructura del club, en 2011 se convirtió en delegado. Una posición que aún mantiene y que ostenta en uno de los años más importantes de la historia del conjunto gallego: el año del centenario.

Un “enamoramiento” inesperado

“Vlado”, como se le conoce en Vigo, nunca pensó que fichar por el Celta cambiaría su vida para siempre. De hecho, en un primer momento, vio su llegada en 1991 como una etapa más de su carrera. “Lo cierto es que cuando llegué no pensaba quedarme tanto tiempo. Cuando firmé, mi idea era estar aquí unos años, quizá renovar mi contrato una vez y después volverme para Bosnia”, declara.

Quizá fue el destino, o simplemente una casualidad, pero la guerra que se desencadenó en los Balcanes durante la década de los 90, le hizo prolongar su estancia en Galicia. “Aquello me impedía regresar, así que seguí aquí algunos años más. Eso me hizo cogerle mucho cariño al club y a su gente, y parece que ellos me lo cogieron a mí también”, cuenta.

Un inicio espectacular

Poco conocía Gudelj de la liga española cuando llegó a España, aunque reconoce que sus primeros días no fueron muy diferentes a lo que había vivido hasta el momento en su carrera futbolística. “La verdad que puede sonar precipitado, pero el fichaje se cerró en tres días. Fue algo rápido. Cuando llegué, me desplacé hasta Manzaneda (provincia de Ourense) y empecé la pretemporada. En eso no fue muy diferente a cualquier otro equipo”, destaca. 

Su primer año en el campeonato español fue inolvidable. El Celta militaba en la categoría de plata, y consiguió el ascenso en la campaña 1991/92 con Gudelj como estrella, marcando 27 tantos en la temporada (trece en los primeros diez partidos) y convirtiéndose en un referente para la afición viguesa. Una vez en la máxima categoría, el bosnio pudo seguir experimentando lo que hace diferente al fútbol de LaLiga. “Lo que más me gustó fue la competitividad que había en España. Los derbis gallegos, los partidos contra los equipos de Asturias… esos partidos entre conjuntos humildes. Me encantaba lo competidos que estaban. Además, la afición exigía y nosotros tratábamos de cumplir”, comenta. 

Los inicios en LaLiga Santander fueron complicados, como recuerda Gudelj, pero el equipo empezó pronto su escalada hacia retos importantes. “Las dos temporadas siguientes a subir peleamos por no descender, pero después empezamos a darnos cuenta de que podíamos competir con cualquiera y el equipo comenzó a crecer”, recuerda.

Una época inolvidable

Vladimir no esconde que su mejor época como futbolista la vivió en el Celta de Vigo. Una etapa de la que tiene grandes recuerdos, y que regresan a su mente cuando le enseñamos una foto de sus años como jugador junto a sus compañeros. “Esta foto me recuerda muchas cosas bonitas. No solo de los partidos, sino de las semanas. Éramos una gran familia. Estamos todos orgullosos de lo que conseguimos como equipo y de lo que hicieron algunos compañeros después, que se marcharon a diferentes equipos de LaLiga. Lo que más destacaba de este vestuario era el compañerismo”, afirma. 

Y es que ese Celta con el que subió a la máxima categoría pasó de luchar por el descenso a alcanzar cotas más altas en pocos años. “No me puedo olvidar de la lucha por no bajar que tuvimos durante muchos años, pero recuerdo también las temporadas que acabamos entre los seis primeros en LaLiga Santander y nos clasificamos para competición europea. Hacía mucho que el club no lo conseguía. Por otro lado, esos partidos contra Real Madrid o FC Barcelona son también algo de lo que siempre me acordaré”, relata. 

Tras su paso por el Celta, Gudelj jugó un par de temporadas en la SD Compostela, en la categoría de plata, para dejar el fútbol en 2001. Después de más de dos décadas retirado, sigue hablando del deporte rey como algo maravilloso. “Este deporte me enseñó que es universal. Cuando sales al campo, da igual en qué país juegues, siempre quieres demostrar tu valía. Además, gracias a la afición intentas disfrutar y complacer a esa gente que te apoya. Gracias al fútbol he vivido unos años espectaculares, tanto en mi tiempo de futbolista como ahora. A mi edad sigo disfrutando, y eso es lo más importante”, reconoce.

Dejar el fútbol pero seguir a pie de césped

En el año 2011, Gudelj volvió a los terrenos de juego con el Celta. No lo hizo como jugador ni tampoco como entrenador, como es habitual, sino que encontró una posición que jamás pensó que ocuparía. “Había tenido diferentes puestos en el club, como relaciones públicas u ojeador. Un día me dicen que en el siguiente partido iba a ser delegado. Fue algo muy rápido y tuve que adaptarme. Al principio me costó un poco porque es un trabajo con mucha responsabilidad”, dice.

El bosnio reconoce que este nuevo puesto le hizo cambiar su percepción sobre todo lo que hay en el fútbol. “Me sirvió para ver el fútbol de otra forma. Por un lado, ver a los futbolistas desde fuera, ver cómo se centran en el partido. Y por otro, conocer todo lo que hay en el club más allá del propio juego, temas de comunicación o institucional, que de jugador no conocía”, comenta.

Un gran cariño por su gente

Vladimir solo puede tener buenas palabras sobre la afición del Celta, a la que empezó a idolatrar ya en sus años de futbolista. “Mis mejores recuerdos son en el campo, pero también en la calle. Sentir el cariño y el respeto de la afición, es algo difícil de explicar con palabras. Este tipo de cosas solo las puede vivir un deportista, y creo que especialmente aquí en LaLiga”, asegura.

A día de hoy, sigue admirando a una hinchada a la que define, sobre todo, como fiel. “La afición del Celta es la mejor, en mi opinión. Ha habido momentos complicados, y ahora que vamos a hacer 100 años tenemos que valorar el apoyo de la gente incluso en los malos momentos. Aunque perdamos partidos y se enfaden, sabemos que van a volver al campo a apoyarnos. Para ellos representamos a la ciudad, y es algo muy importante. Quizá no somos tantos como en otros lugares, pero siempre con ganas de apoyar al equipo. En eso creo que no nos gana nadie. Y creo que es algo que se está trasladando de generación en generación”, afirma.

Ese cariño de la afición le ha llevado no solo a sentirse un celtista más, sino a sentir a Galicia como su propia tierra. “Galicia se metió por debajo de mi piel. Para mí es todo, mis hijas nacieron aquí, tengo mis amigos y mi vida. Es mi casa y no puedo pedirle nada más. Galicia es lo mejor”, sentencia.

Seguir creciendo el año del centenario

Con el lema “100 anos de afouteza e corazón”, el RC Celta afronta su centenario cumpleaños con la intención de continuar haciendo grande un proyecto que lleva más una década en LaLiga Santander de manera ininterrumpida. “Tenemos un proyecto que ya tiene años, y que se basa en conseguir más recursos para nuestro primer equipo, para que sea capaz de competir con los grandes. Estamos haciendo unas nuevas instalaciones y creo que esto nos va a ayudar, que va a ser muy importante”, afirma. 

A nadie se le escapa que el conjunto gallego apuesta decididamente por la cantera. Jugadores como Gabri Veiga, Iago Aspas o Hugo Mallo, representan esa apuesta. Para Gudelj, es muy importante transmitir a los jóvenes que vienen de abajo los valores que tiene el club olívico. “Capacidad de sufrimiento, enseñar que a pesar de las dificultades hay que ir para adelante, el trabajo, y el respeto a todo lo que nos rodea” destaca. Unos valores que él mostró como jugador, y que intenta transmitir día a día desde su posición de delegado.

Un centenario inolvidable

El Celta de Vigo tiene para su centenario una programación única y diferente, a la altura de los 100 primeros años de historia del club. Su objetivo es homenajear a todas las personas que apostaron por la creación del club, además de los jugadores que lo hicieron grande y los aficionados que lo acompañaron durante este primer siglo de existencia.

Con diversos actos este año 2023 y en parte del 2024, los vigueses buscan recordar momentos históricos, como gestas y grandes alegrías. Además, por otro lado, no solo mirará para para atrás, sino también para delante, poniendo en valor el gran trabajo de cantera realizado y la ilusión de un futuro que se presupone prometedor.

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