Helicóptero a la última para rescates de montaña en Castilla y León

Hay un lugar en Castilla y León donde conocen cada pico montañoso de la comunidad. Clavan el tiempo que se tarda en llegar al Espigüete palentino o al Almanzor abulense. Ese lugar está en llano, en la única provincia sin montañas de la comunidad, y se llama Alcazarén. Allí se encuentra la base del helicóptero del Grupo de Rescate y Salvamento de Castilla y León. Por operatividad. Si se dobla un mapa de Castilla y León, el punto geográfico que marca la equidistancia con las partes más alejadas de los bordes de la comunidad está ahí.

Castilla y León afronta los rescates desde hace unas semanas con un helicóptero nuevo, muy avanzado en equipación y prestaciones, de última generación.

El aparato es apenas 65 centímetros más largo que el que acaban de jubilar, pero la cabina es más holgada y permite al enfermero o enfermera rescatadora que despega en cada salida junto al piloto, al operador de grúa y al otro rescatador poder monitorizar al accidentado, porque es mayor el espacio disponible.

El helicóptero en servicio, un H145, es biturbina y levanta el vuelo desde un concepto diferente, con tecnología de apoyo al piloto. El aparato está equipado con una grúa con 90 metros de cable, lo que facilita la evacuación de víctimas y permite acceder a lugares con una orografía extremadamente compleja. Hasta 250 kilos puede izar esa grúa.

La puesta en servicio del nuevo aparato ha supuesto para Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio un desembolso de 10,41 millones de euros que cubre el funcionamiento por los próximos 4 años. Incluye la base, el nuevo helicóptero, mecánicos, mantenimiento, combustible y la tripulación completa (2 pilotos, 2 operadores de grúa, 4 enfermeros rescatadores y 4 rescatadores) para cubrir la horquilla horaria que va desde que sale el sol hasta el ocaso, los 365 días del año.

La leonesa cueva de Valporquero fue el escenario del último rescate de la aeronave antigua y el primer destino de la nueva. La casualidad quiso ese adiós y ese estreno para la tripulación, con un rescate en cueva que implica un entorno muy hostil, en el que hay que meter al enfermero rescatador hasta el corazón de la sima para que logre montar un «punto caliente» en el que dar la primera atención a la víctima mientras se desarrolla un laborioso operativo para sacarla al exterior que puede prolongarse durante horas.

Castilla y León cuenta con Grupo de Rescate desde el año 2006. En 2017 se incorporó a la tripulación ese rescatador con titulación en enfermería, que puede trabajar con solvencia en un entorno montañoso y valorar sobre el terreno lesiones o administrar tratamientos para el dolor, lo que facilita la evacuación de una persona con traumatismos. Su labor mejora las posibilidades de supervivencia en situaciones críticas. Ahora, en 2023 se incorpora una aeronave que permite «rescates sanitarizados» con mayor seguridad de vuelo.

El conocimiento de picos y valles de la geografía autonómica del que pueden presumir los profesionales del Grupo de Rescate y Salvamento se lo han ganado a pulso tras casi 3.900 horas de vuelo y un balance de más de 1.250 personas rescatadas en alrededor de 1.400 operaciones desarrolladas a lo largo de 17 años.

Es una tarea, la de los rescates de personas accidentadas o desorientadas en rutas de montaña en la que los técnicos del Centro Coordinador de Emergencias de la Agencia de Protección Civil autonómica (adscrita a la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio) coordinan los medios que participan. Puede despegar el helicóptero del Grupo de Rescate, pero también el que la Guardia Civil tiene en Fabero o los de comunidades vecinas, en función del tiempo de vuelo del hangar al lugar del accidente.

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Trabajan en un campo creciente, con despegues hacia la montaña que aumentan cada año por el incremento de actividades de ocio al aire libre. 2022 cerró balance con 104 incidentes atendidos, cifra que se ha superado en los nueve primeros meses de 2023, periodo en el que se han contabilizado 107.

Castilla y León aprobó una tasa en 2012 por el rescate en helicóptero para aplicar en caso de una negligencia flagrante del ciudadano que pide auxilio. No se ha estrenado, porque prima el criterio de servicio público orientado a evitar desgracias personales. Ante cualquier contratiempo en la montaña o cualquier desorientación en la ruta, lo primero que hay que hacer es llamar para pedir ayuda. Cuanto antes. Y si hace falta, ahí estarán los profesionales del rescate.

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