La estación de esquí destartalada en Salamanca donde pastan las vacas y el último no cerró la puerta
El equipo de Gobierno de Béjar carga contra el exalcalde con una auditoría que califica La Covatilla como una instalación en abandono en la que no se ha hecho mantenimiento, que se dejó con todo encendido y arrastra graves deficiencias que comprometen su futuro
Cada vez que hay cambio de gobierno en Béjar, la Covatilla se convierte en el centro de la polémica. Y esta vez no iba a ser diferente, solo que lo hace tras una temporada de nieve histórica en la que no se pudo esquiar más de un kilómetro a pesar de la abundancia del blanco elemento, con la sospecha de que la estación se deterioraba y un encarnizado debate político en torno a la estación. La perspectiva ahora es abrir en diciembre, pero el futuro no está claro y el presente es una factura de muchos ceros.
La refriega política, abierta desde mayo de 2023, terminó en agosto con una moción de censura y cambio de alcalde. El entrante, el socialista Antonio Cámara, firmó y se cogió el coche: directo a La Covatilla. El panorama que se encontró ya lo contó este medio entonces, pero se ha reflejado en una auditoría que se hizo días después, en cuatro días del 25 al 29 de agosto.
El resultado oficial se ha dado a conocer y, a tenor del informe desgranado ante la prenesa, es desastroso según ha desgranado el concejal delegado, Javier Garrido, de Tú Aportas Béjar. Una visita en abierto permite comprobar si lo que dice es cierto sobre una instalación pública que tiene su trascendencia para la comarca y para la provincia entera, que hace aquí los 'bautismos blancos' de muchos de sus escolares. Abrirá el 1 de diciembre con la pista de debutantes y, con suerte, el polémico telesilla... con permiso del clima y si hay nieve.
También se reactivará el plan para hacer un centro de estancia en altura para deportistas. Sobre el tren de trineos que propuso el exalcalde, nada de nada. «Como ha sido habitual, se habla pero tuvimos que pedirlo a la empresa, pero no hay anteproyecto ni permisos tramitados», dice Cámara.
Un parque de atracciones abandonado
Llegar a las puertas de la estación obliga a ascender sus empinadas rampas; arriba un cartel nos recuerda que una vez Santi Blanco fue el primero en conquistar su cima. Al llegar arriba, el aparcamiento aparece algo destartalado, primera señal de lo que se encontró el nuevo alcalde. El equipo de Gobierno empezó a subir nada más asumir responsabilidades y lo primero que se encontró fue sorprendente: la estación estaba como si todo el mundo hubiera salido corriendo.
La Covatilla ofrece este miércoles por la tarde a la hora de nuestra visita un día claro; se ve toda la sierra y Salamanca a lo lejos, se aprecia la inmensidad de la gran masa de agua del embalse de Santa Teresa. Al llegar al núcleo de la estación se presenta con un lugar en el que el tiempo se detuvo en un momento concreto si que nada se haya tocado. Es un parque de atracciones clausurado, un escenario de 'Star Wars: El despertar de la Fuerza'. Y así literalmente se lo encontró el nuevo equipo de gobierno.
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En la primera ascensión se encuentran vacas pastando: hoy no las hay (sí en la subida), pero se ven excrementos por toda la instalación, casi en cada esquina. Es la montaña y nada podría impedirlo, pero han entrado hasta la estación meteorológica donde se marcan mínimas y vientos de récord y también hasta el mismo corazón del telesilla, lo que es peligroso.
Toda la maquinaria quedó en la calle, y así está todavía, porque no se ha querido tocar casi nada. Las caras máquinas pisapistas tienen las puertas abiertas (las llaves no están puestas, al menos) y sólo funciona bien una de las tres, las otras dos están a la intemperie, igual que un pick-up que no tiene frenos. Dentro del taller, cuatro motos de nieve de las que sólo está operativa una. Cuenta el concejal que hay dos todoterrenos en talleres de Béjar donde se ha exigido el pago de facturas de reparación para liberarlos.
Las pisapistas están abiertas y en la calle, las cuatro motonieves está desguazadas, el pick-up no tiene frenos y hubo que pagar facturas para 'rescatar' dos todoterrenos de talleres de Béjar
La estación está totalmente parada, no hay actividad alguna, parece que se dejó tal y como está una vez terminó la última temporada. Se despidió a todo el personal el 1 de abril y la sensación es que se marcharon sin mirar atrás. Así apareció cuando llegó el nuevo concejal: ordenadores y ruters encendidos, pantallas, terminales de pago con tarjeta... también las máquinas de fabricar nieve artifical, conectadas a luz, datos y agua todo el verano. «Alguna ya tiene encendidos pilotos de error, ya veremos qué pasa cuando arranquemos», dice.
Las mejores pistas ascienden hacia las cumbres bejaranas donde hace años que no se esquía porque el telesilla no funciona. Su color verde engaña: que tengan vegetación es una mala noticia. Hay que desbrozar todo, tienen maleza de más de medio metro de altura: si se deja, tendrán que caer dos metros de nieve para que se puedan usar. Todos los desagües y canalizaciones del complejo sistema de evacuación de agua están taponados o colmatados: si no funcionan bien, las lluvias o el deshielo acaban con la capa esquiable.
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El ayuntamiento está decidido a asumir esta temporada y abrir; para más adelante queda una reflexión sobre el modelo futuro de funcionamiento, que no será privado 100%, sino algo mixto. También la convicción de que ha habido mucha «dejadez» y que un ayuntamiento como el de Béjar no puede asumir el mantenimiento correcto de una estación de esquí.
Hay alguna buena noticia también. Se está contratando personal, algunos de los servicios se está preparando para la temporada de esquí y el remonte de la pista de debutantes, la tabla de salvación la pasada temporada, está en buenas condiciones, no así la cinta transportadora que ha estado a la intemperie todo el verano cuando lo recomendable es desmontar. La chatarra y basura acumulada se limpiarán. Y luego está el asunto del telesilla.
Una pieza de 3.000 kilos cara y difícil de arreglar
¿Por qué en una estación que tenía hasta tres metros de nieve no se podía esquiar más de un kilómetro de pistas? Porque su único telesilla no funcionaba ni estaba en condiciones de hacerlo, algo que se sabía y no se había solucionado. Así lo reconoció en su día el anterior alcalde y así se lo encontró el nuevo cuando entró el pasado agosto.
El problema es de largo recorrido. La maquinaria, muy especializada, se ha deteriorado con el paso de los años, el uso y las condiciones. En 2023 ya se advertía en un informe que el actual concejal de la estación, Javier Garrido, entonces ya con responsabilidades, hizo llegar al alcalde entrante, el popular Juan Francisco Martín.
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La máquina necesita una revisión, la famosa V7, pero cuando se va a hacer se encuentra un gran deterioro. La pieza principal, un engranaje de 3.000 kilos (ver foto detalle), está en mal estado y hay que desmontarla entera. No se puede hacer a tiempo, pero la temporada sigue; el equipo de Gobierno dice que se está haciendo la revisión, pero no se hace: la Junta nunca recibe los papeles que tiene que visar para certificar la revisión y autorizar el uso del remonte.
El engranaje del telesilla, de 3.000 kilos, tendrá que ser reparado en Francia y reinstalado y certificado para volver a funcionar: costará 60.000 euros
Ahora, hay un plan para arreglarla. La semana que viene, finales de septiembre, vendrá un técnico de Andorra para desmontar su eje, la pieza clave que tira del cable y mueve el telesilla, un trabajo muy especializado. Un cable, por cierto, que está atrancado al suelo y ha estado sin protección: su tensión es tal que, si se suelta, podría causar un accidente.
Con la pieza desmontada y en un camión, irá al fabricante, en Francia, para su reacondicionamiento... y si hay suerte en cuatro semanas se habrá reparado. Viaje de vuelta, reinstalación en La Covatilla (no es fácil, hay que sacarla por el techo del 'omni' donde se aloja), entrega de certificaciones, visto bueno de la Junta y, a funcionar. Eso podría ser al empezar la temporada, con ella iniciada, al final... o desde el primer día si la nieve tarda en aparecer. La factura será de 60.000 euros.
Sobre lo que costará poner al día la instalación nadie se pronuncia en firme. El concejal del área sigue echando cuentas. Debrozar las pistas, limpiar desagües, revisar cañones de nieve, arreglar pisapistas, motonieves, maquinaria y vehículos, el telesilla... un suma y sigue que va subiendo y que complica que Béjar mantenga su icónica estación de esquí y logre recuperar el prestigio perdido.