Otra mirada a Salamanca (IV). Zurguén – Teso de la Feria

Llegamos a la cuarta mirada a la otra Salamanca y lo hacemos con doble ración de barrios. Hoy miramos a dos zonas que por ubicación, proximidad y crecimiento merecen ser contadas juntas. Se trata de el Zurguén y el Teso de la Feria. Desde el polígono de El Montalvo hasta el Parador, con la vía del tren marcando la separación, hay una gran cantidad de rincones y detalles por descubrir.

El Zurguén es un barrio del que se piensa y dice que ya no puede crecer más, ya que sus límites han llegado hasta la autovía. De hecho, prácticamente podrías columpiarte por encima del carril de entrada a la misma. De columpios y de curiosos contrastes entiende mucho este barrio. Hay casi tantos columpios como carteles que prohíben jugar a la pelota en esas plazas y parques interiores que son una seña de identidad. El Zurguén ha ido ganando terreno hacia las afueras de la ciudad, pero su tipo de gente sigue siendo la misma. La gente que cruza con el carrito de la compra las calles peatonales con algún kiosko y bares en las esquinas. Aunque lo que todavía no le ha crecido al barrio es su centro de salud.

Un número característico del barrio es el 9, el de la línea de bus que usan jóvenes y mayores para ir al centro o a la otra punta de la ciudad (esta línea conecta el Zurgúen y Capuchinos) a estudiar o a otros menesteres. Del Paseo de Cuatro Calzadas, cruzando el pequeño puente sobre la vía, el bus urbano pasa por el Camino de Miranda. Y así llegamos al Teso de la Feria. Barrio tranquilo, al que podríamos describir como de paso, a la sombra del Parador. Además de las destacadas casas en distintos tonos de amarillo, en sus calles esconde detalles en formas de banderas, pintadas y hasta algunos escudos. En su parte alta, un colegio y un mirador (parece casi un juego de palabras el tener las mejores vistas de Vistahermosa y paradas de bus delante del Parador). En la parte baja, el mejor atractivo, la pasarela que conecta con el barrio de La Vega, desde la que se puede ver la panorámica del barrio, el paso de coche y peatones y la mejor estampa del casco histórico salmantino.

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