Reclaman un protocolo escolar igualitario para los niños hiperactivos en todas las provincias

Falta de atención, impulsividad e hiperactividad son los síntomas principales asociados al trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), un problema que se estima que afecta a entre un 5 y un 8% de la población infantojuvenil, siendo más frecuente en los niños (una chica por cada cuatro chicos).

A lo largo de los 15 años de vida de la Asociación Salmantina de Niños Hiperactivos (ASANHI), este colectivo ha visto mejorar muchas cuestiones en relación al diagnóstico y tratamiento del TDAH. Una de ellas es un mayor conocimiento social del trastorno. A nivel sanitario, pediatras y psiquiatras están al día y hacen una importante labor. A nivel escolar, se han producido avances. Y ahora hay menos reticencias para hacer un diagnóstico, que es el primer paso para poder ofrecer la atención que necesitan los afectados.

Sin embargo, aplicar las medidas que precisan los escolares con este síndrome conductual en el aula depende del profesor en última instancia. Unos se vuelcan en ayudar, pero otros no. Y eso es motivo de preocupación de las familias que no consiguen la atención que precisan sus hijos, que son los que sufren las consecuencias.

ASANHI está integrada en la federación FACYL-TDAH, que tiene como objetivo fundamental representar a todos los afectados por TDAH de Castilla y León, particularmente ante las entidades y administraciones de la Comunidad Autónoma. Una de sus principales reivindicaciones en la actualidad es conseguir un protocolo de actuación igualitario para estos niños Castilla y León que garantice que se apliquen las medidas que necesitan para obtener éxito en el estudio, según detalla la psicóloga de la asociación salmantina, Cristina Hernández.

ASANHI cuenta en la actualidad con una treintena de socios. Las familias reciben ayuda, recursos, charlas informativas y se organizan jornadas de difusión. Para que los afectados puedan mejorar, hace falta una labor multidisciplinar entre padres, centros educativos, sanitarios y otros profesionales (como pueden ser psicólogos o logopedas en el caso de necesitarlos). Es necesario colaboración y trabajo conjunto.

Por este motivo ASANHI está abierta a organizar charlas informativas o cursos para profesores en los centros educativos que lo soliciten, así como a coordinarse con los profesores. «Nos abren más sus puertas los centros concertados que los públicos», apunta la psicóloga.

Una de las principales labores que la asociación lleva a cabo con los afectados es el estudio guiado en los niveles de Primaria, Secundaria, Bachillerato y módulos. No se trata de clases particulares, sino de grupos de 5 ó 6 niños. Con ellas se busca que los participantes adquieran unas rutinas y hábitos para el estudio. Se les ofrece ayuda para hacer los deberes, algo que le cuesta mucho más a estos alumnos que a otros. En este apoyo pretenden profundizar, conseguir que entiendan lo que se les pide e incluso que aprendan a hacer los exámenes sin una persona que esté encima de ellos.

Precisamente los alumnos con TDAH muchas veces se bloquean ante ese tipo de pruebas académicas o tienen problemas en ellas por su inatención, que les lleva a saltarse preguntas o no calcular el tiempo y el espacio que requieren las preguntas. «En realidad adaptar los espacios de las preguntas ayudaría a toda clase de alumnos», argumenta Cristina Hernández, que lamenta que algunos profesores rechazan hacer algo tan sencillo.

Cristina Hernández señala que otro problema frecuente es que en casa también tienen que seguir las mismas pautas de trabajo. Es muy importante crear rutinas con ellos y no todos los progenitores se involucran con el nivel que se requiere o no pueden hacerlo por cuestiones laborales. Otra de las dificultades en el trabajo con los afectados con TDAH, a juicio de la psicóloga, es que en muchas ocasiones las familias se borran cuando empiezan a notar mejoría y después vuelven unos años después en busca de ayuda, con más dificultades y tiempo perdido. «Estos niños necesitan continuidad y seguimiento», recalca.

ASANHI también ofrece a sus socios una serie de talleres que se llevan a cabo cuando sale suficiente grupo. Entre ellos están los de habilidades sociales e impulsividad, dirigidos ambos a alumnos de Primaria. Proponen otros de lectoescritura, matemáticas divertidas, técnicas de estudio y ajedrez, por poner algunos ejemplos. Por falta de espacio en su oficina, en la primera planta de la casa de asociaciones, en el número 53 de la calle Gran Capitán, la asociación tiene convenios con algunas escuelas y centros en los que se desarrolla el apoyo al estudio.

El trastorno por déficit de atención no desaparece con el paso del tiempo. Cristina Hernández explica que la actividad motora de la hiperactividad sí desciende y los afectados aprenden a controlar los impulsos cuando se trabajan con recursos y estrategias desde la infancia. Pero el déficit atencional es más difícil de controlar. Por suerte de nuevo, se pueden aprender estrategias, como apuntarlo todo.

Si en los niños es habitual que el TDAH se muestre en su forma más movida, en las niñas, este trastorno suele manifestarse de una forma diferente. Ellas no suelen ser impulsivas. En clase son muy buenas, no dan problemas y están tranquilas. Llevan su déficit de atención en silencio. Aunque sus pensamientos vuelen, físicamente están quietas. Eso hace que su problema pase inadvertido para los profesores en demasiadas ocasiones. Pero no significa que no necesiten atención o que no sufran con su situación.

Aunque hace años desde este colectivo se plantearon llevar a cabo iniciativas con adultos con TDAH, desecharon la idea. La psicóloga asegura que cuando lo intentaron, comprobaron que «pocos participantes tenían continuidad porque se impacientaban porque no veían resultados de inmediato y se producía el abandono». Esa situación, además de no permitir resultados para los asistentes, resultaba «frustrante» para los profesionales.

En cambio, ASANHI sí mantiene a algunos de los socios que empezaron de niños y ya han cumplido 18 años. Ahora van a la Universidad y no han querido dejarlos desamparados, por lo que les ofrecen un seguimiento que consiste fundamentalmente en ayudarles a organizar su estudio, su rutina y sus trabajos.

El consejo de la psicóloga para cualquiera que piense que su hijo puede tener TDAH es que, lo primero, busque ayuda y un diagnóstico. «Esperar solo sirve para que el problema se haga mayor, muchas veces se acaban normalizando situaciones que no lo son y que pueden ir a más. Si se abordan a tiempo, con las estrategias que les van a enseñar se pueden evitar», detalla, y pone como ejemplos complicados que se ha encontrado el de niños que con 6 años pegan a sus padres. Antes de tuvo que haber otra clase de malos comportamientos que pudieron haberse parado.

También recomienda reforzar los comportamientos positivos de los niños con TDAH. Siempre se les recuerda lo que hacen mal, se les riñe por todo y en ocasiones de forma bastante cruel. Su autoestima se resiente con ello es una mochila con la que tiene que cargar desde pequeños. Por eso hay que tener especial cuidado en este sentido al hablar con ellos.

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