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A 1.550 metros de altura la naturaleza puede castigarte con dureza o regalarnos un día radiante. Convertir un paraje privilegiado en una trampa mortal, que una apacible excursión senderista o una salida a esquiar torne en decepción porque la carretera que nos lleva a ese sendero o la estación de esquí se encuentre cortada. Y eso es algo que, en Salamanca, ocurre casi siempre en dos lugares que tienen el honor de encontrarse entre los que antes cierran al tráfico cuando la meteorología se tuerce.
Es viernes en El Travieso. La sierra de Béjar tiene uno de esos días luminosos que la hacen incomparable. En la conocida como primera plataforma de Candelario no hay nieve, ni hielo ni rastro alguno de alerta por mala climatología. La realidad se empeña en desmentir a las autoridades que han decidido que la DSA-191 está, deste este punto, cerrada a la circulación por el mal tiempo. Y no circunstancialmente, sino de forma permanente en una hibernación de cuatro meses.
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Esto es lo que ocurre con esta carretera provincial que, un año más, se ha convertido en la primera que cierra en cuanto el invierno asoma o incluso antes. Este 2024 la circunstancia ha coincidido con las sucesivas DANA que ha pasado por la Península Ibérica y que han dejado alertas rojas, naranjas y amarillas, más de 200 muertos en Valencia y riadas en medio país.
En Salamanca tocaron menos, pero ya provocaron las primeras nieves y copiosas precipitaciones concentradas precisamente en la serranía bejarana. En medio de esta catástrofe, la carretera de El Travieso apareció en el mapa como la que antes ha cerrado y la única en muchos momentos, cuando todavía no ha empezado a nevar. Y ahí sigue en el mapa de Tráfico de la DGT.
Lo que ocurre tiene una explicación compleja. Para llegar hasta aquí toca alcanzar primero Béjar y hacer el conocido giro hacia Candelario; allí, todavía en el casco urbano de la ciudad textil, un cartel nos informa de que la carretera está abierta hasta El Travieso y cerrada para ir más allá.
Serpenteando hasta Candelario, un día de nieve y hielo puede complicar mucho el tránsito por esta carretera, que todavía será más difícil hasta la plataforma. El tramo desde la serrana localidad al antiguo hotel de Montaña sería el siguiente en cerrar si nieva. Y seguir hacia la segunda plataforma es, desde el pasado día 13 de noviembre, imposible. Según Tráfico, estará clausurado hasta marzo.
El motivo es que no hay nada más allá. El hotel de montaña ya está vacío, imposible alquilar su gestión porque los cortes de tráfico lo aislan constantemente, inviable hacer negocio. Seguir adelante es cuestión de ocio porque la DSA-191 no llega a ninguna parte: no hay una población al final de la cinta de asfalto.
Por este motivo, la Diputación de Salamanca, propietaria de la carretera, ha optado por cortarla cuatro de los doce meses del año. Sin poblaciones a las que dé servicio, tiene poco sentido destinar medios y maquinaria para tenerla limpia y transitable cuando caen las grandes nevadas. Y hay otro motivo adicional.
Esta primera plataforma y la segunda son punto de partida para muchos senderistas y, en época invernal, las señales y el corte del paso pueden disuadir a muchos de adentrarse en la montaña en un día peligroso. De aquí partió, por ejemplo, el montañista que desapareció en diciembre de 2022 y al que todavía se busca.
La provincia cuenta con otros tramos de acceso complicado que cierran con cierta frecuencia. El segundo en cuestión está muy cerca, también en la comarca de Béjar, y corresponde con la carretera de La Hoya. La SA-100 da acceso a la estación de esquí de La Covatilla y sufre también los rigores del invierno en forma de cortes por nieve y hielo.
Es muy habitual que aparezca en los listados de tramos sin circulación por nieve ya que incluye en su trazado el paso por un puerto de 1.250 metros de altitud en plena sierra de Béjar, donde las temperaturas suelen ser muy bajas y su trazado, de montaña, se ve afectado.
Esta carretera une las provincias de Salamanca y Ávila a través de este municipio salmantino y del puerto del mismo nombre. La carretera es de montaña y, por la altitud, suele estar cubierta de nieve en invierno. Pero también genera problema en la entrada al casco urbano de La Hoya, que se va a mejorar con un proyecto de 300.000 euros.
Cuando nieva, es habitual que quede cortada al tráfico: ya lo estuvo el invierno pasado durante los temporales. En ese momento, complica llegar a La Covatilla que, cuando el acceso a La Hoya está abierto, tiene también el problema del coste de mantener abierta la carretera a la estación de esquí, algo que choca con su escasa afluencia.
Sin poblaciones a las que preste servicio, de nuevo destinar medios y maquinaria para tenerla limpia y transitable cuando caen las grandes nevadas es una apuesta difícil.
¿Hay más? Un temporal de nieve puede afectar potencialmente a todas las carreteras de montaña en las sierras de Béjar y Francia y en la comarca de Ciudad Rodrigo, pero también complicaría la circulación en la red secundaria en la meseta y en los cascos urbanos.
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El pasado invierno, sorprendió el aspecto de otro recóndito tramo. Se trata de la SA-203 a la altura de la Peña de Francia, que estuvo varios días cortada afectando al acceso a Monsagro, donde las quitanieves tardaron días en retirar lo que había caído desde el paso de los Lobos. La nevada dejó imágenes increíbles del santuario serrano totalmente cubierto de nieve, pero el paso por el alto tardó cuatro días en despejarse.
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