El sistema universitario español ha evolucionado en las últimas décadas hacia la hiperespecialización. Desde el primer año, cumplidos los 18 años, los estudiantes que opten por la formación superior pueden elegir, por ejemplo, si en la rama de Matemáticas quieren titularse en Ciencias de Datos o si, en vez de las clásicas Económicas, optan por un grado en Finanzas, Banca y Seguros.
En el extremo opuesto de este planteamiento se encuentra la educación superior de inspiración americana. Es decir, el retraso de al menos un año en la elección de una especialidad para recibir otro tipo de formación, una más genérica y sin perder de vista las humanidades, así como de otras habilidades no estrictamente académicas, en un primer curso transversal. Luego, hay tiempo de elegir especialidad.
A este sistema que da un año más de margen al alumnado para no tener que elegir vocación recién salidos del Bachillerato -a veces ni cumplida la mayoría de edad- se le llama 'college'. Solo una universidad española ofrece este sistema como alternativa al tradicional y acaba ahora su primer curso. La Francisco de Vitoria (UFV), institución de carácter privado, inauguró esta apuesta el año pasado y el próximo prevé repetir con más del doble de alumnos, cerca de 600. Con el número de aspirantes también ha subido la nota de corte (al 8,5 sobre 10) porque, tal y como apunta el decano de la Facultad de Derecho, Empresa y Gobierno, Javier de Cendra, se percibe como una formación más exigente.
Esta decisión de la UFV de traer a España un sistema de inspiración anglosajona persigue diferenciarse de toda la oferta existente, no solo en la estructura de sus planes de estudio, sino también en la forma de impartirlos. Sobre los primeros, la diferencia fundamental que presenta el 'college', el primer citado año se imparten las materias de Derecho, Empresa, Ciencias Políticas y Humanidades. Todas ellas, además se aprenden a la par que otras competencias (las conocidas 'soft skills') tan útiles en la futura etapa laboral.
«Muchas veces los alumnos de 18 años no tienen muy claro qué estudiar. Con este sistema conseguimos ofrecerle un primer año en la universidad lo más abierto posible, común a varios grados distintos para darles una base interesante y unos conocimientos que les van a a ser muy útiles para muchos grados y distintos. Además, damos un poco de tiempo para conocer la universidad y decidir», resume De Cendra.
«Se estudia a través de retos sobre situaciones reales de la vida que elaboramos de la mano de los profesionales en activo»
Pero a pesar de que este puede ser el principal factor diferenciador de la apuesta de la UFV, lo cierto es que la metodología para ese aprendizaje que no se ciñe a una sola materia es lo verdaderamente disruptivo.
Quienes están familiarizados con el sistema de Bachillerato Internacional conocen el método de aprendizaje a través de retos o proyectos. El 'college' traslada esta filosofía de trabajo al ámbito universitario para que el alumnado tenga que indagar en las distintas materias que estudia y, a través de sus hallazgos, comprender y resolver un reto propuesto por los profesores.
El decano pone un ejemplo para entender esta forma de aprendizaje: Los alumnos están divididos en grupos multidisciplinares -proceden de distintos bachilleratos (humanidades, tecnológico, ciencias sociales, etc.)- y se les plantea un reto, como puede ser por ejemplo la inmigración. Los profesores de derecho, de economía y de ciencias políticas están en contacto para el planteamiento de este trabajo y para llevarlo a cabo los alumnos deben conocer las leyes, las instituciones y el sistema al fin y al cabo para analizar y obtener conclusiones de este tema planteado. «Planteamos situaciones reales de la vida que requieren del conocimiento de muchas áreas para comprenderlas. Si te quedas en la economía o la política obtienes una visión limitada», explica Javier de Cendra.
Así, memorizar el manual de Derecho se cambia por la resolución de cuestiones para las que hay que saber Derecho. «Esto también les hace desarrollar competencias como persona», apunta el decano, porque obliga a trabajar en equipo, a reflexionar sobre el mundo que les rodea, etc. «En este modelo todos los alumnos se conocen, a pesar de que hay un volumen grande, porque comparten muchas horas de trabajo a pesar de ser de distintas disciplinas y grados. Eso, a efectos de relaciones personales, de habilidades de comunicación, etc. ofrece una gran ventaja frente a otras universidades», añade.
«El 'college' está enfocado por ahora a las ciencias sociales pero aspira a crecer»
En este camino, los alumnos del 'college' están acompañados por tutores que les conocen -académica y personalmente- con algo más de profundidad de lo que se pueda esperar en una enseñanza universitaria. Esta característica propia también del 'college' está pensada para ayudar al alumnado a elegir esta especialidad que se ha postergado. Qué grado quiere hacer, o si opta por uno doble doble o, por el contrario, obtener al final un título de especialización propio que complete la formación.
Esto, que puede resultar satisfactorio para el alumno, es más exigente con el profesorado. «Esta metodología es difícil para profesores que llevan mucho tiempo enseñando la misma asignatura y que están muy metidos en su disciplina. El reto ahora es abordar la realidad, sin filtros, de forma multidisciplinar, para discutirla y analizarla con los profesores. Eso requiere de un cambio en el perfil de estos últimos. A la vez, cierto es, atrae a muchos profesores de fuera que están más acostumbrados a este modelo», explica De Cendra.
La internalización de la universidad es uno de los cambios que atrae el 'college', que aspira a evolucionar, no ya hacia un modelo bilingüe, sino tener grupos enteros en inglés. Ahora, el perfil de alumnado que se ha matriculado para el próximo curso es en un porcentaje importante extranjeros (afincados en España y que vienen de fuera) que ya están familiarizados con esa metodología de aprendizaje y también atrae a estudiantes que han hecho el Bachillerato Internacional.
Por ahora, y aunque se aspire a ampliar la formación hacia otras materias en el futuro, el 'college' de la UFV empieza enfocado a las citadas ciencias sociales, pensado especialmente para hacer carrera en el mundo de la empresa. El reto que se le plantea a los alumnos, por ejemplo, está planteado de forma conjunta con profesionales en activo.
«Si lo hiciéramos nosotros solos sería más teórico, académico», valora el decano. Esto también intenta familiarizar al alumno con lo que luego se va a encontrar en el mercado laboral, algo que le facilitará el éxito. «En el 'college' ya trabajan como se trabaja en la empresa y otro tipo de organizaciones. Confrontando, en equipo, con problemas concretos de la realidad, etc.», defiende el académico.
«Hay cierto consenso en que este enfoque de educación multidisciplinar basada en retos con acompañamiento es mejor»
La oferta aún es joven para poder tener porcentajes de éxito en lo que al acceso al mercado laboral se refiere, pero sus creadores están seguros de su apuesta. Es más, creen que el ejemplo cundirá en otras universidades porque lo que han conseguido es llevar a la práctica una idea sobre cómo debería ser la docencia que muchos comparten.
«En muchas universidades se entiende perfectamente que este enfoque de educación multidisciplinar basada en retos con acompañamiento es mejor. Hay un cierto consenso sobre esto. Pero una cosa es decirlo -e incluso organizar grupos de investigación multidisciplinar sobre retos que ya pueden existir en algunas facultades- y otra cambiar lo fundamental de la universidad: los grados, los claustros, los procesos, los planes de estudio... Más bien es un riesgo: hay que contratar nuevos profesores, cambiar el proceso de admisión, hay que invertir más en la compañía. De momento nuestra apuesta va muy bien. Pero solo sabremos si hemos tenido éxito de verdad cuando se gradúen los primeros«, concluye De Cendra.
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