La Policía Local de Salamanca salva la vida a un hombre tras un infarto: «Son mis ángeles de la guarda»
Eduardo volvió a nacer el pasado 11 de julio después de que los agentes le reanimaran en parada cardiorrespiratoria. Hoy se lo ha podido agradecer personalmente
Eduardo ha puesto el contador a cero. A partir de ahora, cada 11 de julio cumplirá un año. Podrá soplar dos veces las velas porque asegura que, ese día, hay que celebrarlo. Brindar por la vida que le ha dado una segunda oportunidad. Aquel viernes que ahora tiene marcado en el calendario, sufrió una parada cardiorrespiratoria y la rápida actuación de la Policía Local de Salamanca le salvó la vida. «Fueron mis ángel de la guarda», explica emocionado Eduardo.
Publicidad
El hombre se encontraba con unos amigos en el Bar Mary -en la glorieta de la Unión Deportiva Salamanca- y, de pronto, entró en parada cardiorrespiratoria. «Por casualidades de la vida estábamos en esa zona señalizando la acera porque se había roto una baldosa y nos entró la llamada de la cafetería», explica Miguel, uno de los agentes de la Policía Local que intervino en el incidente. Esa 'casualidad' que Eduardo prefiere llamar «señal». «Entró como un atragantamiento pero no tenía pulso y nos dimos cuenta que eran síntomas de una parada, le pusimos el desfibrilador y recuperó el pulso», recuerda el agente.
«Quería agradecérselo en persona»
La rápida actuación y la cercanía con el lugar del suceso -apenas tardaron una segundos- le salvó la vida a Eduardo. «Luego llegaron los sanitarios y le trasladaron al hospital de Salamanca», añade Miguel. Ha pasado apenas un mes desde ese día y hoy, por insistencia de Eduardo y deseo de Miguel y Nuria -los agentes que le salvaron la vida-, han podido conocerse. «Yo quería poder agradecérselo en persona», explica emocionado.
A su vez, los agentes también ansiaban ese reencuentro. «Estamos muy contentos de poder hablar con él y saludarlo porque hemos preguntado personalmente en el hospital a ver qué tal se encontraban», asegura Miguel. Los cuatro -Eduardo y su mujer y los dos agentes- se reúnen en el salón de su casa para recordar aquel día. «Ya tenemos una amistad», añade Miguel. Una bonita relación que ha nacido, como dice Eduardo, de «lo más grande que pueden hacer por uno: salvarle la vida».
Miguel y Nuria estaban en el sitio justo en el momento exacto para una efectiva respuesta. «Alguna deuda debo de tener por ahí aún sin pagar porque no era mi día», bromea Eduardo. Con o sin deudas pendientes, cuenta con una vida extra que tiene claro, va a aprovechar.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión