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Alumnos de la Escuela Katiuskas plantaron árboles junto al puente de la avenida Torrente Ballester. Álex López

Colectivos vecinales y sociales se unen para renaturalizar el norte de la ciudad

Revalorizar el entorno de la vía del tren que une Ciudad Jardín con Puente Ladrillo pasando por Garrido se ha convertido en un proyecto que amalgama a las asociaciones de vecinos de estos barrios y a otras entidades que se remangan para mejorar este espacio para disfrute de los ciudadanos

Ana Carlos

Salamanca

Domingo, 17 de diciembre 2023

Las personas necesitamos zonas verdes y ciudades renaturalizadas, pero eso no implica que para ello haya que hacer enormes inversiones y transformaciones urbanísticas faraónicas. Todo es cuestión de aprender a mirar lo que nos rodea y sacarle todo el partido.

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Eso siempre lo han tenido claro un grupo de personas y colectivos que desde hace unos cuatro años vienen cuidando el entorno del Volcán de Garrido. Pero la ilusión es contagiosa y crece. Ahora quieren reconstruir la diversidad y abundancia de la vida silvestre en toda la franja verde que hay junto a la vía del tren en los barrios del norte de Salamanca. Desde Ciudad Jardín a Puente Ladrillo, pasando por Garrido. Aspiran a crear un camino verde para disfrute de los vecinos y el resto de salmantinos en este espacio que actualmente se encuentra degradado, infrautilizado y olvidado.

Ese deseo ha unido a La inclusiva de Asprodes, Garrido Contigo, Ciujar, Puentelave, Navega, Escuela Santiago Uno, Ecotono integración y Escuela Katiuskas, que el viernes a partir de las 10.30 dedicaron algo más de dos horas a retirar residuos sólidos urbanos de la zona más próxima al puente de la avenida de Torrente Ballester, en Garrido.

Sesenta personas de todas las edades se unieron a la convocatoria, que también incluía la plantación de otros tantos árboles. En concreto, pusieron pinos piñoneros, encinas y quejigos aportados por la asociación vecinal Garrido Contigo.

A su llegada, los participantes fueron provistos de guantes y bolsas para la recogida aportados por Asprodes. Se les advirtió que no recogieran escombros ni otros voluminosos de cuya abundante presencia se dio parte al Ayuntamiento para que los retiren.

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93 Kilos de basura

Entre plásticos, envases y latas

La abundancia de latas, botellas, plásticos y otros envases hacía que las bolsas se llenasen deprisa. Pero también encontraron toda clase de objetos abandonados, desde un carro de la compra a una trona. Era tal la densidad de residuos que los participantes sólo pudieron cubrir la cuarta parte de la superficie prevista en un principio. Cuando se llenó la última bolsa, procedieron a pesarlas. En total tenían 93 kilos de basura que, teniendo en cuenta lo poco que pesan estos residuos, supone una cantidad muy grande de ellos.

Entre los participantes destacaban por su edad los alumnos de la Escuela Katiuskas, un centro infantil de 0 a 6 años del barrio de Prosperidad, que se animó a llevar a los pequeños en transporte público hasta el lugar.

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Su directora, Patricia Gallego, afirma que con esta participación tratan de transmitir a los pequeños otros valores que no son meramente educativos y que siempre que tienen ocasión les gusta que se involucren en actividades culturales y relacionadas con la naturaleza.

Por ello, los pequeños y pequeñas fueron los encargados de plantar los árboles mientras se impregnaban de ese espíritu de colaboración que transmitían todas las personas y colectivos presentes.

Un proyecto ciudadano y participativo

Fernando García Hidalgo, presidente de la asociación de vecinos Ciujar, fue uno de los participantes en la jornada del vienes. Se mostró ilusionado con el proyecto de dignificar este entorno y crear en él un camino verde. Una iniciativa de verdadera participación ciudadana en la que las asociaciones de vecinos y otros colectivos se empoderan para hacerla realidad y que requiere una colaboración a lo largo del tiempo.

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En sus perspectivas está involucrar a la Facultad de Bellas Artes para lograr una Cañada del Arte y también incorporar murales como los de La Inclusiva, «que tienen en el fondo un concepto sobre el que reflexionar y no solo una imagen bonita».

Álex López

Cada colectivo y cada participante tiene sus propias ideas que tendrán que ir valorando y poniendo en común hasta dar con la propuesta definitiva. Para poder concretar más la forma, estrechar vínculos y conocer mejor este entorno, al día siguiente se llevó a cabo una ruta con salida de la calle Juan Parejo, en Ciudad Jardín, para continuar por Garrido y terminar en Puente Ladrillo, donde los asistentes pudieron compartir unas sopas de ajo.

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El recorrido se hizo en honor a Antonio Romo, el antiguo párroco de Ciudad Jardín y Puente Ladrillo cuya labor, como recuerda Fernando, sirve de inspiración para propuestas como esta por su carácter solidario, de colaboración e integración y «porque siempre le ponía a todo muchas ganas, algo que falla en demasiadas ocasiones».

Árboles, bancos y algunas señales para conocer el entorno

Sobre cómo podría ser la intervención en esta ruta, Mario Chapado, de La Inclusiva y Garrido Contigo, plantea algunas posibilidades que ya han empezado a barajar los distintos colectivos. Además de limpiar y poner árboles y otras plantas autóctonas a lo largo de todo el recorrido, sería interesante marcar los espacios con sus nombres y las distancias. Eso ayudaría al uso y disfrute del camino, así como a su conocimiento. También, consideran importante la colocación de bancos para que los caminantes puedan reponer fuerzas o simplemente pararse a contemplar el paisaje.

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Aunque se trata de un proyecto ciudadano que quieren que salga adelante gracias a la participación social, los distintos colectivos sí que exigen que el Ayuntamiento de Salamanca al menos se responsabilice de que no haya escombros en este entorno. En su momento la anterior concejala de Medio Ambiente, Myriam Rodríguez había mostrado buena acogida hacia la iniciativa de cuidar esta franja verde. Ahora no saben cuál será la línea que siga su sucesora, María José Coca.

Lo que sí tienen claro es que los ciudadanos merecen tener un papel activo en el diseño de los espacios en los que viven y que hay muchos lugares con un potencial enorme que están siendo invisibilizados. En un momento en el que se apuestan por caras renaturalizaciones, es hora de darle valor a estos entornos en los que todavía queda una parte bastante natural y que no precisan de una gran inversión para brillar.

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Por eso quieren conseguir que esta zona, un colchón entre los paisajes urbanos de los barrios y el paisaje agrario propio de la provincia, se transforme en un corredor más humano y apetecible. Así demostrarán que entre todos podemos hacer un mundo un poco mejor, empezando por lo más cercano.

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