La puesta a punto de los puentes de Salamanca: de quién son y cuánto cuesta mantenerlos

Hasta hace poco más de un siglo, Salamanca fue ciudad de un único puente, pero no uno cualquiera. El romano o mayor es un símbolo indisociable que lleva con nosotros cerca de 2.000 años y fue el único hasta 1902 cuando se hizo el Enrique Estevan; en los últimos 120 años se han sumado otros cinco de carácter principal, además de numerosas pasarelas.

Ahora, el puente más icónico de la ciudad va a someterse a una puesta a punto con el repintado y limpieza de sus pretiles y la vuelta a un color próximo al que se le dio a mediados del siglo XIX cuando se pusieron estos muretes. El paso del tiempo afecta a construcciones tan sólidas y bien pensadas como el puente salmantino, pero ¿qué pasa con el resto? ¿De quién son y quién asume su mantenimiento?

Pues, en este caso, los principales puentes de la ciudad tienen una titularidad repartida. La mayoría son municipales, pero los hay de propiedad compartida y de la empresa estatal ferroviaria y su cuidado es cosa de al menos tres administraciones, con participación de más. Su coste, asumido en las partidas presupuestarias cuando toca asfaltarlos, pero también cuando toca cuidar o proteger. Esta es la situación de cada uno.

El que fue el único puente de la ciudad hasta 1913 tuvo tráfico de coche sobre su superficie hasta el año 1973, cuando ya tenía la 'ayuda' del Enrique Estevan. Su conservación es una cuestión trascendental por la entidad del monumento, catalogado BIC y protegido desde 1931. Originario del siglo II-III, se atribuye popularmente al emperador Trajano y es la principal obra romana conservada en la ciudad. Fue reconstruido parcialmente (la mitad) en el siglo XVIII.

Es de propiedad municipal y es el ayuntamiento quien se encarga de su mantenimiento, siempre bajo vigilancia de las autoridades de patrimonio. Para su próxima puesta a punto, la idea es eliminar la vegetación invasora que ha ido creciendo entre sus sillares como en otros monumentos de la ciudad, mejorar la iluminación y adecentar su imagen, aspecto en el que se va a detener en una tarea concreta: reparar los desconchones de los pretiles.

Los pretiles del puente son un elementos importante y sobre ellos se va a actuar por primera vez en décadas. Los actuales datan de 1852 cuando sustituyeron otros medievales con almenas que tenía. Ahora encauzan el tránsito peatonal, el único que tiene desde que se le retiró el tráfico de vehículos.

En su estado actual, el mortero del los pretiles no presenta un color definido ni uniforme. La propuesta es pintarlo de un color amarillo ocre, que corresponde que la numeración RAL 1024. Va a costar unos 40.000 euros, una cantidad exigua para un monumento de esta entidad lo que da idea de su calidad constructiva.

El segundo en antigüedad de la ciudad, este puente de hierro y acero fue construido a principios del siglo XX y lleva el nombre del ingeniero Enrique Estevan. Sin embargo, el proyecto original fue del ingeniero Saturnino Zufiaurre, quien fue discípulo de Gustave Eiffel.

Se trata de uno de los mejores exponentes de la arquitectura de hierro de principios del siglo XX, inaugurado el 22 de octubre de 1913, que cuenta con una longitud de 220 metros y una anchura de diez.

El entorno de este puente es uno de los lugares más singulares de Salamanca y está protegido. Tanto el propio puente como las vistas que se observan están protegidas, la estructura como BIC y la perspectiva como bien etnológico. Además, las vistas son excepcionales y desde aquí se fotografía el skyline más universal de Salamanca, el de las catedrales sobre su río y este puente.

El puente, protegido como monumento, es de propiedad municipal. Hace una década, en 2014, se hizo una puesta a punto completa para frenar el deterioro de algunos elementos, que sufren corrosiones. En 2019 se remató con la sustitución de todas las juntas de dilatación de forma preventiva.

Al finalizar, se habían reparado 1.437 elementos metálicos, limpiado 9.458 metros cuadrados de estructura metálica con agua a presión, pintado por completo (7.434 metros cuadrados), se desmontaron los 425 metros de acera y ejecutado la nueva y se han limpiado más de 800 metros cuadrados de sillería, entre otras muchas actuaciones. El coste, medio millón de euros.

El Puente de Sánchez Fabrés, también conocido como Puente de Salas Bajas, es un ejemplo más de la arquitectura moderna en Salamanca. Este puente, inaugurado en 2003, conecta el campus de la Universidad con el centro de la ciudad.

Fue el primer puente 'contemporáneo' de Salamanca, que durante 2.000 años se conformó con el Romano hasta que a principios del siglo XX llegó el Enrique Estevan.

El Puente de Felipe VI, anteriormente Puente del Príncipe de Asturias, fue inaugurado en 2002. De estilo contemporáneo, se ha integrado en la ciudad. Este puente es esencial para la movilidad en Salamanca, ya que conecta áreas residenciales y comerciales de las localidades al otro lado del Tormes con el centro histórico. El puente se construyó a cargo de la Junta de Castilla y León y se celebró un concurso para su diseño y ejecución.

El puente tiene una longitud de 190 metros. La plataforma, de 20 metros de ancho, está compuesta por una viga de cajón central ejecutada in situ con sendos voladizos laterales materializados por medio de elementos prefabricados.

Cada uno de estos elementos prefabricados incluye una apertura u óculo, de cuidado diseño, equipados de un proyector que permite iluminar la lámina de agua del río Tormes durante la noche. También tiene iluminación las pilas, dotadas de tajamares en forma de piragua, que realzan las zapatillas de tablero.

El puente dedicado al monarca emérito, también conocido como Puente de la Serna, inició su construcción en 2004 y fue inaugurado en abril de 2007. Mide unos 330 metros y enlaza la urbanización de la Fontana, en el término municipal de Santa Marta de Tormes, con la avenida Fernando III 'El Santo' en Salamanca.

Se hizo tras una inversión de 12 millones de euros, financiados por la Diputación (el 80%) y la Junta de Castilla y León. Llegó con retraso: las obras comenzaron en septiembre de 2004 y tendrían que haber concluido en noviembre de 2005, pero lo hicieron en 2007.

Al ser compartido entre dos municipios, se encarga de su mantenimiento la Diputación excepto el alumbrado que lo paga el Ayuntamiento a cargo de la partida habitual de alumbrado. Pasan sobre su estructura unos 20.000 vehículos al día.

Moderno puente de acero con una plataforma de vidrio que ofrece una vista impresionante del río. Actualmente se conoce como Puente VIII Centenario y fue construido en 1998. Comunica el barrio de Chamberí con la zona de hospitales y La Platina, cruzando el parque de Huerta Otea.

Fue construido por la Compañía de Ferrocarriles del Oeste de España durante los años 1891 y 1892. Siguió las tendencias de la escuela de Eiffel: estructura de hierro sin elementos estéticos. Se ha intentando declarar BIC y tiene protección en el catálogo municipal de monumentos. Es de ADIF, la empresa estatal de infraestructuras ferroviarias, que es quien se encarga de su mantenimiento y ha permitido electrificarlo.

El puente soportaba el paso de los trenes de la línea Plasencia-Astorga y pronto empezó a sufrir desperfectos. Tras un accidente, quedó seriamente dañado: el descarrilamiento de un tren de mercancías en 1930, en el que cayeron varios vagones al río, obligó a tomar medidas.

La Compañía de Ferrocarriles del Oeste decidió encargar la construcción de otro puente con mayor longitud y más resistencia, que fue inaugurado en 1933, dejando sólo las pilas de soporte del original. Este es el que ha llegado a nuestros días, todavía en uso. Está construido en granito y acero roblonado, a partir de vigas en celosía sobre cinco pilas y dos estribos.

Todavía es la segunda mayor estructura metálica de la ruta ferroviaria de La Plata, por detrás del viaducto sobre el río Guadiana (606,1 m) en Mérida (Badajoz).

• Temas
• Arquitectura
• Salamanca
• Historias visuales