Puente Ladrillo álex lópez

Puentelave reclama una verdadera renaturalización del barrio y soluciones para sus solares abandonados

La asociación vecinal de Puente Ladrillo considera que el tejido social del barrio atraviesa un momento complicado tras la pérdida de Antonio Romo, a quien homenajean en su Fiesta de la Solidaridad 

Ana Carlos

Salamanca

Domingo, 12 de febrero 2023, 13:41

Puente Ladrillo es un barrio con dos realidades muy diferentes. La parte nueva es una joven zona residencial de esas que nacen casi condenadas a ser ciudades dormitorio. Es fácil imaginar a los vecinos salir por las mañanas desde casa al garaje para, con sus coches, marcharse a trabajar y a hacer sus vidas para regresar por la noche sin siquiera cruzarse con sus otros.

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La parte antigua y más humilde arrastra los problemas de los antiguos barrios hechos a sí mismos. De aquellos en los que si llegó el agua fue por el trabajo de los propios residentes que metieron ellos mismos las tuberías que ahora revientan.

La asociación vecinal Puentelave siempre ha estado ahí. Reivindicando, conectando a los vecinos, ayudándoles con sus necesidades, trabajando en red con el resto de entidades sociales que siempre han hecho piña en la zona.

Para contarnos sus actuales objetivos y desvelos, acuden a la cita tres miembros de su junta directiva. Unidos por una sonrisa, se presentan Julio Pérez, el veterano presidente con 83 años y muchos años de experiencia en la asociación, Teresa Gutiérrez, educadora y madre de 39 años, y el más joven del equipo pero sobradamente comprometido Daniel Luis, con 23 años. Sus perfiles, tan heterogéneos como el barrio al que donan su tiempo y sus esfuerzos demuestran que el colectivo vecinal sigue en forma. Por mucho que, como a todos, la pandemia les haya frenado, siguen queriendo avanzar.

El legado de Antonio Romo

Puente Ladrillo cuenta con aproximadamente 5.500 habitantes. Desde este colectivo vecinal están empeñados en transmitirles a todos ellos la importancia de la comunidad, de conocerse, de mezclar a los vecinos de las dos zonas del barrio y de la solidaridad. Un legado que nació desde la parroquia, que les dejó impreso en el ADN Antonio Romo y que tienen muy a gala. De hecho este fin de semana están celebrando la 59 edición de su Fiesta de la Solidaridad, con una mesa redonda, música, una misa homenaje a Romo, y la tradicional comida posterior. En esta ocasión han preferido trasladar la marcha solidaria a la primavera, para no pasar frío.

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Teresa considera que «el tejido asociativo del barrio pasa por una situación complicada». Los Sagrados Corazones se fueron del barrio. La muerte de Antonio Romo y otras pérdidas han limitado mucho los recursos humanos necesarios para hacer la labor que siempre han desempeñado juntos. Por suerte tienen el apoyo entidades como la Casa Escuela Santiago 1, que hace pocos días organizó, por ejemplo, juegos al aire libre para los chavales.

Puentelave no cuenta con un espacio realmente práctico para desarrollar su labor. Aunque tienen una coqueta sala en el Centro Municipal Integrado Puente Ladrillo (en la que han creado una pequeña biblioteca vecinal) y pueden solicitar otras para determinadas actividades, tienen un horario muy limitado y otros colectivos con los que compartirlos. Las asociaciones vecinales funcionan gracias al trabajo voluntario de sus miembros. La mayoría son personas que al final de su jornada laboral dedican tiempo a reunirse y organizarse. Pero si salen de trabajar a las 8 y el centro cierra a las 9, no hay margen. Además, los fines de semana y festivos, que es cuando los residentes tienen más tiempo libre, también está cerrado. Son las incompatibilidades de los centros gestionados con personal público y las necesidades reales de los vecinos. Hacen falta locales que puedan usar en cualquier momento. Algo que el Ayuntamiento no termina de comprender aunque son muchas las asociaciones que lo plantean.

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Solares en Puente Ladrillo Álex López

Solares y otras reivindicaciones

Las reivindicaciones son una parte fundamental de la actividad de Puentelave. Entre los problemas que más les preocupa actualmente sigue destacando el estado de los solares del barrio. Algunos son privados, y otros municipales, fruto de las dañinas transferencias de edificabilidad de los años 90. La suciedad, la insalubridad y la falta de civismo de quienes los usan de basurero o los queman, se convierten en cíclicos quebraderos de cabeza que deberían solucionar sus titulares. En el caso de la corporación municipal, debería plantear usos que beneficiaran a los vecinos, señalan.

También preocupan algunos parques y jardines. El de Tomás Bretón es uno de ellos. Se creó en él un pipican desmesurado, robando espacio de juego a los niños cuando en el barrio existen tantos solares municipales sin uso. Gracias a las movilizaciones de las familias, con los propios niños como protagonistas, se retiró la instalación para perros. A raíz de aquello se actualizaron los juegos infantiles hace muy poco. «Pero la iluminación sigue siendo inadecuada y se supone que también nos iban a poner arcos con flores… esperamos que todo vaya llegando», señala Teresa.

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En toda la zona antigua del barrio la limpieza es deficiente. Al parecer el servicio de limpieza no entra en todas partes. Y las tuberías de hace 60 años han estado dando disgustos hasta hace poco. Para que no revienten, se baja la presión del agua por las noches. Pero la solución es cambiarlas, como se ha hecho en Garrido o Pizarrales. Aquí todavía no se ha empezado.

Tampoco ha comenzado la renovación de las luminarias que emiten una luz amarillenta y pobre. Hay pocas papeleras, las aceras están deterioradas y otros elementos urbanos están obsoletos y abandonados.

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La necesidad de una verdadera renaturalización

La plazuela del Profesor Prieto Carrasco es dura, gris y carece de sombras. Aunque en las noches de verano muchos vecinos se encuentran allí cuando salen a tomar el fresco, no resulta un espacio acogedor. Puentelave tiene claro lo que hace falta en este entorno y en los pequeños jardincillos que hay detrás de los edificios de protección oficial. Llenarlos de verde y de vida.

«Renaturalizar no es poner más césped donde ya lo hay. Nos parece bien que se hagan alcorques savios, pero en la zona nueva del barrio, donde tenemos un parque de kilómetro y pico, no hacen ninguna falta. Donde hay que intervenir es donde está todo lleno de hormigón. La concejala Myriam Rodríguez nos tiene un poco abandonados. A muchas cosas dice, sí, sí y luego es no, no», afirman.

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Si las ciudades del futuro abogan por tener todos los servicios a menos de 15 minutos andando o en bici, a Puente Ladrillo le resulta una fantasía. La biblioteca más cercana al barrio se encuentra a dos kilómetros, en el centro municipal integrado Trujillo. No se atreven a probar cuánto se tarda en llegar hasta allí tirando de la mano de un niño pequeño. Una de las reivindicaciones de los vecinos es contar con una en el propio barrio y que su modesto intento por acercar los libros al barrio no sea necesario.

Es peor aún el problema respecto al centro de salud, tienen que acudir al de La Alamedilla, que además de lejano está masificado. Julio lamenta que hay vecinas como Matilde, con más de 90 años, que se tienen que desplazar hasta allí en silla de ruedas. No saben cómo mejorarán o no las cosas cuando se construya el centro de salud previsto en el Camino de las Aguas. Ni cuando será una realidad. Pero lo ven urgente y necesario. De hecho, el lema del carnaval del Consejo Social de El Rollo, con el que participan un año más, es «La Sanidad Pública es nuestro rollo».

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Comienzan a llegar socias a una actividad de la asociación en el centro municipal. Quieren hablar con la directiva de cuotas, fiestas y reivindicaciones. Termina la entrevista. Sigue la labor vecinal de Puentelave.

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