La escuela taurina de Salamanca nota el efecto Marco Pérez: «Los chicos sienten la llamada»

La Escuela de Tauromaquia de Salamanca arranca esta semana un nuevo curso subida a hombros del efecto Marco Pérez, el niño prodigio del toreo. Alumno de la escuela salmantina, al pequeño se le compara con el fenómeno de El Juli en su tiempo y ha sido capaz de llenar la Maestranza para un festival en el que fue triunfador por su temple, colocación y elegancia. Es un espejo en el que se miran las seis decenas de alumnos que van a empezar el curso 2022/2023 en la que es la escuela de toreros con más inscritos de Castilla y León.

«La ilusión sigue intacta, esta es una profesión vocacional, los chicos sienten la llamada de este mundo, algunos porque lo tienen en la familia, pero otros también de manera espontánea», explica José Ignacio Sánchez, profesor de la escuela y que está detrás de este proyecto desde sus inicios. El que fuera matador de toros reconoce que no tenía claro que este año se fueran a cubrir todas las plazas, pero ha vuelto a ocurrir.

La escuela saca 60 plazas cada curso. La inscripción acaba este lunes, 14 de noviembre, y a estas alturas están todas cubiertas. Hay prioridad para los alumnos de Salamanca y la inscripción es por orden de llegada, así que para asegurarse matrícula no vale despistarse. Los alumnos ya matriculados no tienen plaza asegurada. Una demostración de que el interés por ser torero se mantiene.

«Hay mucha demanda, es un mundo que engancha, que cautiva», asegura José Ignacio, «se experimentan sensaciones únicas que son inigualables». El profesor explica que el interés por ser torero «es como todo, los hay que quieren ser tenistas o futbolistas, y los hay que quieren ser matadores de toros». ¿Hay un efecto Marco Pérez? «Ha levantado expectación a nivel mundial y estamos muy orgullosos de tenerlo entre nuestro alumnado», dice.

La escuela arranca el 18 de noviembre sus actividades en la plaza de toros de la feria ganadera. Está auspiciada por la Diputación de Salamanca y mimada por el diputado delegado de Deportes, Educación y Escuela de Tauromaquia, Jesús María Ortiz, en La Salida como diputado provincial desde 2011 y al frente del área de la escuela por segunda legislatura.

Ortiz es consciente de que las 60 plazas se pueden quedar cortas y da las claves de lo que ocurre. Según una regulación de la Junta de Castilla y León, las escuelas de tauromaquia de la comunidad no pueden acoger a más de 20 alumnos por profesor, y la de Salamanca tiene tres docentes. Es la más grande en inscripción de la comunidad, y podría serlo más: de hecho, sin limitación llegó a tener 100 alumnos por curso.

De momento, las de este año están cubiertas y se abrirá una lista de espera con los suplentes porque hasta el último día van a llegar inscripciones. «Se analiza cada inscripción para poder dar entrada a los alumnos que llegan», asegura Ortiz que recuerda los años en los que se cubría un centenar de plazas. «La escuela goza de muy buena salud», dice.

«Si quisiéramos, podríamos crecer más», asegura José Ignacio Sánchez. Hace unos años la escuela tuvo delegaciones en todas las cabeceras de comarca y, hoy por hoy, tiene mucha demanda incluso en otros países taurinos, especialmente Francia, desde donde regularmente llegan peticiones para hacerle un hueco a alumnos. Solo se puede si hay plazas sin cubrir por aspirantes de Salamanca, que tienen prioridad.

El diputado especifica que no hay planes de expansión por ahora: este año no se va a aumentar la plantilla de profesores y el próximo «no me atrevo a decir nada»: hay elecciones municipales y la Diputación se ve afectada.

Detrás de este interés que traspasa fronteras en el mapa mundi taurino está el eco de los triunfos de sus alumnos. El pasado curso fue el mejor de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca, algo que se mide con el número de los que debuta con picadores: fueron ocho, un número nunca visto, igual que el de festejos celebrados.

Cuando dan ese paso, los alumnos tienen que salir de la escuela (también al cumplir los 22 años) y eso ha dejado muchas vacantes: de hecho, en el seno de la escuela anidaba el temor a no llenar, pero ya no hay plazas disponibles. Otro curso más de éxitos.

«Ha sido un buen año porque han salido ocho a debutar con picadores y dos novilleros», explica Ortiz que desgrana los éxitos de Manuel Diosleguarde y Antonio Grande como matadores de toros. En total, la escuela ha sacado 37 toreros. «Estamos formando a 60 alumnos en el arte de la tauromaquia, pero también como personas para el futuro. Hablo con ellos y son motivo de orgullo, da gusto cómo se comportan», dice el diputado.

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