Preguntas y respuestas sobre el reconocimiento español de Palestina

Más allá en sí del reconocimiento español de Palestina y su innegable simbolismo, esta decisión abre un abanico de incógnitas, muchas de las cuales no tienen fácil respuesta.

Aunque la declaración formal española reconocimiento del Estado palestino deja cuestiones cruciales abiertas, Pedro Sánchez sí que ha aclarado este martes algunas de las dudas que suscitaba este gesto. España apuesta por un Estado palestino que conviva con el de Israel, con dos territorios, Gaza y Cisjordania, unidos por un corredor. El nuevo Estado que apoya España tendría su capital en Jerusalén Este y tendría sus fronteras en las líneas trazadas antes de 1967, cuando tras la 'guerra de los seis días' Israel ocupó militarmente el 22 por ciento restante de la Palestina histórica, comprendiendo Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este, y la Franja de Gaza.

Básicamente, España apuesta por volver a la línea de demarcación que se estableció en el armisticio árabe-israelí de 1949, firmado entre Israel, de un lado, y Egipto, Siria y Transjordania, al finalizar la guerra árabe-israelí de 1948, el primer conflicto tras la creación del Estado de Israel.

Sánchez ha dejado claro también que España solo reconocerá como legítimos representantes a la Autoridad Palestina, o sea el gobierno que de Fatah, que controla Cisjordania, y en ningún caso a Hamás, que hasta octubre mantenía Gaza.

Por el momento, muy pocas (o casi ninguna) y las que se conocen por ahora son consecuencias negativas para la población palestina. El Ejecutivo de Pedro Sánchez, en principio, no tenía intención de abrir como tal una embajada en Ramala, en Cisjordania. Aunque la situación de seguridad en esta franja, a diferencia de Gaza, sí que permitiría la puesta en marcha inmediata de una legación diplomática de máximo nivel, en principio Exteriores había planeado que fuera el cónsul general en Jerusalén, el diplomático Alfonso Lucini, quien representará a España ante el nuevo Estado. Sin embargo, el Gobierno de Tel-Aviv, como una de las primeras medidas de represalia contra la decisión de España de reconocer el Estado Palestino, ha prohibido que el Consulado General dé servicio a los palestinos, algo que venía haciendo con cierta normalidad hasta la pasada semana.

En la otra vertiente, en la de la representación palestina en España, nada va a cambiar. En 2010, el presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero ya decidió elevar el rango de la representación palestina en España (que entonces era solo una misión) al de Embajada. El actual embajador palestino, Husni Abdel Wahed entregó al rey Felipe VI las «cartas credenciales» (en su caso, al no ser un Estado, «un mensaje del Presidente de Palestina») en la misma ceremonia oficial a la que acude el resto de los embajadores.

Desde el primer momento, el Ejecutivo de Tel-Aviv ha elevado muchísimo el tono y ha advertido de que este gesto del Gobierno español va a tener graves consecuencias. Horas después del anuncio del reconocimiento el pasado 22 de mayo, Tel-Aviv llamó a su embajadora en España, Rodica Radian-Gordon, tras asegurar que España «ha decidido conceder una medalla de oro a los asesinos de Hamás». Luego – y también en respuesta a las declaraciones de Yolanda Díaz haciendo alusión al controvertido eslogan de que Palestina se debe extender «desde el río hasta el mar»- han seguido durísimas declaraciones y gestos inamistosos, principalmente por parte del titular de Exteriores, Israel Katz. El 26 de mayo Katz compartió un vídeo en la red social X que mostraba imágenes de dos bailaores de flamenco entrelazadas con escenas de ataques de Hamás del 7 de octubre. En el vídeo, se dirigía directamente al presidente del Gobierno con el mensaje: «Pedro Sánchez, Hamás le agradece su servicio».

En esa misma red, y acompañando el anuncio de que el Gobierno de Israel iba a vetar que el Consulado de Jerusalén atendiera a los palestinos, Katz, amenazó directamente a España: «Los días de la Inquisición han terminado. Aquellos que nos hacen daño, nosotros les haremos daño en respuesta».

El Gobierno de Pedro Sánchez espera que el reconocimiento conjunto de España, Irlanda y Noruega tenga un efecto dominó en la UE y anime a otros países europeos (como Malta, Eslovenia, Bélgica o Portugal) a dar el paso. Hasta este martes solo ocho de los 27 socios reconocían al Estado palestino: Chipre, Hungría, Polonia, Bulgaria, República Checa, Rumanía, Suecia y Eslovaquia.

Con la incorporación de España, Noruega e Irlanda son ya 147 los países que reconocen Palestina, de los 193 Estados integrantes de Naciones Unidas. Es decir, representan más de tres cuartos del planeta. La mayoría de países reconocieron el país en noviembre de 1988, cuando el Consejo Nacional Palestino en el exilio en Argel proclamó el Estado palestino.

No obstante, las mayores potencias de Europa -Reino Unido, Alemania, Francia e Italia- siguen sin reconocer a Palestina, como tampoco las principales potencias mundiales de la esfera occidental (Estados Unidos, Australia, Japón o Canadá). En el seno de los del Consejo de Seguridad de la ONU, tres de los cinco grandes (Estados Unidos, Francia y Reino Unido) tampoco reconocen Palestina, lo que siempre ha jugado a favor de los intereses de Israel.

España nunca ha votado sobre el reconocimiento de Palestina y el Gobierno ni siquiera ha consultado el parecer del Parlamento para dar este paso. Los únicos datos sobre el sentir de la ciudadanía son demoscópicos. Según los datos del Barómetro del Real Instituto Elcano, el 78% de los entrevistados se declara a favor de reconocer oficialmente al Estado de Palestina.

Sí. El artículo 97 de la Constitución fija que el «Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado».

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