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Joaquina Dueñas
Domingo, 29 de septiembre 2024, 14:00
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La catedral de Jerez de la Frontera ha sido el escenario de una boda inolvidable: la de la diseñadora Ana Cristina Portillo, hija pequeña de Sandra Domecq y hermana de Alejandra, Claudia y Eugenia Osborne, y el ingeniero Santiago Camacho. Tras siete años de noviazgo, la pareja selló su amor frente a sus invitados en una ceremonia que ha marcado el inicio de la temporada de bodas otoñales en España.
La novia brilló por su deslumbrante vestido de inspiración griega diseñado por Jorge Acuña y contó en todo momento con el apoyo incondicional de sus hermanas mayores, hijas del conocido presentador Bertín Osborne. Estas no solo acompañaron a la novia durante la ceremonia, sino que también lucieron vestidos confeccionados con telas diseñadas por la propia Ana Cristina, quien dejó su carrera como ejecutiva para dedicarse al mundo del diseño textil. Todo un detalle que simboliza la estrecha unión entre las hermanas.
La llegada de la novia, del brazo de su padre, el empresario Fernando Portillo, fue uno de los momentos más emotivos de la mañana. Vestida con un elegante traje de muselina de seda, que incluía una capa larga que caía desde los hombros, Ana Cristina optó por un estilismo sencillo y natural que dejó todo el protagonismo a su vestido. Complementó su look con unos pendientes de diamantes de Rabat Diamonds y zapatos plateados de Stuart Weitzman, mientras que su ramo, compuesto exclusivamente de dalias blancas, aportó un aire bohemio a su imagen.
Por supuesto, las hermanas Osborne también tuvieron un gran protagonismo con sus estilismos de invitadas. Alejandra, la mayor, eligió un vestido ocre con estampado de dientes de león y un original escote, mientras que Eugenia optó por un corte más clásico con un vestido asimétrico de jazmines. Por su parte, Claudia apostó por un diseño en tonos verdes y azules con estampado de granadas. Cada una de ellas personalizó las creaciones de Ana Cristina, demostrando el talento de su hermana menor y rindiéndole un homenaje con su estilo único.
Entre los invitados, además de los familiares, personalidades del mundo empresarial y social, amigos cercanos de las familias Domecq y Osborne.
La ceremonia, oficiada por un párroco con «mucho arte», según describió Alejandra Osborne a los medios, fue sencilla pero cargada de simbolismo. Durante la misa, solo se realizó una lectura, a cargo de Claudia, en un gesto que reflejó una vez más la unidad familiar. Tras el intercambio de alianzas, los recién casados salieron de la catedral bajo una lluvia de aplausos y pétalos y pusieron rumbo a la finca Santiago, donde tuvo lugar la celebración.
La finca, un lugar icónico para la familia Domecq-Williams, no solo fue testigo de los banquetes de boda de las hermanas mayores, sino que también alberga innumerables recuerdos familiares. Situada a las afueras de Jerez, esta propiedad cargada de historia fue el escenario perfecto para una celebración llena de amor y recuerdos, en la que los novios y sus invitados disfrutaron de una velada inolvidable.
A quien no se vio por la catedral jerezana fue a Bertín Osborne, que guarda muy buena relación con la hermana pequeña de sus hijas. A este respecto, Alejandra Osborne aclaró a los medios que cubrían el enlace que el cantante tenía previsto asistir directamente al convite. Con esa decisión no solo consiguió esquivar a la prensa, sino que logró que Ana Cristina y, por extensión, sus hermanas, acapararan todo el protagonismo en este día tan especial.
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