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Hospital Virgen Vega Salamanca S.H.
Salamanca

Citas anuladas, «miedo» y «abandono»: la situación de las pacientes de la Unidad de Trastornos Alimentarios

Dos relatos que coinciden en hechos y emociones. Hablan del servicio prestado por la Unidad del Hospital Virgen Vega en los últimos meses

Viernes, 18 de octubre 2024, 08:20

Salud mental. Salud mental. Salud mental. Un mensaje transmitido por cada vez más gente a través de cada vez más canales, pero que no siempre acaba de plasmarse en la realidad.

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Así se denuncia desde las Juventudes del Partido Socialista de Salamanca, que alertan de la «carencia de un psiquiatra fijo» en la Unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital de Salamanca, situado en el Virgen Vega. Desde la agrupación llegan a advertir del «retraso» e incluso «cancelación» de las citas médicas.

El Hospital no tardó en responder: «La actividad se desarrolla dentro de los cauces habituales». En voz de Ángel Luis Montejo, jefe del servicio, «en ningún momento se ha desatendido a ningún paciente», tampoco «se han anulado consultas», sino que se han «reorganizado agendas» de forma flexible, siempre atendiendo, «con cercanía», las necesidades de los pacientes.

La voz de las afectadas

Un ir y venir de comunicados, que pueden hacer perder el foco. ¿Están atendidas y se responde a las necesidades de las pacientes con trastornos de la conducta alimentaria? Las personas implicadas de forma directa responden. Salamancahoy ha contactado con una paciente de la Unidad de Trastornos Alimentarios y con la hermana de una segunda paciente. Sus versiones concuerdan, también sus emociones: preocupación, miedo y frustración.

Julia -nombre ficticio de la paciente encuestada- ingresó en la Unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital de Salamanca el pasado mes de agosto de 2021. Fue diagnosticada por una psicóloga privada y posteriormente el médico de atención primaria decidió derivarla a la citada unidad, donde estuvo en el Hospital de Día a lo largo de tres meses y medio. «Cumplí los tiempos y la recuperación fue bastante exitosa», reconoce. Eso sí, todavía no ha recibido el alta. A partir de ese momento, pasó a ambulatorio y de ahí ha tenido citas psicológicas y psiquiátricas cada vez más separadas en el tiempo.

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«Llegué a llamar cuatro o cinco veces porque estaba fuera de España para que me atendiera la psicóloga, pero nunca recibí respuesta. Podía haber recaído»

Es en los últimos meses cuando ha notado un «deterioro» del servicio. El coordinador de la Unidad se dio de baja durante unos meses -no ha vuelto-, de forma prevista pero no planificada. «Sentí que era un desastre. Llegué a llamar cuatro o cinco veces porque estaba fuera de España para que me atendiera la psicóloga a distancia, pero nunca recibí respuesta. No era urgente, pero ellos no lo sabían. Podía haber recaído y nadie enterarse», explica.

Julia, que todavía no ha recibido el alta y que continúa medicándose, recalca la necesidad de realizar un seguimiento sobre las pacientes: «Necesitas que te recuerden que tienes que seguir cuidándote porque es algo con lo que vives toda tu vida. Hay momentos mejores y peores y es en esos cuando lo necesitas. A mí de repente me vio un psiquiatra que me quitaba la medicación y nadie me iba a controlar, además de que el coordinador anterior -psiquiatra de su confianza- no tenía esos planes para mí. Me negué», apunta.

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«Mi última visita ha sido en diciembre del año pasado. Va a hacer un año que no visito el psiquiatra»

¿Y qué opina del comunicado emitido por el Hospital? «Yo tenía una cita en septiembre. Me la han cancelado. Y hasta enero no tengo la siguiente cita. Mi última visita ha sido en diciembre del año pasado. Va a hacer un año que no visito el psiquiatra y que el psiquiatra tampoco me valora».

¿Qué consecuencias puede acarrear esta situación? «Estoy bastante estable, pero llevo tres años con la medicación y necesito sentir que avanzo. Estoy procupada, también por saber quién va a venir. Siento abandono. Creo que lo sentimos todas las pacientes que salimos del Hospital de Día y no es culpa de la profesionalidad de ellos porque son muy buenos profesionales. Pero según sus datos, hay una psicóloga para más de 400 casos. Es inevitable esa sensación de abandono», finaliza.

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«Desde hace siete meses le cancelan citas y todavía no se le ha regulado la medicación»

Nerea, también nombre ficticio, es la hermana de una paciente que vivió momentos «extremos» y «límites» durante su enfermedad. Todavía no se ha recuperado del todo, avanza sin prisa pero sin pausa, y se encuentra en un momento complicado, pende del hilo de la recaída, por lo que sus visitas al psiquiatra son más que necesarias. Recibió el diagnóstico en 2020, durante la pandemia, y cuatro años después aunque no en el Hospital de Día, recibe tratamiento ambulatorio cuando le dan cita, tanto en el nutricionista, como en el psicólogo y psiquiatra.

Ejemplo de una de las cartas recibidas

Durante sus peores años no destacan problemas. Es en los últimos meses cuando todo comenzó a cambiar. «Desde hace siete meses le cancelan citas y todavía no le ha regulado la medicación. Nota que no le hace ningún efecto y es preocupante. Lo que necesita mi hermana es que la vea su psiquiatra de siempre que es con quien tiene confianza. Los pacientes con este tipo de enfermedades necesitan confiar para abrirse, no puede cambiarse todo el rato de profesional», relata.

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«Ahora mismo mi hermana necesita una atención psiquiátrica que no está teniendo»

La falta de un psiquiatra se matiza con la atención psicológica: «Ayudar, claro que ayuda, pero falta un médico. Esto es un trabajo conjunto. Ahora mismo mi hermana necesita una atención psiquiátrica que no está teniendo. Esto le genera falta de estabilidad que es lo más importante para seguir adelante. Además, es una falta de avance. Está estancada y ahora al borde de una recaída. Se siente frustrada e inútil, no está nada bien, de verdad».

«Es una negligencia dejar desprotegida una unidad. No es cierto. Hables con quien hables, todo son llamadas y cartas de cancelación o suspensión»

¿La frustración se acrecienta con la respuesta obtenida desde el Hospital? «Sí. Esto es un problema con muchas culpas. En primer lugar, desde la Junta de Castilla y León no se le da la importancia que debería a la salud mental; pero la Unidad del Virgen de la Vega tiene también responsabilidad. Es una negligencia dejar desprotegida una unidad. Se ha dicho que no se ha desatendido a los pacientes. No es cierto. Hables con quien hables, todo son llamadas y cartas de cancelación o suspensión. Las declaraciones son reirse de la gente. Se debe reflexionar y ver qué se puede hacer, no camuflar lo que pasa», señala.

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