El IPC impacta en los gastos de septiembre en Salamanca tras un año de contagio a los precios

Los carburantes tiran ahora de una inflación que se ha consolidado en los alimentos y transmitido al coste global de la vida, un 13% mayor que hace dos años

Félix Oliva

Salamanca

Jueves, 31 de agosto 2023, 08:16

El aumento de los precios amenaza con provocar una gran cuesta de septiembre, impulsada en agosto por la subida de los carburantes y por los gastos de la 'vuelta al cole', pero que llega a Salamanca tras todo un año en el que la inflación ha ido contagiando de manera generalizada al coste de la vida y el presupuesto de los salmantinos. Los alimentos de la cesta de la compra, especialmente patatas y aceite, y las facturas energéticas, como la luz o llenar el depósito, son lo que más se ha encarecido y la vida es ya un 13% más cara que hace dos años.

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El IPC alcanza este comienzo de curso uno de sus puntos más altos en la historia. El índice general ha escalado hasta los 112,5 puntos, su mayor cota desde que precisamente hace dos años, en julio de 2021, desbordara el nivel 100. Eso supone que, en global, la vida está un 12% más cara que hace dos años cuando empezó la escalada de todos los precios.

En el caso de Salamanca, el índice general hasta ahora se situaba en 112,8 tras haber alcanzado en julio su nivel más alto de julio, 113; cuando el INE publique el dato provincializado de agosto, previsiblemente superará ese nivel lo que supone que la vida es un 13% más cara que hace dos años, cuando en septiembre de 2021 superó el nivel 100 del índice, y un 15% por encima del nivel que teníamos antes del inicio de la crisis de precios, que parece no tener fin.

De hecho, el Índice de Precios de Consumo (IPC) aumentó un 0,5% en agosto en relación al mes anterior y elevó tres décimas su tasa interanual, hasta el 2,6% por la subida de los precios de los carburantes y los combustibles líquidos. Son tres décimas más de lo que subió el mes anterior. Con este repunte, la inflación encadena tres meses consecutivos de alzas mensuales y dos de ascenso en el global del año.

Todo más caro

El impacto en la economía familiar está consolidado. Los hogares españoles gastaron el pasado mes de julio un 11,3% más en la cesta de la compra que hace un año, pero las familias compraron menos que en julio de 2022, en concreto un 0,8% menos, según los datos publicados este miércoles por la consultora NIQ. El incremento de los precios que tienen que afrontar los hogares es ineludible.

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En el caso de Salamanca, el transporte se ha visto afectado por la racha de ocho semanas consecutivas del precio de los carburantes, que ha elevado a niveles de antes de la bonificación lo que cuesta llenar el depósito y han empezado a tirar del IPC.

Los alimentos, por su parte, mantienen un incremento del 10% en los precios, lejos de la inflación de hasta el 17% de comienzos de año, pero se han consolidado como uno de los problemas de la economía familiar. Patas, carne de cerdo, el aceite de oliva, pescados y mariscos... están en la lista de lo que más ha subido en lo que va de año.

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Y se les suma el incremento de los costes de restaurantes y hoteles, un 7% más caros y bajo la sospecha del Banco de España que indica que energéticas y hostelería han subido precios por encima del aumento de sus costes, algo que el sector de bares y restaurantes niegan.

Frente al encarecimiento de los carburantes y otros combustibles líquidos, el INE destaca que los precios de la electricidad subieron en agosto de este año menos de lo que lo hicieron en el mismo mes de 2022. Pescados frescos, pastas, legumbres o leche están entre los productos que más han bajado, ayudados por las medidas estatales de rebaja de impuestos a los productos básicos.

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Dos años de crisis de precios

Tras dos años de encadenado de crisis de precios (electricidad, gas, carburantes) los salmantinos son 3.000 euros más pobres. Esta es la cuenta de lo que le están costando a las fammilias el incremento de costes por el precio de la energía, el repunte de la luz y el gas, la subida de los carburantes por la guerra en Ucrania y, finalmente, el impacto directo en los créditos y la cesta de la compra.

El IPC, que ahora repunta, no alcanza los niveles a los que escaló en los peores momentos, pero ahora está concentrado en todo lo que afecta a la factura del día a día, la que pagamos para comprar alimentos, pagar la vivienda o hacer frente a los recibos básicos. El resultado es una cesta de la compra más cara que nunca, el incremento alterno de los costes energéticos y unas hipotecas que no dejan de subir por el efecto de la crisis en el Euribor.

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Primero fue la subida de la luz, desde comienzos de 2021. El recibó eléctrico experimentó un incremento por el coste de la energía en los mercados que llegó a pagarse a 545 euros (7 de marzo de 2022) y a la que le siguió el gas.

El incremento de este gasto básico obligó a tomar medidas y, cuando todavía se esperaban sus efectos, la invasión de Rusia en Ucrania a comienzos de 2022 disparó el precio de los carburantes y obligó a actuar. Poco después, con las ayudas para la luz, el gas y los carburantes en funcionamiento, el Euribor abandonó su letargo y a finales de 2022 se dio la voz de alarma por el encarecimiento de las hipotecas.

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Paralelamente, los precios de los alimentos empezaron a escalar casi en vertical, encareciendo la cesta de la compra hasta llegar a un histórico 18,4% de inflación en productos básicos a finales de 2022. Un encadenado que ha llevado los bolsillos familiares al punto en el que nos encontramos.

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