Las siete claves de la temporada de Unionistas: de la plantilla al Reina Sofía y el único objetivo válido

Cinco de cinco posibles. Ese es el bagaje de Unionistas de Salamanca en Primera Federación, la competición que desde el año 2021 hace de fútbol de bronce tras la catarsis que supuso, en todo, la pandemia del coronavirus. Y el equipo de fútbol más importante de la provincia de Salamanca se encamina, directo, a comenzar su quinta andadura en la misma categoría que tiene otras tantas ediciones desde que este fin de semana ruede la pelota en el estadio Reina Sofía, en el barrio de San José de la ciudad del Tormes.

Aunque siempre es arriesgado aventurar algunas de las claves que pueden dominar el año blanquinegro, estas son unas cuantas, casi tantas como incógnitas presenta el proyecto de Unionistas de esta nueva temporada.

Y en eso, afortunadamente, ni los que hacen Unionistas ni los que rodean al club de esencia y funcionamiento popular se podrán sorprender esta campaña. El día siguiente, tras conseguir la salvación la pasada temporada, el presidente de la entidad, Roberto Pescador, fue rotundo: «El objetivo tiene que ser la salvación». Sí, y luego... el clásico «ya veremos» que siempre se utiliza. Pero que es tan real como manido. Los charros parten este sábado con la consigna clara de llegar a los 45 puntos tradicionales, y después... ya se verá. Para eso quedan casi nueve meses.

Con menos dinero que el pasado año, según han repetido los miembros de la dirección general y deportiva de Unionistas, parte este joven club de 12 años de vida. Sin especificar cuánto, Antonio Paz no quiso comprar en su momento que la entidad se enfrentara a un «tijeretazo» económico para fichar jugadores. Lo cierto es que, sin el aporte de la Copa del Rey para esta temporada, los ingresos disminuirán. Pero no es menos cierto que, en esencia, el número de patrocinadores y de socios se mantienen estables en Unionistas, una buena noticia. Por otro lado, han aumentado claramente los costes de las categorías inferiores, y también el destinado a mejorar otras áreas del club (caso de la contratación de la figura del director general, David Mata).

Por tanto, con un presupuesto inferior respecto al de hace un año, Unionistas se planta en la Primera RFEF de nuevo en medio de otros clubes, como el Tenerife y el Racing de Ferrol, recién llegados del fútbol profesional, y con otros con más recursos de los gobiernos autonómicos, por ejemplo, en comparación a lo que recibe el conjunto popular. Una bajada del dinero destinado a comprar a los mejores jugadores obliga a rebajar las expectativas y a pensar, únicamente, en la salvación.

Tras la agónica salvación y la abrupta salida del antiguo director deportivo, Rubén Andrés, Unionistas empezó casi de cero. Sin embargo, recorrió un camino de más de tres semanas preguntando por su situación a otros directores deportivos hasta que se dio cuenta, o necesitó darse cuenta, de que la solución estaba en casa: Antonio Paz.

Paz tiene sobre él muchas miradas en su debut en solitario como director deportivo pero, pase lo que pase este año, para bien o para mal, no será el responsable total ni de un descenso, ni de conseguir otra vez estar en la Copa del Rey el año siguiente, ni de un hipotético playoff. A su lado confeccionan la plantilla, aparte de un equipo de colaboradores –y algún amigo-, el entrenador, Oriol Riera, y el director general, David Mata. Ese es el trío que se ha encargado, cada uno en su función, de ir cosiendo este Unionistas nacido, casi, de la nada. Por supuesto, todo esto con la supervisión del presidente Roberto Pescador, la segunda pata de este apartado.

Ni Paz ni Riera fueron los primeros contactados por el club para ocupar sus puestos. De tal manera que, especialmente en el primer caso, cargar las tintas si la plantilla no funciona al 100% en la figura del salmantino no será justo completamente.

No puede faltar, en este Unionistas remozado, la novedosa plantilla diseñada para este curso. Aún con un fichaje seguro por realizar, el conjunto blanquinegro tiene que apuntalar la zona del ataque o, si llegara algún futbolista interesante, un refuerzo para el centro del campo.

No obstante, y tras lo visto esta temporada, uno de los futbolistas que más ha llamado la atención de los recién llegados es el pivote procedente del Elche, Luis Roldán, al que algunos sí califican como «diferencial». Aunque si ha habido, año tras año, dos hombres diferentes y decisivos en Unionistas, esos son los capitanes: Ramiro Mayor y De la Nava quienes, aparte de oficio, mantienen su calidad y su solvencia en el terreno de juego. Dos indiscutibles.

En el apartado de incógnitas falta por saber si Oriol Riera apostará por jugar con extremos puros, o inclina la balanza a formar con tres centrales y dos carrileros. Y, en el medio, quién juega junto a Roldán, donde cualquiera tiene opciones entre el trío de «Jotas»: Jota López, Juanma Lendínez o Juanje Rodríguez.

Lo que sí se ha repetido mucho, también por parte del técnico, es la juventud que tiene el equipo. Y es cierto que, repasando los datos de otras plantillas, la de Unionistas es de las más jóvenes, pero no con una gran diferencia. 25 años de media suma el equipo de Oriol Riera, aunque unos 23 años de media tiene la del Arenas de Getxo y 24 la del Ourense, por ejemplo. Más años de media que los charros tienen el Mérida, el Cacereño, la Ponferradina, el Guadalajara y el Arenteiro, con 26; 27 suma el Zamora, y hasta 28 tienen el Real Avilés y el Pontevedra.

Sí, la plantilla es joven y con ambición. Para lo bueno, y para lo menos bueno; es decir, la menor experiencia.

Si tenemos en cuenta que el estadio es municipal, y es el recinto dedicado al fútbol que no está en manos privadas más importante de Salamanca, la instalación sigue siendo, en muchas cosas, indigna para la ciudad. Desde hace unos años, Unionistas ha variado y rebajado su tono exigente en público con el Ayuntamiento de la capital por el estado de la instalación, cuyo césped pagaron los socios del club. Sin embargo, y en privado, no son pocos los que reconocen (y no solo de parte del club) que el estadio es una auténtica chapuza, en su conjunto.

Afortunadamente, el Consistorio se ha puesto manos a la obra para dotar esta temporada (el «cuándo» es una incógnita) de un tercer acceso, segundo asfaltado y con iluminación al recinto deportivo, para mejorar la seguridad de los asistentes, algo prioritario. Todo esto, claro, con las ideas y el esfuerzo que sale del propio club y sus trabajadores, junto con alguna empresa patrocinadora. Es necesario, y positivo, que el Ayuntamiento de Salamanca invierta en mejorar las instalaciones deportivas de la capital, algo dejadas desde hace décadas.

Si uno mira a capitales vecinas, y más pequeñas todas ellas, se da cuenta de la desventaja de Salamanca en este sentido: Zamora, León y Palencia tienen mejores recintos que el Reina. Es prioritario seguir dotando de una mejor infraestructura a este campo.

Probablemente, esta clave debería ser la primera en importancia. Porque lo es todo. Unionistas de Salamanca no sería menos sin sus socios y sin su afición: simplemente, no sería. No cabe posibilidad. Esta semana se festejaron los 12 años de vida del club que nunca debió nacer, puesto que recoge las cenizas de la desaparecida Unión Deportiva Salamanca. Y se utilizó el término «utopía». Hoy por hoy, Unionistas sigue siendo eso en la ciudad de Salamanca, una gran utopía que sustentan los socios con sus cuotas, con sus viajes extenuantes, con sus cánticos casi sin cesar, y con su trabajo para preparar el viejo Reina Sofía para cada partido, con los voluntarios del club al frente.

Mientras esos sigan, y van camino de ser 5.000 socios, otra vez, con carné, hay Unionistas para rato. Se luche por el playoff, por la Copa... o por lo que toca este año, a unas horas de que comience la liga: pensar en la salvación, sin ir más lejos. Suerte.

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