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Cuando el calor aprieta en verano, acudir a zonas de baño es una gran opción para poder sobrellevarlo mejor si la situación personal de cada persona lo permite. Darte un chapuzón en la playa, la piscina, el río... ayuda a pasar mejor las horas de altas temperaturas, pudiendo al mismo tiempo compartir ratos con amigos o familia e incluso realizar deporte al nadar. La provincia de Salamanca no cuenta con playa pero sí con numerosas zonas de baño naturales a lo largo de su territorio a las que acudir para poder refrescarse a la vez que se disfruta de la belleza de los paisajes charros. Desde pantanos a ríos, de piscinas naturales a playas fluviales... en este artículo te descubriremos (o recordaremos) cinco lugares inmersos en la naturaleza salmantina a los que ir para bañarse este verano.
Comenzamos por un lugar fácil de llegar desde cualquier lugar de la provincia. Situado a un margen de la autovía Ruta de la Plata, a 38,1 kilómetros de Salamanca, el pantano de Santa Teresa es una opción ideal por su amplitud y su localización cerca de la capital.
Situado en el río Tormes, fue construido en la década de los años 60 del siglo XX. En sus aguas claras y frías está permitida la práctica de una amplia variedad de deportes náuticos, incluyendo la navegación a motor, el esquí acuático o la vela. Es punto de encuentro de aves migratorias y un buen lugar para observar las grullas, en un tranquilo paraje natural rodeado de encinas y monte bajo, así como áreas de cultivo y zonas de pastizales.
Seguimos rondando Salamanca capital para irnos hasta el municipio de Huerta, a unos 24 minutos y 25,8 kilómetros de distancia de la ciudad charra, pudiendo llegar por cuatro carreteras diferentes (la autovía de Madrid, la carretera de Madrid, la de Pelabravo y la de Aldearrubia).
También bañadas por el río Tormes, esta localidad posee tres playas reformadas y acondicionadas hace menos de un lustro con nueva arena para que los bañantes puedan disfrutar de estas aguas y cuando no están en ellas. Chiringuito, posibilidad de realizar deportes acuáticos, entorno cuidado... las playas de Huerta son un elección perfecta si se quiere salir de las piscinas y lanzarse al río.
Sumida entre las montañas de la Sierra de la Quilama, la piscina natural del «Charco del pozo» en el municipio salmantino de Valero es un lugar idóneo para escapar de la ciudad o de las grandes poblaciones. Su localización no es de difícil acceso pero tampoco sencillo, habiendo que bajar un puerto para llegar a este municipio.
Ampliamos el viaje a 1 hora y 13 minutos desde Salamanca, con 77,1 kilómetros a los que habrá que sumar las dificultades descritas anteriormente. Aunque, nada puede impedir decir que la visita a estas piscinas naturales de 100 m2 de baño valen completamente la pena, por sus paisajes y por la tranquilidad de su estancia.
Hasta las Arribes del Duero nos vamos ahora para descubrir la Playa del Rostro de Aldeadávila de la Ribera. 1 hora y 32 minutos y 103,9 kilómetros separan a este increíble emplazamiento de Salamanca capital. Es un arenal artificial asentado en un meandro del río Duero y es desde hace años, una de las zonas más visitadas de Arribes por ser entre otras cosas el punto de partida del crucero por el Duero hasta la presa de Aldeadávila.
Para llegar hasta la playa del rostro tenemos que llegar hasta Corporario, que es una pedanía de Aldeadávila. Una vez hemos llegado a Corporario, nos tenemos que limitar a seguir las diferentes señalizaciones que nos vamos encontrando por el camino. Pero siempre extremando la precaución, puesto que hay momentos en los que la pendiente que nos vamos a encontrar es muy pronunciada. En este camino podremos presenciar la naturaleza característica, con numerosos viñedos.
Acabamos el artículo yéndonos hasta la comarca del Rebollar, a 1 hora y 22 minutos y 128,2 kilómetros de Salamanca. Situada entre los pueblos de Villasrubias y Peñaparda, la piscina natural de Riofrío es la perfecta mezcla entre una piscina de toda la vida y una zona de baño fluvial.
Riofrío combina el amplio terreno de césped y el chiringuito (además de un bar) de una piscina, con las frías aguas del río que le dan tan característico nombre. Acondicionada recientemente, esta piscina natural es una escapada obligatoria para aquellos y aquellas que disfrutan del turismo rural y la naturaleza, estando inserta en un frondoso bosque de robles, pinos..., con un amplio aparcamiento y una zona de merenderos a la sombra de estos árboles.
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