Las noticias imprescindibles de Salamanca este jueves 4 de diciembre
Asier Quintana.

Asier Quintana

Diseñador
«Hay sobreabundancia en la moda rápida»

El joven creador, que hoy desfila en EGO, apuesta por la posibilidad de «entender la moda de otra forma»

Domingo, 21 de septiembre 2025, 00:04

Cuando empezaba a terminar las prendas, dije: 'Buah, esto es real, se acerca'», dice Asier Quintana. Pues lo que se acercaba ya está aquí: esta tarde, el diseñador vizcaíno desfilará en EGO, la pasarela de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid dedicada a descubrir a los nuevos talentos de la moda española. Lo hará junto a otros ocho diseñadores, y todos competirán por el galardón Mercedes-Benz Fashion Talent. Amante de la costura y de lo artesanal y afincado en Copenhague, Quintana, que aún no ha cumplido los treinta, se muestra más tímido en la conversación que en su trabajo, en el que se atreve a reinterpretar la sastrería clásica difuminando las barreras de género y construyendo su propia narrativa.

Publicidad

–En Copenhague no habrá vermú los domingos, ¿no?

–Sinceramente, no. Me da mucha pena, porque a mí el vermú me gusta mucho, pero no hay esa costumbre.

–¿Qué hace allí?

–Vine hace seis años a estudiar el Máster de Diseño y Moda en la Royal Danish Academy, y aquí me quedé.

–¿Y qué tiene Copenhague que no tenga Bilbao?

–Mi pareja, mis amigos y la comunidad que he creado aquí; todo eso es muy importante para mí. Es también la primera ciudad en la que he sido independiente, así que tiene un lugar especial en mi corazón.

–Su abuela era modista. ¿Jugaba de pequeño con los retales?

–Tampoco excesivamente, pero sí, mi abuela era modista en una casa de costura en Balmaseda y, cuando necesitaba ayuda, mi madre, mi tía y hasta mi padre se ponían a coser, a cortar patrones, a todas esas cosas, así que lo he visto siempre en casa. Cuando descubrí que me gustaba la moda sí empecé a juguetear con las telas, pero ha influido más el hecho de verlas a ellas haciendo cosas que se me han quedado grabadas en la memoria.

–¿Usted cose? Porque hay diseñadores que no saben ni enhebrar una aguja.

–De chaval no cosía; como mucho, ayudaba a mi madre a pasar un hilván para coger un bajo, o cosía un botón, o cosas así, pero cuando decidí que quería estudiar moda, mi madre me compró una máquina de coser y me dijo: «Vas a aprender a coser, porque necesitas saber el medio de esto». Le cogí el gusto, y ahora me gusta mucho.

Publicidad

–Su trabajo es «una combinación de sastrería tradicional con narrativas emocionales y contemporáneas». Explíqueme eso.

–Siempre me ha interesado la sastrería tradicional, pero no quiero hacer una sastrería clásica porque tampoco soy un sastre entrenado, y creo que eso sería pisar los talones de una profesión a la que respeto mucho. Lo de las narrativas es porque a mí me interesan el cine, el teatro, la música, todos los medios artísticos que cuentan una historia con un principio, un final, una transición de un personaje. Por eso, cuando hago un proyecto siempre estoy pensando en quién es este personaje, qué historia puedo crear.

–Su ropa desdibuja los límites del género.

–Sí, porque no me gusta quedarme en los límites, tener que seguir ciertos cánones, ciertos patrones. Es algo que aparece de forma innata en mi trabajo desde que empecé.

Publicidad

–¿Qué diseñadores son sus referentes?

–Me encanta Alexander McQueen, porque trabajaba la sastrería con narrativas muy dramáticas. Luego los diseñadores japoneses: Yamamoto, Miyake, Kawakubo. También el Hussein Chalayan de finales de los 90, que tenía una forma de provocación intelectual muy interesante. Y Galliano, evidentemente.

–¿A quién le gustaría vestir?

–A Tilda Swinton; me da muy buen rollo. Y a alguna de las actrices de las películas de Almodóvar, que me encanta.

–¿Qué vale una de sus prendas?

–Entre los 200 y los 400 euros. Las de encargo son un poco más caras, entre 500 y 800, pero depende de la prenda, de la tela, del trabajo que lleve…

Publicidad

–Esos precios no son accesibles para todo el mundo.

–Incluso para mí. Siempre he dicho que hay que comprar menos y comprar mejor, pero no todo el mundo puede permitírselo: no puedes gastarte en una camisa 200 euros si no los tienes para llenar el carro de la compra. Pero cuando yo no he podido comprarme determinada ropa, en vez de ir a una marca de 'fast fashion' me he comprado ropa de segunda mano y me he quedado más tranquilo. Además, y sin demonizar a la gente que compra moda rápida, ir a una de esas tiendas y ver cuatro plantas enteras de burros con ropa sabiendo el trabajo que hay detrás de cada prenda me da una sensación de sobreabundancia. Me gusta pensar que, cuando alguien compra una prenda mía o de cualquiera de los diseñadores que compiten hoy, no lo hace solo por la prenda, sino también por la historia que hay detrás, por sentirse parte de una comunidad de gente que entiende la moda de otra manera.

–También compite contra las firmas de lujo.

–Sí. Hay gente que gasta mucho dinero en ciertas marcas solamente por tratarse de esa marca, pero son incapaces de gastarse la octava parte de ese dinero en un diseñador emergente.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad