Una disputa entre las togas de Salamanca
El juez decano de Salamanca, el fiscal jefe y el secretario coordinador rechazan acudir a la comida de los abogados por un discurso que consideraron ofensivo del presidente del Consejo General de la Abogacía de Castilla y León
En un Paraninfo histórico; un lugar en el que, desde siempre, la palabra ha brillado; donde la inteligencia tuvo su espacio; en unos bancos donde se llegó a producir una de las tensiones ideológicas más famosas que ha dado la Universidad de Salamanca, la que protagonizaron el exrector Miguel de Unamuno con el fundador de la León, Millán Astray, con aquello del 'venceréis, pero no convenceréis'.
Pues bien, el Paraninfo de la Universidad de Salamanca vivió ayer viernes un momento de tensión entre togas, las que portaban los abogados que celebraban su festividad, Santa Teresa, y que con este motivo juraban nuevos letrados y otros festejaban su 25 aniversario; y las que llevaban los máximos representantes de jueces y fiscales de esta capital.
La tensión, que ha sido un común denominador entre abogados, por un lado, y jueces y fiscales, por otro, siempre se ha dirimido en las salas de vistas, donde se han dicho verdaderas lindezas; y entre los papeles que forman parte de las diligencias judiciales, en los que, de manera histórica, se han escrito auténticas joyas literarias de combate entre las partes, como las que protagonizaron Quevedo y Góngora, con sus poesías como herramientas.
Sin embargo, en esta ocasión la tensión ha derivado en un conflicto institucional. El problema, según han señalado a este medio diversas personas que participaron ayer en el acto, se ha producido cuando el presidente del Consejo General de la Abogacía de Castilla y León, Julio Sanz, ha dado su discurso de bienvenida a los nuevos letrados de Salamanca.
Con su toga puesta, y dirigiéndose a los abogados, Julio Sanz hizo, según estas fuentes, un alegato en defensa de la humanización de la Justicia. Unas palabras que dieron continuidad a las que, horas antes, había pronunciado la presidenta de la Abogacía Española, Victoria Ortega, quien en un acto oficial en Córdoba había exigido profundizar en la cultura del respeto a los abogados.
Las fuentes consultadas han asegurado que el presidente de los abogados de Castilla y León también «exigió y demandó» respeto a los letrados «en el día a día», un respeto «a los profesionales», un respeto «en el cumplimiento de los horarios judiciales», que se produjera una «respuesta judicial en tiempos razonables» y que en las resoluciones judiciales «se eviten comentarios insultantes contra los abogados».
Julio Sanz, que también es el decano del Colegio de Abogados de Segovia, hizo, han reconocido estas fuentes, un alegato «a favor de la humanización de las relaciones entre los diferentes estamentos judiciales», además de «recuperar unas relaciones basadas en la educación y el respeto».
Estas palabras tuvieron respuesta inmediata. Fueron escuchadas por el juez decano de Salamanca, Juan Rollán; por el fiscal jefe, Juan José Pereña; y por el coordinador provincial de Justicia en esta provincia, Julio Escribano. Y no solo las escucharon, sino que se sintieron aludidos y ofendidos.
Un discurso en el que se pidió «recuperar unas relaciones basadas en la educación y el respeto» generó el revuelo
Y, como consecuencia, se produjo un cierto alboroto al final de la mañana. Los tres máximos representantes de la Administración de Justicia en este acto mostraron su enfado al decano de los abogados de Salamanca, José Javier Román. Además, como protesta, no acudieron a la comida que estaba organizada en un hotel salmantino.
El enfado fue tremendo, según diversas fuentes consultadas por este medio. Incluso entre los afectados, jueces y fiscales, se considera que las palabras de Julio Sanz fueron injustas. Y, es más, señalan términos jurídicos para reconocer que lo que escuchado ayer fueron falsas imputaciones. O también se habló de falta de respeto.
Por ello, porque consideraron que era un discurso inadmisible, declinaron la invitación a la comida final de hermandad entre abogados.