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Álex López

El complejo viaje al más allá desde Salamanca siendo musulmán o judío

La diferencia en los ritos y la falta de costumbre reduce a prácticamente ninguno el número de enterramientos de religiones no católicas en los cementerios

Félix Oliva

Salamanca

Viernes, 1 de noviembre 2024

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Directamente en tierra y de lado orientados a un punto concreto. Los enterramientos de judíos y musulmanes poco tienen que ver con lo acostumbrado y que cada 1 de noviembre lleva a los salmantinos en masa a los cementerios de la capital y toda la provincia. Una particularidad que ha reducido a '0' las inhumaciones al margen de los ritos católicos, a pesar de la creciente población que profesa el islam en Salamanca.

A día de hoy, no es posible ser enterrado bajo las creencias del Islam en todo el territorio español, lo que obliga a los practicantes a desplazarse fuera de su comunidad o provincia para enterrar a sus muertos acorde a sus ritos. Esto es algo que está ocurriendo tanto con musulmanes como, en menor medida, con judíos, cuyas tumbas en Salamanca son casi una excepción.

Las cifras son elocuentes. Según los datos municipales, en lo que va de año se han totalizado casi un millar de enterramientos en los cementerios de la capital, pero no se ha registrado solicitud alguna para otros cultos en las instalaciones municipales. En concreto, de 939 en lo que va de año, 822 han sido en el cementerio San Carlos; en cuanto a las formas, 599 del total son cadáveres y 265, cenizas; se incluyen 71 miembros, tres restos y un feto.

En cuanto al tipo de enterramiento, la mayoría reciben sepultura (629) y 149 acaban en nichos; «otras» unidades de enterramiento incluyen fosa común (89 inhumaciones correspondientes a restos anatómicos). El resto en criptas, panteones y cementerios particulares, que corresponden a comunidades religiosas y panteones familiares.

Pero, ¿por qué no se entierran musulmanes y judíos en Salamanca, a pesar de que existe esa opción? Los acuerdos de cooperación que permiten a judíos y musulmanes ser enterrados según sus religiones se remontan a 1992 y contemplan el derecho a espacio reservado para estas confesiones en los cementerios municipales, así como el derecho a poseer cementerios privados, una fórmula más habitual en el caso de los hebreos. Sin embargo, no todas las ciudades los tienen.

Según las comunidades islámicas, en España existen 42 cementerios repartidos en 27 provincias acordes a sus preceptos o que sean aconfesionales. En España viven más de 2 millones de personas de religión islámica y son el 5% de la población; la comunidad hebrea es mucho más testimonial, unas 50.000 personas. Esto supone que miles de personas no tienen en su ciudad de residencia un lugar donde enterrarse de forma acorde a sus creencias.

Cementerio aconfesional

Es martes y en el cementerio Virgen de la Salud de Tejares la actividad es frenética. Bastante alejado del casco urbano, es el camposanto de expansión de la capital. El San Carlos no tiene espacio para una ampliación y, aunque todavía acoge la mayoría de enterramientos, parte de la actividad se desplaza a las otras instalaciones.

El cementerio de la Virgen de la Salud es aconfesional, por tanto está preparado para acoger enterramientos por otros ritos, pero las tumbas no católicas son casi una excepción.

Imagen principal - El complejo viaje al más allá desde Salamanca siendo musulmán o judío
Imagen secundaria 1 - El complejo viaje al más allá desde Salamanca siendo musulmán o judío
Imagen secundaria 2 - El complejo viaje al más allá desde Salamanca siendo musulmán o judío

Aquí, en lo alto de una zona elevada, el viaje al más allá tiene vistas a las Catedrales y, si se quiere, conforme a la ley judía y al islam. Sin embargo, las lápidas y tumbas de fallecidos de estas confesiones se cuentan con los dedos de una mano. Una responsable nos guía a un nicho con unas inscripciones en letra hebrea casi borradas y nos indica algunos casos de enterramientos musulmanes, uno de ellos, una tumba casi solitaria en una explanada de lápidas sin estrenar.

Así se entierran judíos y musulmanes

Para la religión judía, es una exigencia enterrar los cuerpos sin ataúd y en contacto directo con la tierra, algo que algunas leyes mortuorias de las comunidades no permiten, pues prohíben la conducción, el traslado y el enterramiento de cadáveres sin el correspondiente féretro. El cuerpo se envuelve en una mortaja y se coloca directamente sobre la tierra. Esta exigencia de enterrar a los muertos en la tierra tiene su origen en la Biblia «pues polvo eres y al polvo volverás» (Génesis 2:19). Por este motivo, la ley judía prohíbe los entierros en mausoleos y las cremaciones.

La forma tradicional de inhumar según los principios islámicos es sin féretro. A los fallecidos se les suele enterrar de lado y orientados hacia la Meca. El Islam tampoco contempla la cremación y aunque el cuerpo se debe sepultar directamente sin ataúd, en España sí se utilizan por motivos sanitarios.

Castilla y León acaba de cambiar su ley mortuoria para intentar adaptar algunas cuestiones de una práctica que se mueve entre la religión y la sanidad. Pero a pesar de los avances, no son muchas las ciudades en las que es posible enterrar según un rito diferente a lo establecido por la normativa.

Eso lleva a que muchas familias decidan desplazarse a enterrar a sus seres queridos a ciudades que sí tienen cementerios adaptados o a grandes núcleos. Eso también ocurre en Salamanca, donde pese a tener espacios habilitados muchos vecinos que no son católicos tienen que añadir una estación previa antes de iniciar un último viaje al más allá

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