Cierra una de las mejores pastelerías de Salamanca: «Ha muerto de éxito»

«Este es el mensaje más duro que voy a dar nunca». Así empieza Blanca el vídeo que anuncia el fin de Berretes, una de las pastelerías más reconocidas de Salamanca y especialmente popular por su apuesta inclusiva al dar trabajo a personas con discapacidad. Un sueño que inició con la idea de aunar sus dos pasiones: la cocina y ayudar a los demás. Sin embargo, este emprendimiento le ha pasado una importante factura personal. «El negocio lleva meses convaleciente y eso ha tenido un precio enorme en mi salud y mi vida personal», añade.

La situación ha llegado a un punto en el que Blanca ha necesitado decir basta. «Cualquier problema del obrador estaba delante de mi vida personal». Los contratiempos e inconvenientes continuos han hecho que el vaso haya colmado y decidir poner distancia. «Este año me han diagnosticado muchas achaque físicos pero estar resolviendo problemas constantemente es lo que me ha hecho estar al borde del colapso», explica en el video. Uno de los problemas que más han afectado ha sido la inestabilidad personal. «Han pasado treinta personas por aquí en cuatro años, en este oficio si no tienes vocación es fácil desistir», lamenta.

Blanca es consciente del esfuerzo que implica formar a personas con discapacidad para sacar adelante el trabajo. Pero esa era su motivación desde el principio. «Antes que empresaria soy hermana de una persona con discapacidad y quizás eso me ha hecho sobreimplicarme y luchar hasta la extenuación», reconoce. A esto se suma la falta de apoyo real de las entidades con personas con discapacidad porque «las normativas se hacen desde un despacho sin tener en cuenta las necesidades reales», denuncia.

Con la idea de mantener el objetivo que dio vida a este proyecto, formaron a decenas de personas con sus propios recursos. «No hemos encontrado un pastelero profesional con discapacidad, y aprender lo que es la pastelería lleva meses», añade. Esa inestabilidad del personal sumada a la alta demanda ha hecho que la balanza se desequilibre por completo hasta llegar a tomar esta decisión. «Berretes ha muerto de éxito. La demanda fue tan alta desde el principio que la presión se convirtió en un miedo diario», asegura.

«El año pasado en navidad atendimos mas de 700 pedidos online y este año la demanda iba a ser aún mayor», esa incapacidad para responder es lo que ha hecho tomar la decisión más dura de su vida. «Prefiero cerrar el centro especial de empleo. Prefiero cerrar lo que hemos sido que tener que cerrar un día a matacaballo. El sábado 11 de octubre será nuestro último día», apunta.

Sin embargo, se cierra un capítulo pero está convencida que se abrirá otro aún mejor. «Pienso seguir luchando por lo que me apasiona: la pastelería y la formación y buscar nuevas formas de inclusión laboral que no pasen por encima de mi salud», añade. Se cierra una etapa dura y preciosa. Hemos sido icono de la inclusión y esperanza para muchas familias. Gracias a todos los que han dejado una huella bonita en nuestro corazón«.

Toma esta decisión tras recibir hace apenas unos días un reconocimiento por parte del Ayuntamiento de Salamanca como comercio joven. Y es que, eso ha sido otro hándicap: «Me era imposible hacer planes normales de personas de mi edad. Reformar una casa, organizar una boda o tener un hijo. Seguramente llegaría tarde hasta al parto por solucionar un problema del obrador», ejemplifica. «Este será para siempre el proyecto más bonito de mi vida.», concluye.

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