Así quedarían los días en Salamanca si deja de cambiar la hora: amanecer casi a las diez de la mañana o de noche a las seis

A esta hora del domingo, ya habremos hecho el clásico cambio de hora, 60 minutos hacia atrás a las 3 de la madrugada para que vuelvan a ser las dos. Se hace para adaptarnos a la época invernal, una práctica con décadas de historia, pero que está de nuevo cuestionada.

El presidente del Gobierno ha asegurado esta semana que pedirá a la UE que acabe con el cambio bianual para adoptar un horario, siempre el mismo, aunque habría que ver cuál. La elección, mantener fijo el horario de verano o el de invierno, tiene sus pros y sus contras y una diferencia sustancial en cuanto a los horarios que manejamos.

De entrada, decir que este domingo hemos pasado al horario de invierno, retrasando una hora los relojes. Es el momento en el que estamos más próximos al uso horario que nos corresponde, que es UTC+0 y no UTC+2 como tenemos en verano, el horario que hemos tenido hasta la pasada madrugada. Este horario coincidiría, además, con el que tienen en Portugal.

En este horario estaremos hasta el próximo mes de marzo si es que antes la UE no acaba con el cambio horario, algo que ya decidió hace años, pero que no ha terminado de ejecutarse. Hasta entonces, podremos experimentar lo que sería quedarnos en el horario de invierno que, por otro lado, parece que es el que pone de acuerdo a más expertos.

La decisión de horario de invierno y verano supone elegir entre más luz por la mañana o más luz en horario de tarde. Precisamente el cambio horario se hace para tener lo mejor de las dos opciones, pero también genera importantes trastornos. Ha quedado demostrado por numerosas investigaciones científicas es que los dos cambios horarios trastocan los ritmos biológicos de buena parte de las personas y provocan cansancio, falta de concentración y alteraciones del sueño entre otros trastornos.

El cambio estacional de hora que se produce todos los últimos fines de semana de octubre y marzo de cada ejercicio desde hace 45 años. La propuesta es que a partir de 2026 se suprima.

La planificación actual de cambios de hora en la UE, que se aprueba cada cinco años, concluye el año que viene, con el adelanto de una hora en la madrugada del 28 al 29 de marzo y con el retraso de una hora la noche del 24 al 25 de octubre. La idea es aprovechar estos más de doce meses para acordar el cambio legislativo y que la UE termine oficialmente con los horarios estacionales ya en 2027.

Si termina ese año, hay dos opciones: dejar fijo el horario de invierno en el que ahora entramos o el de verano, que nos diferencia dos horas del que nos toca.

Con el horario de invierno fijo amanecería muy pronto, incluso antes de las seis de la madrugada; y anochece una hora antes todo el año. Amanecería muy pronto especialmente en verano. En el oeste de la provincia amanecería antes de las 6 de la madrugada en los días más tempraneros.

En los meses de verano, cuando los días son más largos, se haría de noche antes de lo acostumbrado, pero todavía tendríamos muchas horas de luz. Y en invierno no se haría de noche incluso antes de las seis de la tarde. Este horario tendría la ventaja de amaneceres tempranos todo el año.

Si dejamos fijo el horario de verano, en los meses estivales seguiría anocheciendo en torno a las diez de la noche, pero las primeras horas del día cambiarían mucho. En invierno no amanecería hasta casi las 10 de la mañana. Esto se notaría mucho al oeste de España, lo que afecta a Salamanca. En municipios como La Fregeneda, con el horario de verano fijo no se haría de día en los meses de invierno hasta bien entrada la mañana.

A cambio, las horas de luz se estirarían por la tarde. Este horario tendría la ventaja de veranos más luminosos, pero también inviernos más oscuros en las primeras horas del día.

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