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Por el lado de los soportales, una cafetería, un McDonalds, un club nocturno, un local de desayunos, un hostal muy renovado, bares y una tienda de regalos; y adosados a la iglesia de San Martín, esa que vive encorsetada por una docena de edificios protegidos, una tienda de ibéricos y, pronto, un restaurante con terraza y gastrobar.
Estos negocios orientados al turismo ocupan actualmente toda la plaza del Corrillo, uno de los lugares más céntricos y con más historia de la Salamanca Patrimonio de la Humanidad. ¿Toda? No, todavía resiste, como si fuera una aldea gala, una Farmacia que nos recuerda los tiempos en los que este lugar tenía algo más que puertas pensadas para los visitantes.
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La turistificación del centro de Salamanca es imparable. Multitud de licencias concedidas para montar alojamientos, bares y restaurantes así lo demuestra. A pesar de un verano un poco más flojo, los datos de visitantes demuestran que hay un filón, al menos, por ahora. Y si la conversión de edificios antiguos a la hostelería no basta, ahí están las numerosas licencias, nuevas y actualizadas, para montar apartamentos turísticos en todo el centro y los barrios. Y el fenómeno tiene en la plaza del Corrillo su 'kilómetro 0' donde se acumulan los proyectos vinculados al turismo.
La tendencia tiene su por qué. Este es uno de los puntos más céntricos y turísticos de Salamanca. A un lado, la Plaza Mayor, a la que supera en antigüedad y a la que se accede por uno de sus arcos; del otro, la calle Quitana, que separa el lugar de la Rúa Mayor. Es el cogollo de la Salamanca monumental y lugar de paso imprescindible para todo aquel que visita la ciudad y eso significa llegada de clientes, desde hace siglos.
Este lugar está lleno de historia y solera. Fue el corazón de la enorme plaza de San Martín junto a la iglesia románica, se demoninó también corral de San Martín. Fue lugar de reunión de vecinos y concejos, de lo que tomó su denominación de Corrillo.
Durante siglos acogió un mercado, del que todavía quedan huellas como los símbolos romanos de las zapatas de las columnas del pórtico. Y se convirtió en lugar fronterizo al estallar la guerra de los Bandos a mediados del siglo XV, cuando quedó entre los territorios enfrentados y poca gente se atrevía a pasar por allí. Probablemente, fue el único momento durante siglos en el que perdió su condición de lugar de tránsito que es lo que siempre ha caracterizado la plaza y que es parte de su éxito actual.
Por este motivo, es uno de los lugares donde se concentran más nuevos proyectos. El último, la conversión de dos edificios centenarios y gemelos en restaurante, terraza y gastrobar. Son dos de los que están adosados a la iglesia de San Martín y están protegidos en el catálogo municipal, lo que ofrece ciertas garantías.
No son los únicos. En pocos meses han llegado a la mesa de Policía Administrativa y Fomento proyectos para un restaurante, hotel y apartamentos en la isla de la Rúa, pero mirando hacia el Corrillo, y la conversión de otro edificio protegido en apartamentos.
Cuando estén terminados, se sumarán a los ya existentes en un lugar que siempre fue privilegiado para los bares, pero que ha perdido casi todos sus negocios convencionales como la tienda de música de su lado derecho, que hora es una tienda de souvenirs donde se ha instalado el negocio que cederá su sitio al nuevo restaurante y terraza.
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Se trata de una de las tradicionales tiendas de recuerdos presentes en todo el trayecto hasta las catedrales y que todavía sobreviven como muestra antigua de lo que eran los negocios orientados a los visitantes. Su titular ya sabe que tendrá que dejar su actual local.
Su caso pone sobre la mesa otra de las particularidades de instalarse en la plaza del Corrillo: el valor de sus edificios y su antigüedad. Además de su iglesia y los soportales, buena parte de las construcciones de la plaza tienen algún tipo de protección, lo que limita lo que se puede y no hacer.
En el caso del nuevo restaurante, se trata de dos edificios con un siglo, de arquitecto renombrado y todavía en buen estado, de los que hay que conservar la fachada y sus principales elementos fuera, y en los que dentro tampoco se pueden hacer grandes cambios.
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Mikel Labastida, Carlos G. Fernández, Iván Gelibter, Álex Sánchez, Sara I. Belled, Álex Sánchez y Sara I. Belled
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