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España, el viaje a la maternidad

España, el viaje a la maternidad

Miles de extranjeras hacen cada año el viaje de su vida para quedarse embarazadas.Y vienen aquí. Es uno de los países con más pacientes internacionales gracias a una legislación «garantista» que no discrimina a lesbianas ni a mujeres sin pareja, y que abarca un amplio abanico de técnicas menos la gestación subrogada que tanto ha dado que hablar

José Antonio Guerrero y Sara I. Belled

Sábado, 1 de abril 2023, 00:22

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Sol, playa, cultura, gastronomía… y tratamientos de fertilidad. España es una meca del turismo reproductivo, un líder mundial en este terreno que cada año recibe a miles de mujeres y parejas extranjeras que vienen a nuestro país en busca de hacer realidad el sueño de tener un hijo, de formar una familia. Casi más que el viaje de su vida, es el viaje de la vida. El que hizo Ana Obregón pero en sentido contrario. Según los datos de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), (aportados por unas 320 clínicas), los pacientes internacionales se sometieron en 2020 (últimos datos disponibles) a casi 13.600 ciclos de fecundación in vitro (FIV), el 11% del total.

Hay clínicas, sobre todo en Barcelona, Bilbao o Valencia, donde este porcentaje supera el 35%. Francia, Italia, Reino Unido y Alemania son los principales países emisores. ¿La razón? «Somos un país puntero y además las leyes españolas son muy garantistas», apunta el ginecólogo Manuel Muñoz, director en Alicante del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), con centros en 30 ciudades. «Vienen por la calidad del servicio que ofrecemos y por los resultados», añade, por su parte, el también ginecólogo Pascual Sánchez, cofundador y director médico de Ginemed, otro de los grupos de referencia en reproducción asistida con trece centros en España y dos en Portugal.

Para Antonio Urriés, presidente de la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (Asebir) y director de la Unidad de Reproducción Asistida de Hospital Quironsalud Zaragoza, la ley española, cuya primera promulgación data de 1988, es la clave de por qué la reproducción asistida en España está situada en el top mundial desde hace décadas. Estas técnicas 'nacionales' han ayudado a traer al mundo a 30.000 bebés, el 10% de todos los nacidos en España en 2020. Las madres tenían una edad media de 35 a 39 años.

La legislación española, la calidad de los tratamientos y sus resultados animan cada año a miles de mujeres y parejas a cruzar la frontera

Junto a la República Checa, Dinamarca y Bélgica, España es una potencia europea en técnicas de reproducción asistida. En 2020 se realizaron 13.588 ciclos de FIV a personas procedentes del extranjero, un 26% menos con relación al año anterior por el efecto covid. La pandemia supuso un frenazo, que también afectó a las pacientes españolas, aunque en menor medida. En 2020 se acometieron un total de 127.000 tratamientos de FIV (un 14% menos que en 2019) y 24.800 de inseminación artificial (casi un 24% menos). Los tres expertos consultados explican que los centros ya están recuperando las cifras anteriores a la pandemia y en algunos casos «incluso superándolas».

Uno de cada diez ciclos (concretamente el 10,6%) se realizaron a pacientes de fuera de España, pero hay clínicas que, por su situación en grandes capitales con buenas conexiones aéreas, duplican, triplican e incluso cuadruplican estos porcentajes. Por ejemplo, en la red de centros del IVI, la media de parejas o mujeres extranjeras es del 26%, «pero tenemos clínicas en Barcelona donde estos porcentajes son mucho mayores, del 35 o el 40%», señala Manuel Muñoz, especialista en medicina reproductiva y director de IVI de Alicante y del Centro de Excelencia en Rejuvenecimiento Ovárico.

Francia, Italia, Reino Unido y Alemania son los países de origen de la gran mayoría de pacientes tratadas en las clínicas españolas. Sólo Francia e Italia acaparan el 60% de todos los tratamientos a pacientes del extranjero con el 40% y el 22% respectivamente. Desde 2014, año en que la Sociedad Española de Fertilidad empezó a registrar los países de origen, siempre ha sido así. «Muchos aprovechan sus vacaciones para disfrutar del clima y del turismo y para someterse a su tratamiento de fertilidad», indica el doctor Pascual Sánchez, cofundador de Ginemed, que comenzó su actividad en Sevilla hace 30 años y cuya web ofrece información en español, inglés, francés, alemán, italiano, portugués, ruso y chino. De un tiempo a esta parte hay cada vez más pacientes de África, fundamentalmente de Marruecos y Guinea Ecuatorial. Y también de países francófonos del África subsahariana «donde la medicina no está tan desarrollada y terminan viniendo a España», apostilla Sánchez.

¿Y por qué España es una meca mundial de los tratamientos reproductivos? Si nos atenemos estrictamente a lo que responden los pacientes extranjeros vemos que solo una minoría viene por cuestiones de vetos legales en sus países de origen o por motivos económicos. De hecho, y según datos de 2020, casi el 85% no ofrece ninguna razón en particular cuando se le pregunta por qué eligió un centro español. Pero a juicio del biólogo y embriólogo Antonio Urriés, presidente de Asebir, el principal motivo radica en nuestra legislación. Hay países donde está prohibida la donación de óvulos, o sus listas de espera se alargan a los dos años (demasiado tiempo cuando hablamos de mujeres mayores de 35); en otros países las mujeres sin pareja o las lesbianas no pueden acceder a este tipo de tratamientos.

«Somos uno de los países que más técnicas realizamos en el mundo, la única que no hacemos es la gestación subrogada, que en España está prohibida»

Antonio Urriés

Presidente de la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción

En Alemania, por ejemplo, está prohibido el análisis genético de los embriones y en el Reino Unido los y las donantes no pueden ser anónimos, lo que ha dado lugar a situaciones rocambolescas, como el de llegar a pedir una pensión por alimentos a un donante. «Técnicas que en otros países están prohibidas, aquí se hacen desde hace décadas de forma rutinaria. Somos uno de los países que más técnicas de reproducción asistida realizamos en el mundo, la única que no hacemos es la de la gestación subrogada», explica Urriés. Justo la que ha elegido Ana Obregón para convertirse en madre a los 68 años gracias a un vientre de alquiler en Estados Unidos.

En la misma línea abunda Manuel Muñoz: «Nuestra legislación es muy garantista. Las donaciones en España son anónimas y nadie podrá reclamar la patria potestad en ese sentido». Muñoz añade, además, que la cultura de la donación está aquí muy arraigada, incluida la de gametos (óvulos o espermatozoides).

Algo más de 30.000 niños vinieron al mundo en 2020 gracias a las técnicas de reproducción asistida (fecundación in vitro o inseminación artificial) desarrolladas en las clínicas de nuestro país. Es la cifra más baja desde 2015, aunque claramente influida por la pandemia, que también mermó el número total de pacientes (españolas y extranjeras) y el de ciclos. Con todo, representan casi el 10% de todos los nacimientos habidos en España en 2020, algo más de 341.000. Se da la paradoja de que hasta 2018 el número de niños nacidos gracias a este tipo de tratamientos no dejó de crecer, mientras que descendían los nacimientos de niños en España.

En cuanto a las edades de las pacientes hay una clara diferencia según los tratamientos de fertilidad escogidos. Las más jóvenes optan, en su mayoría, por la inseminación artificial, una técnica de baja complejidad en la que se introduce la muestra de semen en el útero tras un proceso de estimulación ovárica. El 54% de las menores de 35 años elige este tratamiento frente al 42% de las mujeres de entre 35 y 39 años, y de solo el 4% de las que tienen 40 o más años.

En cambio, el porcentaje de los grupos etarios da un vuelco en la fecundación in vitro (los óvulos son fecundados en un laboratorio antes de ser transferidos a la mujer), una técnica más compleja y bastante más costosa (entre cinco y seis veces más cara). Es el tratamiento preferido por el 75% de las mayores de 35 años frente al 25% de las menores de esta edad. En España, cuenta Manuel Muñoz, no hay límite de edad legal para someterse a un tratamiento de fertilidad. «Pero existe un acuerdo tácito entre todas las clínicas de no hacer tratamientos por encima de la edad en la que se puede conseguir un embarazo por la vía natural, es decir cuando viene la menopausia, que en España de media ronda los 50 o 51 años».

Cataluña es la segunda comunidad autónoma más poblada de España (7,7 millones) por detrás de Andalucía (8,4) y por delante de la Comunidad de Madrid (6,7) y la Comunidad Valenciana (5), pero es la primera en número total de ciclos (tratamientos). Le siguen Madrid, la Comunidad Valenciana y Andalucía. En relación al número de ciclos por mil habitantes, el País Vasco es líder, algo en lo que tiene que ver su cercanía a Francia. En España hay cerca de 400 centros diseminados por todo el país, la mayoría privados.

«Los centros del País Vasco y también de Cataluña suelen recibir un buen número de pacientes llegados de Francia», señala el presidente de Asebir, que recuerda que no ha sido hasta 2021 cuando el país vecino aprobó de forma definitiva la ley de bioética, que autoriza la reproducción asistida a parejas de lesbianas y mujeres solas. Hasta entonces, unas dos mil francesas salían al año a países como España para recibir una inseminación artificial.

En España es «imposible» que suceda lo ocurrido en Países Bajos con un donante holandés que ha engendrado 500 hijos. «El sistema Sirha impide ese escenario»

Manuel Muñoz

Director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Alicante

Y por si quedara alguna duda… en España no podría ocurrir lo sucedido con el donante holandés demandado en Países Bajos tras haber engendrado más de 500 hijos, saltándose todos los límites legales (en su país el máximo es de 25 criaturas). El sistema Sirha (Sistema de Información de Reproducción Humana Asistida) aprobado en 2021 impide que ese escenario se pueda producir en España. «Cuando un candidato a donante acude a una clínica de reproducción automáticamente se le asigna un número que está vinculado a sus datos de filiación, y eso limita la posibilidad de que pueda ir de clínica en clínica y superar el límite de recién nacidos vivos que marca la ley, que son seis por donante», ilustra el ginecólogo del Instituto Valenciano de Infertilidad.

Fuentes

Los datos están extraídos del 'Registro Nacional de Actividad 2020-Registro SEF', que es el registro oficial de Técnicas de Reproducción Asistida del Ministerio de Sanidad, y sus ediciones anteriores. En este documento se diferencian dos partes: la FIV/ICSI (Fecundación In Vitro / Inyección intracitoplasmática de espermatozoides), consistente en la unión del óvulo con el espermatozoide en el laboratorio, con el fin de obtener un número apto de embriones disponibles para transferir al útero materno, y IA (Inseminación Artificial), consistente en el depósito de forma artificial del semen en el tracto reproductor femenino, para intentar acortar la distancia que separa el óvulo y el espermatozoide y facilitar el encuentro entre ambos. La población en estudio la constituyen todos los centros españoles que desarrollan técnicas de reproducción asistida y su participación es obligatoria. En el año 2020 participaron 313 centros (entre un 80% y un 70% son privados).

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