La Cámara de Salamanca entra en fase electoral: quién es quién en el movimiento que ha acabado con su presidente
La dimisión de Crespo es en realidad el primer capítulo de la pugna por la Cámara en la que la patronal más representativa, CEOE-Cepyme, aspira a recuperar el control
Todo tiene un porqué y la renunica del hasta ahora presidente de la Cámara de Comercio de Salamanca, también. Aunque Benjamín Crespo ha asegurado que lo deja «porque quiero y cuando he querido», la afirmación no puede estar más alejada de la realidad y tiene una explicación muy exacta que tiene que ver con las inminentes elecciones en el ente cameral, en las que se dirimirá quién lo controla y para las que se postulan dos alternativas.
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Casi diez años después de su ascenso al cargo, es factible que el tiempo de Crespo en la presidencia esté más que agotado y el relevo era algo natural; pero más que con su deseo de seguir o no, tendría que ver con la competencia que se avecina para sucederle, algo nuevo porque no la ha tenido, al menos, no como la que se espera, que es nada menos que la de la patronal mayoritaria CEOE-Cepyme.
Se trata del próximo y definitivo capítulo de la guerra de las dos patronales, una anomalía vigente una década completa, auspiciada por instituciones que entendieron que era bueno que Salamanca tuviera una patronal paralela a la oficial cuando esta se convirtió en un actor incómodo y poco manejable. Ahora, aquel asalto ha sido rechazado y la situación podría volver al origen, con una mayoría de la antigua Confaes en la casa de los Sexmeros.
La clave del anuncio de este lunes reside en el tipo de acto en el que Crespo va a entregar el relevo y a quién. De entrada, el empresario, titular de un negocio de suministro de pescados y mariscos, se marchará el jueves en un pleno de carácter electoral. Al dejarlo, y por reglamento, su sustituto tendrá que ser refrendado por los máximos órganos camerales y presentar el comité ejecutivo con el que llega, su 'gobierno'.
Es un trámite que se espera sin sorpresas por la composición del comité ejecutivo. Su mandato, no obstante, será provisional porque no renueva la presidencia, sino que sustiuye a su titular, con lo que sólo podrá ser presidente mientras dure la actual legislatura. Esta termina en los próximos meses y, de hecho, a principios de 2026 debe haber elecciones.
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La guerra de las patronales
Esas elecciones serán muy diferentes a las dos últimas. Celebradas en plena 'guerra' de las patronales, a ellas acudió la histórica Confaes debilitada por el eje creado en torno a Crespo o, directamente, comandada por ejecutivas que querían entregarla en una fusión con la 'otra', CES.
La retirada de Crespo, entonces, sirve para dejar paso a un nuevo presidente interino, pero al que se señala para liderar una candidatura a la presidencia para un nuevo mandato a partir del año que viene. El actual presidente lo deja para que el nuevo aspirante pueda preparar su asalto al cargo y el elegido ostenta un perfil al que se confiere capacidad para dar una batalla que, con Crespo, parecía perdida. Porque el cambio llega cuando ya se sabe que no será el único.
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El actual presidente lo deja para que el nuevo aspirante pueda preparar su asalto al cargo y el elegido ostenta un perfil al que se confiere capacidad para dar una batalla que, con Crespo, parecía perdida
El primer aspirante es Alberto Díaz San Miguel, hijo de Pedro Díaz, conocido empresario salmantino y presidente del grupo editor del diario La Gaceta. Padre e hijo llevan años instalados en las estructuras de la representación empresarial a través de sus empresas y asociaciones empresariales.
Díaz es el primero, aunque todavía tiene que presentar oficialmente candidatura y avales, pero ya sabe que no será el único aspirante. Según ha podido conocer este medio, la patronal más representativa, CEOE-Cepyme, ya ha decidido que presentará una alternativa. Y es esta decisión la que ha precipitado la salida de Crespo y la aparición de su relevo.
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La antigua Confaes, la histórica patronal salmantina, ya está presente en los órganos camerales, pero aspira no sólo a mejorar su reprentación, sino a elevarla lo suficiente para recuperar el control de la Cámara una década después de caer en manos de la facción de Crespo. Y está en condiciones de conseguir sus objetivos.
La resistencia interna
Para entender el movimiento hay que remontarse al momento en el que Crespo, presidente de la sectorial de Comercio, decidió sacarla del paraguas de Confaes; la patronal mayoritaria asegura que se marchó dejando una importane deuda a cuestas. Desde ella, posteriormente, Crespo lideró la entrada en la Cámara en un proceso al que la Junta, administración tutelante, brindó todos los parabienes.
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En paralelo, se auspició el nacimiento de CES, la segunda confederación de empras. La 'otra' patronal intentó durante años el asalto a Confaes, imponiendo una fórmula de integración con unas condiciones que le daban el control de facto de la gran patronal.
Esto estuvo a punto de ocurrir en el cambio de presidencias, cuando Diego García sustituyó a Juan Manuel Gómez, trayendo bajo el brazo un acuerdo para que CES entrara en la patronal en condiciones «inaceptables».
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El calificativo se lo puso una resistencia interna que nació en la patronal histórica y que cristalizó en la candidatura del actual presidente de la patronal, Paulino Benito, que se opuso a una fusión a cualquier precio que se impulsaba desde la Cámara y que hubiera terminado con la colonización total de las asociaciones empresariales por parte del grupo al que ha representado Crespo; la institución cameral y la patronal CES, de hecho, comparten muchos nombres.
No ocurrió porque, primero, se forzó la dimisión de Diego García, que pretendía hacer ya la fusión; y, segundo, porque en unas elecciones a presidente de CEOE-Cepyme, Benito se impuso con contundencia a Juan Luis Feltrero, que encarnaba la corriente integracionista. No sólo ganó las elecciones, sino que ha frenado toda ofensiva para revertir las decisiones que ha tomado para alejarse de la fusión y reforzarse internamente.
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La resistencia ha reforzado a la patronal histórica, que atraviesa un momento de gran cohesión y fortaleza interna. Se tomaron decisiones difíciles como dar la batalla electoral interana o la destitución de su último secretario general, Víctor Yenes, y el nombramiento posterior de Ricardo Andrés, hombre de la casa, gran conocedor de la representación patronal y, por qué no decirlo, azote de Crespo y los suyos a los que ha ganado la partida en casi todos los terrenos. El último es todo un aviso de la fuerza de la patronal salmantina: la firma del convenio de Comercio, la asociación desde la que Crespo saltó a la Cámara tras sacarla de Confaes, y en la que ahora es CEOE la que lleva la voz cantante.
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