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Episodio 10

Pulmones de hielo

Celestino era soldador de una empresa ferroviaria en el País Vasco. Cuando murió, el diagnóstico apuntaba a un culpable: el tabaco. Pero su familia desconfiaba del veredicto, plantaron batalla. La prueba final llegó del otro lado de la vida

Miércoles, 19 de abril 2023, 16:46

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Un trabajador metalúrgico denunció que su dolencia, como la de muchos otros, tenía que ver con el amianto. Demostrarlo costó denuncias, investigaciones y juicios. Al final, los pulmones enfermos de Celestino, después de muerto, fueron la clave. Desde entonces la percepción de su enfermedad y de casos similares cambió para siempre.

Créditos

  • Una historia de Daniel Soriazu e Iraitz Vázquez

  • Producida por Daniel Soriazu

  • Ilustración de Alicia Caboblanco

  • Edición y coordinación de Andrea Morán

  • Producción sonora de Rodrigo Ortíz de Zárate

  • Narración y dirección de José Ángel Esteban

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Transcripción

Episodio 10

Pulmones de hielo

Fuera del Radar
Pulmones de hielo
José Ángel Esteban: ¿Qué tal? Bienvenidas y bienvenidos a nuestras historias. Muchos de los trenes que circulan por España y parte del mundo están fabricados por la multinacional guipuzcoana CAF. Es una de las puntas de lanza de la industria vasca.
En sus plantas de las localidades de Irun y Beasain la actividad no para. Allí se hacen trenes… Las grúas mueven hierros y placas; las máquinas cortan y dan forma a las piezas antes de ensamblarlas.
En el proceso de construir un solo vagón están implicados decenas de trabajadores. Solo en esta provincia, más de 3.000 personas trabajan en CAF. Celestino Tolosa, el protagonista de este episodio, fue uno de ellos.
Otsanda Tolosa: Soldaba trenes averiados en Irún y luego en Beasain tenía también otro tipo de trabajo, pero siempre relacionado con la soldadura.
JAE: Esta es Otsanda, su hija. Celestino se incorporó a la planta de Irún en 1973 y se quedó hasta 1999, 26 años dedicados a la empresa. Su rutina laboral se desarrollaba bajo el calor del soplete. Aquel era un buen puesto y CAF era una empresa pujante. Pero mientras unía las piezas que forman la estructura del tren, Celestino empezó a sentirse enfermo.
OT: Sí, yo recuerdo a mi padre encamado con momentos muy duros de fiebre y luego llega esa fiebre y esa enfermedad se fue derivando a una fatiga de falta de oxígeno y mucha fatiga.
JAE: En la década de los 80, empieza a encontrarse mal. Sus pulmones no funcionaban bien y le afectaba a su vida diaria. Cada año que pasaba, el problema se iba agravando.
OT: Me acuerdo que consultamos con gente, profesionales privados, a ver si nos daban otra opinión. Nunca nadie supo decirnos qué es lo que le pasaba.
JAE: Los médicos le decían que la enfermedad pulmonar que sufría era de origen desconocido. En aquel entonces no había manera de dar con la causa. Y la respuesta más fácil era el tabaco.
OT: Entonces lo único que concordaba con esos síntomas, además había sido fumador, entonces lo achacaban un poco eso.
JAE: Pero Celestino estaba convencido de que el origen era otro. Algo que había respirado durante sus años de trabajo como soldador. Tenía la certeza, aunque nunca lo pudo demostrar.
OT: Mi padre muchas veces solía comentar en casa «estamos tragando algo en la fábrica que no nos están diciendo y que nos está perjudicando». Él nunca llegó a saber que era el amianto.
JAE: El amianto. También conocido como asbesto. Un material duradero y resistente al calor y al fuego. Durante años se ha usado en la construcción, la automoción, el sector naval, el ferroviario….
OT: Esto no es normal, porque esas fiebres tan fuertes, no se terminaba de creer...
JAE: Ahora se sabe que la exposición prolongada a las fibras de amianto deja una huella imborrable en el sistema respiratorio, con secuelas como cáncer de pulmón, cáncer de pleura o asbestosis que provocan una muerte inevitable. El asesino invisible, lo llaman. Se calcula que en España mueren 300 personas al año por enfermedades derivadas del amianto. En Europa, 88.000.
OT: Todavía el tema del amianto estaba empezando, no había una prueba específica que le hicieran a él para ver si sus pulmones estaban llenos de amianto. Ni se barajaba la posibilidad.
JAE: En 2002 se prohibió el uso de amianto por sus efectos nocivos y mortales. Una medida que llegó tarde para Celestino. Para entonces ya estaba muy mal.
OT: Y ya entró en la UCI y ya en 10 días ya no salió.
JAE: Murió en 2008 con un diagnóstico médico que indicaba una EPOC, una enfermedad pulmonar obstructiva. En el informe médico, nada de amianto, nada que vinculase la enfermedad a los años en CAF. Otsanda y su madre Kontxi fueron las encargadas de demostrar la verdad que defendía su padre. Un camino largo y lleno de obstáculos, con un proceso judicial que se prolongó durante varios años. Y enfrente, una gran empresa que negaba los hechos. No estuvieron solas. Incluso fallecido, Celestino las acompañó y guió gracias a una decisión vital que tomó antes de morir.
CABECERA
JAE: Estamos en Irún, a inicio de los años 70. Celestino se traslada a esta localidad de Gipuzkoa, en la frontera con Francia y allí empieza su carrera como soldador y también comienza esta historia. La sigue contando Daniel Soriazu.
Daniel Soriazu: En Irún Celestino y Kontxi encuentran la estabilidad económica. Él trabajando en CAF y ella como profesora en una guardería infantil. Forman una familia y nace Otsanda, su única hija. A los 43 años y cuando echa la vista atrás, Otsanda recuerda una infancia feliz junto a sus padres.
OT: Recuerdo a mi padre siempre muy familiar conmigo. Siempre ha sido muy cercano y muy afectivo. Yo recuerdo siempre de pequeña puesta encima de sus hombros.
DS: Algunos de esos sitios son manifestaciones o concentraciones sindicales. Desde pequeña Otsanda vive de cerca ese espíritu reivindicativo.
OT: Recuerdo una infancia siempre alrededor de gente y alrededor de reivindicaciones y movimientos ciudadanos. Siempre pues muy activo.
DS: Llevan una vida sencilla, feliz. Y en los años 80 Celestino se traslada a la planta de CAF en Beasain, a unos 50 kilómetros de Irún. Es entonces cuando los primeros problemas de salud empiezan a asomar en su cuerpo, como cansancio y dificultad para respirar. Esta es una de las razones por las que, en los años una década después, Celestino vuelve a pedir el traslado a Irún, a un puesto más tranquilo, menos exigente físicamente.
OT: Más lectura de planos y más de oficina, que no tanto de taller.
DS: Pero el problema se agrava. Poco más que una adolescente, Otsanda aprende a convivir con la enfermedad de su padre.
OT: Al principio era una fatiga al subir una cuesta o unas escaleras, pero que se podía llevar bastante bien, y poco a poco eso fue evolucionando.
DS: Toca decir adiós a la vida social y a la diversión, a las escapadas…
OT: Desde bien joven, a hacer turnos hospitalarios y mucha responsabilidad que como consecuencia he tenido durante toda mi vida.
DS: A su padre cada vez le cuesta más hacer vida normal: caminar sin agotarse a los pocos pasos, hacer un viaje con la familia, quedar con amigos, incluso levantarse de la cama.
OT: Esa fatiga fue a más y empezó a usar oxígeno en casa por las noches y luego ya pasó a las 24 horas.
DS: La enfermedad pulmonar de Celestino, cada vez más grave, tiene mal pronóstico. Los médicos intentan buscar la causa, poner nombre y apellido a lo que le está matando lentamente. Pero no tienen una respuesta.
OT: Nunca nadie supo decirnos qué es lo que le pasaba. En esa época todavía el tema del amianto estaba empezando, no había una prueba específica que le hicieran a él para ver si sus pulmones estaban llenos de amianto.
DS: En esta época el amianto no se baraja ni en el ámbito laboral ni en el sanitario.
OT: Lo único que concordaba con esos síntomas además había sido fumador… Entonces lo achacaban un poco a eso.
DS: El tabaco parecía el gran culpable. A comienzo de los 2000 la salud de Celestino es ya muy delicada.
OT: Con unas neumonías muy al límite... Y en muchos de los casos los médicos nos decían «no sabemos si va a salir o no».
DS: En 2006, en el hospital del Bidasoa, en Irún, llega la peor de las noticias: no hay nada que hacer, la muerte es inevitable.
OT: Ahí fue un palo para nosotras y para él también.
DS: Pero cuando todo parecía perdido, surge un rayito de esperanza.
OT: En el Hospital de Valdecilla, en Santander, le hicieron una valoración y ahí decidieron que le iban a dar una oportunidad y entonces entró en listas en el año 2006.
DS: A los 63 años, Celestino entra en lista de espera para un trasplante bipulmonar. Los médicos tienen miedo de que no aguante lo suficiente, pero la oportunidad -un donante, unos pulmones- llega ese mismo año, en 2006.
OT: Recuerdo que íbamos en la ambulancia y nos íbamos enterando de que en el mismo momento que nosotros íbamos para Santander el trasplante iba en helicóptero desde Barcelona.
DS: La operación es muy arriesgada. Celestino está varias horas en quirófano… Fuera, esperan su hija y su mujer Kontxi. Pero ganan tiempo. Un regalo.
OT: Durante unos meses, ocho meses o así, vivimos como un sueño porque empezó a recuperar, a respirar por sí solo, sin oxígeno.
DS: Celestino mejoró. Empezó a caminar sin fatigarse, a sentir que su problema pulmonar era cosa del pasado…
OT: Fue como un subidón de decir «guau, ¡qué fuerte!»
DS: A disfrutar de cada día..,
OT: Hubo unos momentos que fueron muy bonitos, muy bonitos.
DS: Pero, antes de que pasara un año, el cuerpo de Celestino empezó a rechazar los pulmones que le habían trasplantado y volvió a caer enfermo.
OT: Empezaron a salir mal los valores de las analíticas, empezó a complicarse todo y ya nos empezaron a decir que tenía un pequeño rechazo al principio, pero ese pequeño rechazo enseguida ya se volvió crónico y además agudo.
DS: Resistió lo que pudo… Lo suficiente para disfrutar de su primer nieto, Unax, y conocer al segundo, Ohian, que estaba a punto de nacer.
OT: Salió del hospital, nació Ohian, conoció a Ohian. Aguantó dos meses más y al tercer mes de nacer Ohian volvió a ponerse muy mal, lo ingresaron y ya entró en la UCI y ya en 10 días...
DS: Celestino murió en 2008…
OT: Y el final fue muy duro. Fue muy duro porque al final le faltó el aire y esa muerte fue muy dura así.
DS: Aún así, Otsanda da gracias por ese tiempo extra que le concedió la vida.
OT: Lo que duró, pues fue un regalo para él y para nosotras porque pudo disfrutar de su nieto el mayor, conoció al pequeño y eso fue un regalo.
DS: Había muerto por una enfermedad pulmonar provocada por el tabaco. Así lo creían los médicos, así lo entendió la familia. Pero él no estaba de acuerdo. En sus últimos años, Celestino había dejado dudas sembradas … ¿Y si su enfermedad no estaba causada por el tabaco? ¿Y si había estado expuesto a alguna sustancia dañina en las fábricas…? Y con las dudas, una sorpresa, que la familia descubriría años después.
[Noticias radiofónicas]
OT: Nosotros vamos oyendo casos de compañeros de la CAF que están teniendo enfermedades relacionadas al amianto, incluso su encargado de sección falleció.
DS: Demasiados casos como para ser una coincidencia. Son noticias que implican a CAF, pero también a otras empresas industriales. En Euskadi y en otros puntos de España...
OT: Siempre teníamos esa historia de «jo, igual el aita, igual el aita…» pero nunca nos animamos a hacer nada porque estábamos en otras cosas y tampoco veíamos que podíamos hacer nada.
DS: En este momento han pasado nueve años desde la muerte de Celestino...
OT: Y ya teníamos fuerza y habían pasado unos años, el duelo ya había terminado o por lo menos estábamos un poco mejor.
DS: Antes, la simple idea de remover el pasado suponía reabrir recuerdos dolorosos, unas heridas que había costado que cicatrizaran. Pero la posibilidad de hacer justicia por Celestino pudo más.
OT: Ahí hablamos la ama y yo y decimos «venga, vamos a empezar a ver qué es lo que podemos mover y cómo lo podemos hacer».
DS: Otsanda y Kontxi deciden investigar. Necesitan saber si lo que decían los antiguos compañeros de su padre es cierto, si el amianto era culpable. Pero una vez muerto, ¿cómo demostrarlo?
OT: Porque no teníamos ni idea además de por dónde empezar.
DS: El primer paso que dan es contactar con Jesús Uzkudun.
[Intervención informativa de Jesús Uzkudun]
OT: Jesús Uzcudun era muy conocido para mis padres en el tema sindical.
Jesús había sido responsable de Salud Laboral de Comisiones Obreras. En esta época era, además, activista y portavoz de Asviamie, la Asociación de víctimas del amianto en Euskadi. Y había conocido a Celestino:
OT: Y nos dice que estaba seguro de que había trabajado con el amianto y que había estado expuesto al amianto, pero que eso solamente nos servía, que teníamos que demostrar que eso había sido así.
DS: Celestino había estado en la misma sección que otros trabajadores afectados por el amianto. Pero necesitan más:
OT: Eso no era suficiente. Teníamos que demostrar con pruebas reales de que mi padre estaba contaminado con amianto. Entonces ahí empieza un poco la cruzada.
DS: Primero, los informes médicos del servicio vasco de salud y del hospital de Valdecilla, donde habían aprobado el trasplante a Celestino.
OT: Igual cuando le quitaron los pulmones, igual vieron algo, hicieron algo, igual tienen recogido algún informe…
DS: Nada. Solo disnea, fiebre. El origen de la enfermedad pulmonar se queda sin determinar. Nada de amianto. En Santander, surgió una pista:
OT: Mandamos a todo el equipo un mismo e-mail a diferentes direcciones y una de las neumóloga nos respondió diciendo que ella se acordaba de mi padre.
DS: Cómo no acordarse de alguien como Celestino.
OT: Tenía muy buen recuerdo de mi padre, porque mi padre tallaba madera, hacía cosas de madera y así. A la neumóloga le había regalado un detalle que tenía en su consulta y siempre se acordaba de él.
DS: Otsanda le cuenta a la doctora lo que están buscando, lo que necesitan descubrir. Alguna prueba que ayude a demostrar que las sospechas de su padre, ahora también las de ellas, son fundadas.
OT: Entonces dijo «Bueno, a mí dejarme tiempo y voy a mirar la historia a ver si encuentro algo».
JAE: Y, lo encontró. Cuando Otsanda y su madre contactan con el hospital de Santander, no imaginan lo que iban a descubrir. Una sorpresa, el regalo que el propio Celestino había preparado años antes de morir.
PAUSA
JAE: Celestino Tolosa había muerto a causa de una enfermedad pulmonar. Por culpa del tabaco, creían… Lo decían los médicos y los informes, aunque él mismo y su familia sospechaban de otra causa: el amianto. La sustancia que Celestino respiró durante 26 años de trabajo en las fábricas de la empresa CAF, en Irún y Beasain.
A estas alturas ya es más que una intuición, más que un pálpito, pero Otsanda y su madre necesitan pruebas. Se les ocurre contactar con el hospital de Valdecilla, en Santander, donde Celestino había recibido el trasplante pulmonar. Y encuentran a la neumóloga que había tratado a Celestino. La respuesta que les da les pilla desprevenidas.
OT: En unas semanas nos llamó diciendo que en el laboratorio había muestras, había trozos de pulmón de mi padre. Entonces que él había pedido guardarlos y que todavía estaban allí.
JAE: Se quedan sin palabras.
OT: Era empezar a llorar y decir «qué fuerte», no sé, que mi padre tenga esa lucidez, que estén ahí todavía.
JAE: Celestino había ordenado congelar sus pulmones sin que ellas lo supieran. Se había adelantado al futuro. Y eso iba a dar un vuelco a la historia. Continúa contándola Daniel Soriazu:
DS: Gracias a la conservación de material orgánico, de los pulmones, Otsanda siente que una parte de Celestino sigue con ellas. Las acompaña para hacerle justicia.
OT: Es que eso era lo mágico, pensar «hay una parte de mi padre ahí» y la lucidez que tuvo él en ese momento de solicitar que se guardaran sus pulmones para la ciencia, para lo que fuese.
DS: Los pulmones son enviados a un laboratorio y tras el cotejo del tejido pulmonar, en septiembre de 2017, reciben los resultados: el informe microscópico revela que los pulmones tienen asbestosis. Están llenos de cicatrices provocadas por las fibras de amianto.
OT: Ahí conseguimos una prueba objetiva, porque en esos laboratorios dijeron que por centímetro cuadrado estaban repletos de amianto, pero repletos…
DS: Con esa prueba en la mano ya pueden emprender el camino judicial.
OT: Es viable y ya lo tenemos, ya lo tenemos. Y empieza el periplo judicial de tantos años.
DS: Aquella fue iba a ser la primera etapa de un duro viaje por los tribunales, mucho más de lo que esperaban. Tenían por delante cuatro largos años.
OT: Fuimos unas inconscientes en ese aspecto, porque si tú empiezas a pensar todo lo que te viene y lo sabes, pues quizás no sé si lo haces. Y llegamos hasta el final, sí.
DS: Para empezar, con el informe del laboratorio, el hospital de Valdecilla cambia el diagnóstico: Celestino no tenía una EPOC sino una asbestosis provocada por el amianto. Otsanda y su madre interponen una demanda contra la empresa. El primer juicio se celebra en el Juzgado de lo Social número 2 de San Sebastián.
OT: La CAF tiene un gabinete de abogados muy, muy potente, el cual está preparado para ir a por todas y arrasar.
DS: Y así fue. Una batalla.
OT: El discurso de ellos fue muy agresivo, decían que como mi padre en alguno de los informes aparecía como exfumador, se agarraron a eso. Decían que era una cosa muy extraña y muy rara que se modificara un diagnóstico después de haber fallecido.
DS: El juez da la razón CAF. No hay evidencias suficientes para la reclamación de Celestino.
OT: Eso sí que fue un momento muy duro, muy duro, muy duro. Nunca pensamos que el sistema nos echaría para atrás así.
DS: En el camino, a Kontxi, la madre, la diagnostica con ELA. Pero a pesar de sus problemas de salud, las dos deciden seguir adelante. El siguiente paso es recurrir al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco:
OT: La jueza da la razón al informe que presentamos. Entonces, determinar que mi padre murió por asbestosis.
DS: Pero…
OT: ¿Pero qué pasa? Que CAF recurre a esa sentencia.
DS: La última oportunidad era el Tribunal Supremo. Y allí sí, en el 2020, se determina que los pulmones decían la verdad. Que Celestino decía la verdad.
OT: Mi madre estaba sentada en ese sofá y cuando entré por la puerta mi madre me miró como diciendo «¿qué haces aquí? «Y empecé aquí a saltar en ese mismo sitio, «¡que hemos ganado, que hemos ganado!». Y bueno, mi madre llorando, yo llorando. Todo un circo.
DS: El esfuerzo había tenido su recompensa, aunque la batalla todavía no ha terminado.
OT:Ya tenemos la opción de pedir daños y perjuicios a la empresa CAF. Y ahí empieza otro proceso judicial.
DS: El caso de Celestino despierta mucha atención mediática en el País Vasco. El día del juicio hay una concentración frente al juzgado. Protestan contra la empresa.
OT: Se reúne un montón de gente, un montón de familiares, conocidos, sindicatos, partidos políticos…
DS: Han demandado a CAF por daños y perjuicios pero minutos antes de entrar a la sala suena el teléfono de la abogada de la familia:
OT: Y bueno, eran los de la CAF y querían negociar antes de entrar a juicio. Ellos ofrecían un dinero y no entrábamos a juicio.
DS: Un acuerdo económico para evitar ir a juicio. Las dudas inundan la cabeza de Otsanda.
OT: Mi madre en ese momento con la enfermedad estaba en un estado muy avanzado. Aunque ella no pudo ir al juicio, yo todo lo todo lo que he hecho lo hemos hecho juntas.
DS: Pide tiempo para hablarlo con su madre:
OT: A mi madre le quedaba muy poco tiempo de vida. Quizá quiera terminar el proceso aquí y yo voy a respetar en este caso la decisión de mi madre. O sea, lo tenía clarísimo.
DS: Y Kontxi, pese al agotamiento, no quiere dejar de pelear. Tal vez, la última batalla para hacer justicia en nombre de su marido.
OT: Entonces ya cuando mi madre me dijo eso a mí me dio una fuerza que dije «O sea, yo con esto voy a donde sea». Entonces colgué y le dije a Nuria «No, no negociamos».
DS: La empresa no se da por vencida…
OT: Subieron el importe de la cuantía. La condición era «tienes el dinero en tu cuenta, pero no hablas con los medios ni esto se queda aquí».
DS: Otsanda no accede.
OT: Nuria me decía por favor, piénsatelo bien, y yo ya tenía la fuerza de mi madre y dije yo «no, no. Seguimos hasta adelante, no negociamos».
DS: La empresa perdió, recurrió, dio marcha atrás y, al final, derrotada, asumió una indemnización de 133.665 euros. Una victoria para Otsanda. Pero agridulce.
OT: Mi madre fallece en octubre y hasta el año siguiente no sabemos que CAF al final retira el recurso y acepta la sentencia.
DS: Aunque ni su padre ni su madre hayan llegado hasta el final con ella, Otsanda nunca se ha sentido sola.
OT: En todo el momento mi madre y yo hemos sentido a mi padre. Y cuando no ha estado mi madre también, por supuesto, siempre están conmigo, siempre. Ahora también.
DS: Para ella sus padres siempre han un referente, desde aquellas primeras concentraciones y protestas a las que le llevaron siendo una niña... Y ahora también lo son para sus dos hijos, Unax y Ohian. Para ellos, sus aitonas, sus abuelos, son un ejemplo de lucha y de tenacidad.
OT: Les admiran un montón porque siempre les hemos contado todo lo que han hecho y lo que hemos hecho. Ellos han sido parte de esto también. Para ellos es un modelo a seguir.
DS: Y también son un ejemplo para muchas familias y víctimas del amianto.
OT: Todas las familias tenemos que pasar por un periplo judicial con unas empresas. Por suerte para nosotros la CAF existe, pero hay mucha gente luchando contra empresas que ya no existen. Hay mucha gente que no tiene fuerza para seguir.
DS: En todo este proceso le ha faltado más empatía o alguna palabra de perdón por parte de los responsables de CAF.
OT: Ninguno. Nadie. Solamente el contacto han sido los abogados.
JAE: A Otsanda le duele porque, al fin y al cabo, es la empresa por la que su padre dio la vida. Y cómo él, otros 84 empleados según datos del comité de empresa.
OT: Significa que al final no reconoce todo el daño que ha hecho y eso es tan importante para nosotros y para todas las víctimas. El no reconocer hechos probados que como víctimas necesitamos también ser reconocidos por parte de la empresa.
JAE: El perdón, el reconocimiento… Un paso indispensable para cualquier víctima. Gracias, Otsanda, y gracias Daniel Soriazu.
Ahora la batalla continúa. El debate se encuentra en el Congreso de los Diputados. Allí se discute un proyecto de ley que debe regular un fondo público de compensación para las víctimas del amianto. Se prevé destinar a este fondo 25 millones de euros. De momento, a día de hoy, el debate político no permite que el proyecto vea la luz.
Esta es una más de las historias de Fuera del Radar. Un podcast de periodismo narrativo que se mueve más allá de la noticia. Gracias por escuchar. Soy José Ángel Esteban, gracias por escuchar.
Esta historia ha sido escrita e investigada por Daniel Soriazu e Iraitz Vázquez. La edición en San Sebastián es de Daniel Soriazu.
Fuera del Radar es un podcast narrativo desarrollado por los periodistas de las cabeceras regionales del grupo Vocento. La edición y coordinación general es de Andrea Morán, la producción sonora de Rodrígo Ortiz de Zárate con la ayuda de Iñigo Marín Ciordia y la dirección y producción ejecutiva de José Ángel Esteban.