Emmanuelle Charpentier, nueva 'honoris causa' por la USAL: «Estoy muy agradecida»

Ganadora del galardón en 2020, la científica francesa invita a la Unión Europa a no seguir en esa dirección y señala sus recortes económicos en investigación «desde hace varios años»

Jueves, 23 de octubre 2025, 14:00

La Premio Nobel de Química 2020, Emmanuelle Charpentier, que será mañana investida como doctora honoris causa por la Universidad de Salamanca, localizó en Estados Unidos el peligro que supone que, desde su punto de vista, se esté «perdiendo la confianza en la ciencia». En este sentido, la científica francesa invitó a la Unión Europa a no seguir en esa dirección, algo que definió como su propia lucha y la de sus colegas de profesión a este lado del Atlántico, y señaló sus recortes económicos en investigación «desde hace varios años».

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Charpentier, quien impartió hoy un seminario científico en el salón de actos del Edificio Dioscórides en el campus Miguel de Unamuno, incluido en el programa de actividades asociado al 25 aniversario de la fundación del Centro de Investigación del Cáncer, se mostró «feliz», en declaraciones recogidas por Ical, por su nombramiento mañana como doctora 'honoris causa' por la Universidad de Salamanca, «una de las más antiguas de Europa y donde se fraguó un núcleo de pensamiento independiente hace muchísimos años»

Cabe recordar que el Claustro de Doctores aprobó el pasado 20 de enero, por 263 votos a favor y solo dos en contra, el doctorado honoris causa a Charpentier, una vez que la candidatura presentada por el CIC fuera respaldada por en la sesión del Consejo de Gobierno de noviembre de 2024. «Es realmente un gran honor, como francesa, verme reconocida por una universidad de España y estoy muy agradecida por la oportunidad, y a todos mis colegas, que me nominaron, así que muy honrada», incidió.

La propuesta fue defendida por el profesor Alberto Martín Pendás, quien hoy ejerció como su traductor ante los medios de comunicación y quien resaltó, en su defensa, el perfeccionamiento de la técnica de edición genética CRISPR-Cas9. «La llegada de esta tecnología, como hace 15 años, permitió modificar a la carta el genoma, el libro de la vida, de cualquier organismo vivo, ya sea en agricultura, humanos o animales de laboratorio, En las ciencias de la vida, durante más de 50 años ha sido esencial poder modificar los genes y el ADN para entender la función de la vida y cómo funciona. Actualmente, con esta herramienta se puede hacer mucho más», resumió la investigadora.

Modificación del genoma

Emmanuelle Charpentier recalcó que, aunque esta técnica es más reciente, la modificación del genoma se ha prolongado durante décadas. «La ciencia ha estado modificando los genomas de organismos durante los últimos 60 o 70 años, antes de que se conociese esta herramienta, lo estábamos modificando de forma no dirigida. CRISPR-Cas9 facilita, promueve esta edición, pero los científicos, como decía, lo han estado haciendo durante mucho tiempo», aclaró.

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No obstante, a preguntas de los medios, descartó casi cualquier peligro ético en relación con su uso por parte de los investigadores. «Evidentemente incluye un riesgo que se relaciona con poder modificar la línea germinal de los humanos. Es decir, modificar el genoma que transmitimos a nuestros descendientes. Esto, éticamente, es reprobable y está absolutamente prohibido y solo se ha hecho una sola vez en China. Y el hombre que modificó el genoma de un embrión, está en la cárcel», zanjó.

«Es increíble la velocidad a la que la ciencia se desarrolla»

Asimismo reconoció que el camino aún es largo en su ámbito de investigación. «Usar la tecnología para hacer la diferencia entre las enfermedades lleva mucho tiempo. Es costoso combinar el trabajo de científicos, desarrolladores y clínicos, académicos, las instituciones y las industrias y las empresas. Es increíble la velocidad a la que la ciencia se desarrolla, pero todavía hay mucho trabajo que hacer para ver la tecnología mejorar este aspecto», señaló.

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Igualmente, el desafío siendo el mismo, aunque haya cambiado la técnica. «Se trata de aplicarlo a la salud humana, a la agronomía, a la biotecnología… La única diferencia es que hemos cambiado la escala temporal. Todo puede ocurrir de forma mucho más rápida que ocurría antes, pero los desafíos son intelectuales y estos siguen siendo los mismos», concluyó.

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