

Secciones
Servicios
Destacamos
Puede ser en un Hospital o en un centro de salud; en la consulta o en los pasillos; con un insulto o con una agresión física; tanto a médicos como a otro personal; y puede ocurrir prácticamente todos los días: las agresiones al personal sanitario están creciendo. Cada año, centenares de profesionales tienen que pulsar el botón del pánico o llamar a los cuerpos y fuerzas de seguridad para aplacar los ánimos de pacientes que les increpan o, en el peor de los casos, les agreden. La cifra es alta y sorprende que ha ido en aumento tras la pandemia.
En aquellos meses en los que cada día se contaban los muertos por decenas, el desempeño de médicos, enfermeros, TCAE y todo profesional que ejerciera en la sanidad fue premiado por la sociedad con los famosos aplausos. El primero se convocó por redes y resonó en todo el país un 14 de marzo a las 22.00 horas en un ritual de reconocimiento emocionante del que hoy, a tenor de las cifras y las valoraciones, no queda rastro.
Jorge García Criado dirige el equipo de Urgencias del Hospital de Salamanca, el que más atenciones sanitarias presta en toda la comunidad, 157.600 pacientes el año pasado. Es la trinchera más difícil en la primera línea de las agresiones a médicos y enfermeras, y recuerda aquellos días. «La situación que vivimos fue una cosa excepcional para todos, había mucha carga emocional y quien más quien menos todos tuvimos nuestras situaciones difíciles», recuerda sobre los aplausos de aquellas tardes, «hubo esa sensibilidad, pero la vida sigue igual».
Esa frase se puede pasar a cifras con el número incidentes, 698 en 2023 por los 678 de un año antes, y la de trabajadores agredidos, que ascendió 775, frente a los 793 registrados el año anterior (-2,3 %). Tanto la cifra de incidentes como la de agredidos de los tres últimos años completos está muy por encima del nivel en el que se encontraba esta realidad antes del punto de inflexión. La tendencia no para y en lo que va de 2025 se han contabilizado otras 70 agresiones en Castilla y León.
A nivel nacional pasa lo mismo, con una incidencia en ascenso desde la vuelta a la 'normalidad' en 2022. La Policía Nacional, por su parte, detuvo a 106 personas en todo el país por agresiones e intervino en más de 10.000 ocasiones. ¿Se nos han olvidado los aplausos?
«No tenía fe en que esto fuera a suponer un cambio en la humanidad y que fuéramos a ser todos excelentes personas», explica García Criado al preguntarle si ha decepción, «tampoco lo esperábamos, aunque sí gusta que se reconozca el trabajo, en aquel momento nos pusimos a lo que tocaba y que nos exigió mucho. Entonces nos lo reconocieron, pero luego progresivamente volvimos al día a día».
Detrás del aumento de la conflictividad hay algunas causas. Bajan las agresiones físicas, pero suben las verbales, más de 700 según las estadísticas regionales de 2023. Según los informes de que dispone Sacyl, el primer motivo alegado por los agresores es la disconformidad con la atención recibida, seguida por no atender sus demandas -por ejemplo pedir una baja-.
Otras causas que aparecen se refieren a disconformidad con el trato (por ejemplo el tiempo de espera, muy dilatado en las Urgencias hospitalarias), conductas problemáticas o adicciones del paciente (las dos últimas suman casi dos de cada diez incidentes).
«El enfermo que está grave no protesta, lo que quiere es que se le atienda y se le atienda. La familia del enfermo a veces viene con estrés, es normal, pero cuando ven que la atención es inmediata no generan problemas. Pero lo que nos genera más problemas son los pacientes de niveles más bajos de prioridad que a lo mejor están esperando muchas horas y se impacientan», explica el jefe de Urgencias salmantino.
Algo tan simple como ver desfilar a un médico que va al baño puede ser la espoleta de un incidente cuando horas de espera o la acumulación de usuarios cargan de tensión las salas de esperas. «No nos gusta que se nos vocee en el pasillo cuando estás en una guardia que llevamos 14 horas haciendo todo el trabajo que puedes, que no has ido ni al baño, y te ven por el pasillo y escuchas 'míralo, se va'. Pues no, no me voy, voy a atender a otra persona».
Publicidad
María Díaz y Álex Sánchez
Almudena Santos y Leticia Aróstegui
Álvaro Soto | Madrid
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.