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Olatz Hernández y Alberto Gómez
Jueves, 23 de marzo 2023, 12:45
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitará China la próxima semana. El viaje se prolongará durante los días 30 y 31 de marzo a petición del presidente de la potencia asiática, Xi Jinping, quien hizo oficial la invitación pocas horas después de regresar de Moscú, donde ha escenificado el comienzo de una ofensiva diplomática para poner fin a la guerra de Ucrania a partir de la propuesta que preconiza y que despierta recelos en la comunidad internacional. El encuentro de Xi con el presidente español se produce, por tanto, en un contexto de interés para las aspiraciones de explorar una vía de paz.
Sánchez avanzó ayer desde Bruselas, donde se reunió con el primer ministro belga, Alexander De Croo, que se centrará en conocer «de primera mano» la posición china en el conflicto. El presidente sí se reafirmó, no obstante, en la que viene siendo su posición hasta ahora: que deben ser los ucranianos quienes «establezcan las condiciones» de este proceso en consonancia con los principios de Naciones Unidas.
Sánchez se ha alineado con la OTAN desde el inicio de la invasión rusa, hasta el punto de enfrentarse a sus socios de gobierno de Unidas Podemos con el envío de material militar a Kiev, aunque ha constatado, al tiempo, que China es el país que más influencia puede ejercer sobre Vladímir Putin para conseguir un alto el fuego. La Moncloa confía en que, con la presidencia europea a la vuelta de la esquina, Xi Jinping ofrezca a Sánchez detalles sobre su propuesta de paz. Pero el final de la guerra, que acaba de cumplir un año, no parece cercano. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, condiciona cualquier acuerdo a la recuperación de todo el terreno de Ucrania, incluida Crimea, como también defiende el presidente español.
China, sin embargo, sigue siendo un balón de oxígeno para Moscú, contrarrestando la estrategia aislante de la Unión Europea, Estados Unidos y los países aliados. Xi tampoco ha puesto sobre la mesa la retirada de las tropas rusas, que para Kiev resulta un punto de partida irrenunciable para el comienzo de unas eventuales negociaciones de paz. Pero la participación en el más mínimo avance resultaría una apetecible medalla. Antes de que Sánchez intente mediar entre China y Ucrania la próxima semana ya lo hicieron sus homólogos en Francia, Emmanuel Macron, y en Alemania, Olaf Scholz.
La invitación, en cualquier caso, supone un espaldarazo para Sánchez, cada vez más volcado en su agenda exterior. Su desayuno con el primer ministro belga este jueves, en plena cumbre en Bruselas, se enmarca en la gira de encuentros que está manteniendo con el resto de líderes europeos como preparación de la presidencia española por turno de la UE, que comenzará el 1 de julio. Desde allí viajará a Santo Domingo para asistir a la Cumbre Iberoamericana. Luego está previsto que regrese a España, donde le espera aún la crisis de Gobierno por la que tendrá que sustituir a las dos ministras que son candidatas electorales, Carolina Darias (Sanidad) y Reyes Maroto (Industria). Y su siguiente destino será Pekín.
La apretada agenda internacional de Sánchez provocará que se salte las dos siguientes sesiones de control, la del Congreso el miércoles y la del Senado el martes. En esta última iba a verse las caras por primera vez con Alberto Núñez Feijóo tras la fallida moción de censura propuesta por Vox. El presidente del PP, ayer también en Bruselas, restó importancia a la visita de Sánchez a Pekín: «No tiene nada de anormal, lo sorprendente sería que no le invitaran». Y recordó que Mariano Rajoy «ya visitó a Xi cuando presidía el Ejecutivo», en 2017.
El Gobierno de China vinculó ayer la invitación a la fluidez de las relaciones y la «buena comunicación» que existe con España. «Es un vínculo que ha gozado de un crecimiento sostenido, firme y constante», explicó durante una rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Wang Wenbin, que destacó que Xi Jinping, y Sánchez mantienen una «buena comunicación», aunque por el momento la superpotencia asiática no ha dado más detalles sobre esta visita, filtrada por el Ejecutivo español.
Al margen de la guerra, España y China tienen varios asuntos pendientes sobre la mesa. La industria del coche eléctrico, la colaboración tecnológica y el turismo constituyen algunos de los temas que previsiblemente Sánchez abordará en su visita. Más polémico resulta el real decreto aprobado por el Gobierno hace un año para garantizar la seguridad de las redes de 5G, la quinta generación de comunicaciones electrónicas. La nueva ley daba un plazo de tres meses para fijar un listado de proveedores de alto riesgo, una especie de lista negra con empresas que serían vetadas en esta nueva red. El procedimiento ha sido aplazado para evitar un choque.
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