La artista que transforma el duelo en una obra de teatro el Patio Chico de Salamanca

Hay llamadas que parten la vida en dos. Para Raquel Barbero, esa llamada llegó desde el servicio de paliativos: debía despedirse de su madre porque iba a ser sedada y no volvería a despertar. Una llamada que recibía antes de empezar a prepararse para una actuación en el Teatro Liceo. De aquel instante doloroso nació -sin saberlo- la semilla de Caleidoscopio, la obra que la compañía Ohdiosas Teatro estrenó hace dos semanas en el Patio Chico de Salamanca. En el vídeo aparece delante de una composición de fotografías de Ángel Marcos, actualmente en la exposición de 'Topologías intempestivas' en el Centro de Arte Contempóraneo DA2, en Salamanca.

No es casual que la figura de Carmen Martín Gaite aparezca en este proyecto. La escritora salmantina, apasionada del collage, supo convertir la experiencia del duelo de su hija y la pérdida en motor creativo sin perder el optimismo. Ese mismo impulso guió a Barbero sin ser consciente, que entremezcla personajes, recuerdos y símbolos en un montaje surrealista donde la muerte no es un final, sino un espejo lleno de fragmentos. «Es una obra rara, muy surrealista, como yo. Son los delirios de una persona que se está muriendo, donde todo se mezcla», resume la autora.

El título proviene de un cuadro de Cristina Aliste que la artista descubrió por azar y que se convirtió en imagen de referencia para la obra. «Fue un flechazo, su cuadro encajaba con todo lo que quería contar», confiesa Barbero, convencida de que las casualidades también construyen caminos creativos.

Surrealismo y collage son sus lenguajes predilectos. En fotografía y ahora también en teatro, Raquel Barbero trabaja con sus propias imágenes, recomponiendo piezas que parecen inconexas hasta que hallan armonía. «Siempre me ha fascinado esa capacidad de encontrar orden en el caos», explica. El surrealismo, dice, le ofrece un espacio de libertad y lo asocia a una sensibilidad femenina capaz de narrar lo íntimo desde lo simbólico. «Me gusta desmenuzar y recomponer para construir mundos que no existen, pero que transmiten una verdad emocional», explica.

Su camino ha sido todo menos lineal. Nacida en Bilbao y criada en Salamanca, pasó por estudios de química y dejó atrás la fotografía comercial -bodas, comuniones- para adentrarse en la fotografía artística; participando en exposiciones individuales y colectivas. El teatro se abrió paso en su vida a partir de una colaboración con La Malhablada en Salamanca. De ahí nacería Ohdiosas Teatro, la compañía con la que ha estrenado Caleidoscopio junto a Cristian y Miriam.

Antes de este proyecto, Barbero ya había explorado la crítica social desde lo visual. En 2020 presentó en Salamanca Mujer 2020: Edades, entorno, roles y miedos, una exposición que denunciaba los estereotipos de género, el miedo a la violencia machista y las exigencias impuestas sobre el cuerpo femenino. También creó la serie 'Ella murió en el bosque', donde juega con la ambigüedad visual para reflejar la vulnerabilidad y el miedo que atraviesan la experiencia de ser mujer.

Reconoce que a veces no sabe qué tiene que expresar: «Mi proceso creativo es a la inversa, primero hago -ya sean fotografías, collages o teatro- y después encuentro el sentido». Así es como Raquel entiende el mundo y a ella misma; primero crea y después encuentra el orden en su propio caos.

Actualmente, Barbero compagina el arte con su trabajo en digitalización, donde ha empezado a explorar las posibilidades de la inteligencia artificial, una herramienta que al principio se le resistía. «Es como cuando llegó Photoshop: parecía el fin de la fotografía y no lo fue», compara.

'Caleidoscopio' es un viaje por la memoria y el dolor, un homenaje a dos mujeres -su madre y Carmen Martín Gaite- y una apuesta por un teatro diferente, menos convencional y más simbólico. «Prefiero hacer algo distinto y llegar a pocos, pero llegar de verdad», asegura Raquel Barbero, equilibrista de la vida y del arte.

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