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El folclorista, haciendo la tradicional suelta de palomas. JM García

Polémica en Salamanca con la suelta de un halcón en un acto folclórico: «Sería como si un cazador diera un tiro en la ciudad»

SEO-Salamanca se ha puesto en alerta al conocer que el Mariquelo pretende liberar una rapaz sin autorización, una acción que podría poner en riesgo a la pareja de halcones peregrinos que anida en el templo y vulnerar la normativa de fauna urbana

Ana Carlos

Salamanca

Jueves, 30 de octubre 2025, 20:30

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Mañana, 31 de octubre, Salamanca vivirá de nuevo una de sus tradiciones más singulares: la subida del Mariquelo a la torre de la Catedral Nueva. Pero este año el acto, que cada otoño combina folclore, fe y gratitud, llega envuelto en polémica. Ángel Rufino de Haro, el actual Mariquelo, ha anunciado su intención de soltar, además de la habitual paloma blanca, un halcón «símbolo de fuerza y libertad».

El gesto, que en apariencia pretende reforzar el mensaje de paz y esperanza que caracteriza la cita, ha encendido las alarmas de SEO-Salamanca y de las autoridades ambientales, que advierten de que no tiene permiso para hacerlo y puede poner en riesgo a los halcones que anidan en la propia torre.

Desde la agrupación ornitológica SEO-Salamanca aseguran que al conocer esas intenciones han preguntado a Salud Pública del Ayuntamiento de Salamanca y a Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León si esta iniciativa contaba con algún permiso por parte de estas administraciones. La respuesta ha sido negativa y por ello le han comunicado el hecho al Ayuntamiento, la Junta, la Policía Local y el Seprona para que tomen las medidas oportunas.

«La cetrería es una técnica de caza y las normas establecen que no se puede cazar en zonas habitadas. Soltar un halcón sería como si un cazador diera un tiro en la ciudad para ver cómo suena», explica Vicente López, presidente de SEO-Salamanca.

Un espacio de cría con muy buenos resultados

El riesgo no es menor. En la torre donde mañana se desarrollará el acto existe una pareja estable de halcones peregrinos. Desde hace un cuarto de siglo, este lugar se ha situado como un espacio de cría con alta tasa de éxito, gracias a una caja-nido instalada por SEO-Salamanca.

Este mismo año nacieron cuatro pollos, tres de los cuales lograron volar, un dato que supera la media habitual y que confirma la buena salud del proyecto, detalla Carlos Aldea, veterinario y uno de los impulsores del proyecto de reintroducción de halcones peregrinos en la Catedral.

Pero la introducción de un halcón extraño en su territorio puede provocar una pelea. «Son animales muy territoriales, y más en esta época en la que se acerca el celo; pueden agredirse y llegar a matarse», advierten Vicente López y Carlos Aldea.

Los halcones peregrinos son una especie protegida y su población en la provincia se ha reducido drásticamente en las dos últimas décadas. En 1999 se contabilizaban el doble de parejas que hoy. Las causas son bien conocidas: el uso de plaguicidas, la pérdida de hábitat y la escasez de presas. La colonia de la Catedral se considera un símbolo de resistencia y un ejemplo de cómo la biodiversidad puede encontrar espacio en el corazón de la ciudad. Desde 2000, en colaboración con el Ayuntamiento, SEO-Salamanca mantiene y vigila las cajas-nido que han permitido el nacimiento de más de 40 pollos solo en la torre.

Un experimento improvisado que podría salir mal

Además de controlar la reproducción, el grupo ha colocado cámaras para seguir sus movimientos y reducir molestias. Gracias a esas cámaras sabemos cómo se alimentan, cómo cuidan a los pollos y qué papel juega cada uno de los padres. «No tiene sentido poner en riesgo ese equilibrio con experimentos improvisados», señala Aldea. Para ellos, el símbolo de fuerza y libertad que el Mariquelo busca «ya está allí, en la pareja que cada año regresa a criar en la Catedral».

El proyecto, que celebra su 25 aniversario, se considera un referente de conservación urbana y ha servido para inspirar otras experiencias en la provincia, como las de Villamayor o Peñaranda. Entre ambos nidos nacen de media siete pollos al año, una cifra que ha contribuido a sostener la población provincial de esta rapaz emblemática.

Frente a esta realidad, la idea de soltar un halcón sin supervisión ni motivo científico resulta, según los expertos, tan llamativa como peligrosa. La imagen romántica de ver volar un ave majestuosa sobre la Catedral puede ocultar, en realidad, un riesgo de enfrentamiento entre individuos y una posible sanción. La ley exige autorizaciones específicas para cualquier exhibición con rapaces en entorno urbano, además de acreditar la procedencia del animal y la intervención de un cetrero titulado.

Parece que estos requisitos se han cumplido, según SEO-Salamanca, que insiste en que desde Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León confirman que no han recibido solicitud alguna, y en el Ayuntamiento tampoco consta permiso. Por ello, en caso de que se realizase la suelta, el propietario del ave y el propio Mariquelo se arriesgan a ser sancionados.

Equilibrio entre cultura y biodiversidad

La tradición del Mariquelo —que nació tras el terremoto de Lisboa de 1755 como acto de agradecimiento a Dios por haber librado a Salamanca de daños— ha sabido sobrevivir durante siglos. Hoy combina el respeto al pasado con causas solidarias y un mensaje de paz que cada año se renueva desde lo alto de la torre. Pero el añadido de este halcón introduce un debate contemporáneo: el de cómo armonizar las tradiciones con la protección de la naturaleza urbana.

Salamanca trata de avanzar en materia de biodiversidad y conservación y por suerte cada vez existe una mayor conciencia sobre la necesidad de hacerlo. Además, en algunas iniciativas como el nido de halcones de la Catedral, el trabajo ha conseguido consolidarse y ser un ejemplo a seguir.

Por eso mañana, cuando Ángel Rufino de Haro vuelva a tocar la charrada y mirar desde la altura hacia la ciudad, no solo se hablará del valor de las costumbres, sino también de la necesidad de mantener el equilibrio entre cultura y biodiversidad. Porque la libertad que representa un halcón no depende de soltarlo al aire, sino de permitir que siga volando donde le corresponde.

Quizá la mejor ofrenda al cielo no sea liberar para la ocasión un ave cautiva, sino proteger a las que ya residen entre las piedras doradas de Salamanca. Allí, sobre la Catedral, los verdaderos símbolos de fuerza y libertad llevan veinticinco años cuidando el horizonte, tal y como recuerdan desde SEO-Salamanca.

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