Microurbanismo inteligente en el céntrico parque de Salamanca que sufre un pestilente camino peatonal

Cualquiera que haya atravesado por el parque de La Alamedilla desde la fuente lúdica hacia el estanque junto al paseo de Comuneros habrá experimentado la desagradable sensación que daba el tramo final del camino de tierra. De forma permanente, olores desagradables, y en caso de lluvias, un fango pestilente y pegajoso mezcla de tierra y deyecciones aviares. Mejor no pisar.

Ahora, una sencilla obra evitará que uno de los viales de tierra próximos al estanque se convierta en un lodazal por la caída hacia la calle de agua mezclada con excrementos de patos y palomas. El lugar, muy frecuentado de familias, se convertía en una pequeña ciénaga cada vez que llovía y el arreglo es microurbanismo inteligente.

Lo que se va a hacer es convertir una pequeña esquina entre el estanque y un árbol en zona ajardinada, creando un alcorque nuevo en la prolongación del recinto de los patos. Se ha trazado con bordillo de piedra, ya está puesta la arena y también se va a proteger con un pequeño vallado para que la plantación que se haga sobreviva. Tal y como está planteado, evitará la acumulación de pluviales al haberse alineado con el nivel del estanque.

Además, y para evitar que la zona se vuelva a encharcar con las consecuencias ya conocidas, se ha rematado el lugar con una pequeña canaleta entre el vial de tierra y el pavimentado que recogerá las aguas de lluvia o riego e impedirá que se generen las habituales balsas.

La mejora se notará en el histórico parque de La Alamedilla que sufre problemas de olores y ruidos por la presencia de los molestos estorninos, pero también por otras aves que lo frecuentan. El parque tiene en estos momentos vacío su estanque tras haber sacado a la piara de patos, que han sido refugiados en un vivero como precaución ante el aumento de casos de gripe aviar.

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