Masa crítica recupera la reivindicación festiva de la bici como medio de transporte

La fiesta reivindicativa de la bicicleta, la masa crítica, ha recuperado su presencia en Salamanca el primer jueves de mes. Hace algunos años era una cita habitual para muchas personas que usan este vehículo para sus desplazamientos diarios. En algunas ocasiones reunía a más de un centenar de ciclistas. Antes de la pandemia dejó de celebrarse, pero cuando se encontraban algunos de sus antiguos participantes notaban que les faltaba ese punto de conexión. En abril decidieron retomarla con una primera salida. Ahora en mayo han vuelto a hacerlo para que la bici sea la protagonista de las calles y llamar la atención sobre sus beneficios al menos una vez al mes.

El punto de encuentro para este movimiento ciudadano espontáneo y heterogéneo es la puerta de Zamora. Cuando Rocío llegó este jueves ya había algunas personas esperando con sus bicicletas. Como Pedro, con sus hijos Jorge y Daniel. Para los niños era su primera masa crítica pedaleando, pero su padre recuerda que cuando eran pequeños ya los llevaba en las sillitas de la bici. Y no participaban ellos solos. Les acompañaban también el abuelo y otros miembros de la familia. Todos son defensores y usuarios de este medio de transporte.

Julie, Milena y Antigoni, voluntarias europeas procedentes de Francia, Alemania y Grecia, respectivamente, estaban encantadas de unirse a esta acción reivindicativa de la movilidad sin malos humos. En Salamanca se desplazan en bici y mientras las dos primeras reconocían que en sus países también les gusta usarla porque este vehículo cada vez gana más espacio y seguidores, la tercera advertía que en Grecia puede resultar muy peligroso: «si tomo la bici me matan los coches», lamentaba. En esta ciudad les resulta fácil usarla, aunque los carriles bici no les sirven para sus recorridos habituales, detallaban.

Tampoco le sirven estos itinerarios ciclistas a Israel, de Puente Ladrillo. Desde su bici, criticaba que su barrio no está bien comunicado ni con el centro ni con La Aldehuela a pesar de tenerla cerca. Y desde la asociación de vecinos se han hecho eco de estas quejas al Ayuntamiento.

Poco a poco fueron llegando más ciclistas. Incluso tres jóvenes patinadores. Saludos, sonrisas, presentaciones. Mientras, Rocío repartía pegatinas con lemas como «Piensa en global, pedalea en local», «En bici también se liga» o «Yo pedaleo contra el cambio climático». Ella también reflexionaba sobre que los carriles bici no son prácticos para la vida diaria. «Ir en bici es de valientes, a mucha gente le da miedo usar la bicicleta como medio de transporte. Como ocio es otra cosa, porque puedes dar un paseo por las afueras. Pero en la calzada no todo el mundo está concienciado y tienes la percepción de que los vehículos a motor te ponen en peligro».

Jorge Martín, de Fridays For Future, consideraba que la pacificación del tráfico, con límites de 30 kilómetros por hora, ha constituido un avance que facilita los desplazamientos sobre dos ruedas, aunque esta ciudad todavía no tiene mucho espíritu ciclista. Como Fermín, de Guardabarros, Luisma, de Amigos de la Bici, y el resto de los participantes, defendía que hacen falta citas como esta para visibilizar el uso de la bicicleta en Salamanca y que se interiorice como un vehículo más en el tablero urbano del transporte, que requiere un espacio y una serie de derechos y reconocimientos.

«La bici en la ciudad nos ayuda a todos: supone un coche menos, menos humo, menos ruido, menos espacio ocupado, más salud», defendía Rocío, que reclamaba más protagonismo para las bicis en las calles a pesar de que «esto no es una guerra contra nada, se trata de buscar la manera de conseguir ser más tolerantes con todas las formas de transporte». Y eso precisa de más seguridad y más políticas ciclistas, aunque no hace falta inventar nada nuevo. «Si se sale a otros países donde el uso de la bicicleta está más establecido podemos aprender y coger de otros modelos lo que mejor vaya a nuestra ciudad».

Entre las reflexiones de los presentes se repetía una y otra vez que en Salamanca se ha invertido mucho dinero en carriles bici, tenemos unos 47 kilómetros, pero ¿de qué sirven si no conectan bien los barrios con el centro y los puntos y servicios más concurridos de la ciudad? ¿Es coherente que se hagan estas infraestructuras y no se promueva su uso? Si en la ciudad hay más repartidores en bicicleta y usuarios del patín eléctrico que personas que usan la bici para ir a trabajar ¿no es un síntoma de que algo está fallando? ¿Por qué la Policía Local no hace nada por integrar a estos vehículos en la movilidad diaria? ¿Por qué no se prueban medidas como las salidas preferenciales para las bicis en puntos como el semáforo de la Gran Vía desde la plaza de España para ver cómo resulta?

Los presentes también manifestaban sus dudas respecto a lo que va a suponerles la Zona de Bajas Emisiones. Entre los aspectos claves del Real Decreto que las regula se destaca que «deberán contribuir a mejorar la calidad del aire y mitigar el cambio climático y se velará porque las medidas asociadas al cumplimiento de estos fines promuevan el cumplimiento de los objetivos de calidad acústica, el impulso del cambio modal y la promoción de la eficiencia energética en el uso de los medios de transporte. Todo ello resultará en una mejora de la salud de la ciudadanía y la calidad de vida urbana, impulsando una movilidad más sostenible e inclusiva con menor impacto en la calidad del medio ambiente sonoro, y fomentando la movilidad activa y la recuperación del espacio público».

En la teoría queda claro que, después del peatón, la bici debería ser un elemento principal. Pero, como detallaban los usuarios, nadie sabe a qué atenerse en una ciudad en la que no se pone traba a que enormes vehículos de carga y descarga tomen el centro durante ciertas horas pero, dependiendo de con quién te encuentres, se impide en esos mismos momentos circular a las bicis.

Para muchos participantes en esta masa crítica, se puede fomentar mucho más el uso de la bici con otras medidas que no requieren tanto gasto, pero sí voluntad. Como no detraer espacio de los peatones para las bicis (el 79% de los actuales carriles están por aceras) y obtenerlo de la zona de la movilidad motorizada (ya para uso exclusivo o compartido). También con políticas simbólicas, como que el alcalde o algún concejal se desplace siempre en bici para ir a trabajar.

¿Y si queremos iniciarnos en el uso de la bici en Salamanca? Entre los consejos que nos ofrecieron está recorrer toda la red de carriles ciclistas de la ciudad para conocerla. También buscar a alguien con quien circular para adentrarse en la jungla del asfalto donde no están estos itinerarios ciclistas segregados. Es bueno encontrar a otras personas que usan los mismos trayectos para seguirles y aprender a señalizar los cambios de dirección, giros, paradas y demás a fin de hacerlo de forma segura.

Y finalmente, participar en colectivos, acciones y eventos que se celebran a lo largo del año y que permiten conocer los entresijos de la movilidad en bici, además de reivindicar mejoras en los aspectos que todas las personas participantes ven que hace falta.

Después de esperar los minutos de rigor en la puerta de Zamora, sobre todo teniendo en cuenta el carácter festivo y lúdico del encuentro, la masa crítica salió en dirección a Torres Villarroel para recorrer algunas de las principales avenidas y calles de la ciudad. Alegres de estar juntos, pensaban en hacerse con banderines y otros elementos para poder hacerse más reconocibles la próxima vez. Para mostrar su orgullo ciclista y reclamar un espacio seguro. Cuando terminaron, en la plaza del Oeste, se despidieron con complicidad. Hasta dentro de un mes.

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