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María Estévez
Los Ángeles
Miércoles, 1 de marzo 2023, 19:17
Hugh Jackman (Sídney, Australia, 54 años) interpreta a un padre distante que intenta reencontrarse con su hijo adolescente en la adaptación a la gran pantalla de la obra teatral de Florian Zeller, 'El hijo', un drama familiar sobre padres divorciados que luchan por entender la depresión de su vástago adolescente. El actor buscó una copia de la obra antes de decidirse a interpretar a Peter Miller, un abogado de éxito que está a punto de lograr un gran trabajo y que lleva una vida de ensueño junto a Beth (Vanessa Kirby) y su hijo pequeño.
Todo cambia cuando su exesposa (Laura Dern) aparece en su puerta sin previo aviso y pide ayuda para el adolescente que tienen en común. Nicholas ha estado faltando a la escuela, se autolesiona y está deprimido. Peter decide llevarlo a su casa en un intento de brindarle el tipo de amor y orientación que nunca sintió haber recibido de su propio padre, al que da vida Anthony Hopkins.
-¿Por qué decidió rodar esta película teniendo dos hijos adolescentes?
-Cuando había leído un tercio de la obra, mi instinto me decía: tengo que hacer esto. Luego, envié un correo electrónico a Zeller presentándome para el papel. Le dije que si tenía otro actor en mente, se olvidara de mí, pero que si no era así, yo quería hacer el papel. Poco después nos encontramos y hablamos íntimamente sobre nuestras vidas, nuestras curiosidades personales, nuestras vidas profesionales, nuestras esperanzas y nuestros sueños artísticos. Y creo que se le ocurrió que, en ese momento de mi vida, yo estaba preparado para asumir un papel como este.
-¿En qué momento de su vida estaba?
-Al salir de la pandemia, tuve mucho tiempo para reflexionar y digerir mi propia educación. Y, obviamente, pasé mucho tiempo con mi familia. Leí este guion y resonó en mí la idea de que los traumas se transmiten sin saberlo de generación en generación, que atraviesan a la familia como un reguero de pólvora. Y la capacidad real de detenerse y levantar las manos ante ese destructor incendio es monumental. Se necesita un gran valor, mucha sabiduría y algo de ayuda. Porque, de lo contrario, inconscientemente te encuentras siendo el puente entre ese trauma que se transmite.
-¿Fue difícil para usted rodar la película?
-Estaba aterrorizado porque no anticipé lo que iba a sentir. Mi padre falleció durante el rodaje de y quedé sumido en una gran tristeza. Me apoyé en mi director, en los otros actores y el resto del equipo. Fue emocionalmente difícil porque me dejé llevar por el personaje. Constantemente pensaba en mi padre, en sus preocupaciones durante mis años adolescentes. Hubo momentos en los que necesité la ayuda de psiquiatras porque la filmación desencadenó ciertos traumas del pasado. Tras la muerte de mi padre, empecé a llevar un diario que aún sigo escribiendo. En las páginas de ese diario no narro lo que viví con el personaje, sino lo que significó para mí trabajar en un papel que me sobrepasó. Creo que sigue viviendo a través de mí. Todavía le estoy dando sentido al rodaje, sobre todo ahora que me veo obligado a hablar de todo esto durante la promoción. Las entrevistas se han convertido en una terapia, porque al escucharme veo las cosas más claras.
-¿Se arrepiente de haber rodado esta película?
-Fue la mejor decisión que he tomado. La considero el viaje más fructífero que he vivido con un personaje. La película se rodó durante la mayor crisis de la pandemia, en momentos angustiosos para la salud mental de todo el planeta, fue especialmente difícil para los adolescentes. Creo que hablar de la salud mental es aterrador ya que te sientes impotente, te sientes solo por la vergüenza y la culpa. Todos anhelamos sentirnos parte de nuestra comunidad y creo que es importante hablar mucho más sobre la salud mental.
-¿Cómo consiguió tranquilidad durante el rodaje?
-Para mí era más importante ser sincero emocionalmente que tratar de moderar o presentarse de cierta manera. Este filme ha sido la culminación de un volcán en ebullición que yo guardaba dentro. Ahora los sentimientos han salido y no los puedo detener. Sin duda, este ha sido el personaje más genuino que he encarnado. No ha sido cómodo ni fácil, pero he llegado donde tenía que llegar superando muchos de mis miedos.
-¿Ha cambiado como padre después de filmar esta película?
-Sí. Me ha hecho ser más abierto, más conectado a mis hijos. Intento ahora comunicarme y compartir con ellos mucho más. Les explico lo que me está pasando para que sepan lo que hago y cómo me encuentro. Como padre intento ser menos distante. Creo que la idea de hablar con ellos es importante, no solo porque eres el padre, sino porque eres su ejemplo. Ellos aprenden de tu comportamiento. Es una sensación aterradora recibir la llamada de tu instinto, que te diga que no lo estás haciendo bien. Como actor rara vez entiendes esa parte de tu vida que escondes a los personajes.
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