La ruta por los museos de la provincia que te cambiará la forma de ver Salamanca
La Diputación ha reunido todos los espacios culturales que recorren la historia, las tradiciones y la creatividad de la provincia en una guía pensada para descubrir y ver estos lugares únicos con otros ojos
Más allá de su belleza natural y de sus pueblos con encanto, Salamanca es una provincia que guarda historias y tradiciones en cada esquina. Sus museos no solo conservan objetos, obras o documentos, sino que reflejan la vida, la creatividad y la diversidad de sus habitantes a lo largo del tiempo. Recorrer estos espacios permite entender mejor cómo se ha construido la identidad de la provincia, además de darle la oportunidad a todos los visitantes de descubrir detalles y relatos que hacen que cada visita sea única y sorprendente.
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Porque, sin duda, esta provincia es mucho más que sus pueblos y sus paisajes. Es un territorio con una identidad marcada por siglos de historia, oficios y costumbres que siguen muy presentes en la actualidad, y los museos que están repartidos por toda la provincia se han convertido en una ventana a ese legado. Por ello, la Diputación de Salamanca ha elaborado una guía que ofrece un recorrido claro y accesible por estos centros, y en la que se invita a descubrir unos rincones que a menudo pasan desapercibidos con el objetivo de acercar la cultura a vecinos y visitantes, y que se puede consultar en el área de cultura de la Diputación.
Por un lado están los museos arqueológicos, que son un fiel reflejo de la historia de la provincia desde el Paleolítico hasta la época romana, y que además cuentan con «algunos de los yacimientos más importantes de la Península Ibérica». En el Aula Arqueológica de Siega Verde, en Villar de la Yegua; en el Centro de Interpretación de la Minería Romana del Oro «Las Cavenes», en El Cabaco; en el Museo Arqueológico «Padre Belda», en Alba de Tormes; en el Museo «Casa de los Frailes», en Vilvestre; o en el Aula Arqueológica «Las Batuecas», en La Alberca, los visitantes podrán entender cómo se desarrollaron los asentamientos hace siglos.
El arte también tiene un lugar muy significativo en toda la provincia de Salamanca, sobre todo en aquello que tiene que ver con las obras y tesoros de algunos artistas. El Museo Carmelitano «Teresa de Jesús en Alba», en Alba de Tormes; el Espacio Agustín Casillas, en Santa Marta de Tormes; el Museo del Hormigón «Ángel Mateos», en Doñinos; en Arte Emboscado, en Almenara de Tormes; o el Cementerio de Arte, en Morille. En todos ellos cada una de las visita se convertirá en un recorrido visual y sensorial que inspirará, sorprenderá y ofrecerá unas nuevas perspectivas sobre la identidad cultural de Salamanca.
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Si por algo se diferencia Salamanca de otras ciudades es por su famosa gastronomía en la que predominan el jamón, el vino, el queso, el aceite o la miel, y que ya se han convertido en algunos de los protagonistas de estos centros. Algunos de los museos que recorren estas delicias son el Museo de la Industria Chacinera, en Guijuelo; el Museo del Aceite «El Lagar del Mudo», en San Felices de los Gallegos; el Museo del Vino y de los Destilados, en Villarino de los Aires; el Aula Interpretativa del Vino de Tierra del Vino y La Armuña, en Parada de Rubiales; o el Museo de Apicultura «Apícola Fernández», en Arapiles.
Los museos de historia permiten comprender el pasado judío, los castillos y ciudades medievales, o las grandes batallas que construyeron la Salamanca de hoy. El Centro de Interpretación del Medievo, en Montemayor del Río; el Aula de Interpretación «La Batalla de los Arapiles», en Arapiles; el Museo Judío «David Melul», en Béjar; el Aula Histórica de la Ruta de las Fortificaciones de Frontera, en San Felices de los Gallegos; o el Centro de Interpretación de las Fortificaciones de Frontera, en Ciudad Rodrigo, proporcionan a los visitantes varias maneras de ayudar a entender el presente y a valorar el gran legado histórico que tiene la provincia.
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Además, conocer la variedad y la riqueza natural de este territorio también es fundamental para entender el tipo de paisajes y ecosistemas con los que cuenta Salamanca. Gracias a la Casa del Parque de Arribes del Duero «El Torreón de Sobradillo», en Sobradillo; al Centro de Interpretación del Castaño, en Montemayor del Río; al Museo de la Mineralogía, en Barruecopardo; al Centro de Interpretación de la Naturaleza «El Bardal», en Navasfrías; o al Museo de la Falla, en Juzbado, se podrá conocer la riqueza de la provincia, como el caso del accidente geológico de más de 160 kilómetros de longitud entre España y Portugal. Además, es una buena ocasión para generar un respeto por el entorno que rodea a este territorio desde el comienzo de su historia hace ya algunos siglos.
Finalmente, los museos que se centran en la cultura y en las tradiciones populares muestran las costumbres, las fiestas, los oficios y los rituales que han ido pasando de generación en generación. En la Casa Museo «Sátur Juanela», en La Alberca; en el Museo Etnográfico «El Molino Harinero», en Horcajo de Montemayor; en el Museo de las Llanuras y Campiñas de Salamanca, en Macotera; en el Museo del Orinal, en Ciudad Rodrigo; o en el Museo del Traje, en La Alberca, se podrán entender algunas tradiciones como el folklore, la artesanía, la indumentaria tradicional o las faenas agrícolas.
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Visitar estos museos permite ver objetos antiguos, entender más la historia de la provincia y conocer cómo era todo siglos atrás de una forma más cercana y diferente. Cada uno de ellos invita a los visitantes a descubrir algunos secretos, a fijarse en diferentes detalles que a veces pueden pasar desapercibidos e, incluso, en aprender historias que no se conocían hasta el momento. Además, recorrerlos también ayuda a descubrir que cada pueblo tiene algo especial y diferente que ofrecer, desde la vida que se ha vivido hasta las tradiciones que se llevaban a cabo en cada uno de ellos.
Por ello, estas exposiciones no solo despiertan la curiosidad de sus visitantes, sino que también hacen que disfrutar de la cultura sea algo fácil y entretenido porque cada visita es en una experiencia que se recuerda para siempre y que anima a seguir conociendo más sobre nuestra historia. Y, sobre todo, a ser conscientes de que en todos los lugares siempre habrá algo nuevo que aprender.
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