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Un viñedo en plena tromba de agua en Ribera del Duero
La tromba de agua retrasa la vendimia en Ribera y aumenta el riesgo de enfermedades fúngicas

Burgos

La tromba de agua retrasa la vendimia en Ribera y aumenta el riesgo de enfermedades fúngicas

Las precipitaciones fueron desiguales, descargando en la zona burgalesa situada entre Castrillo de la Vega y Gumiel de Mercado

Miércoles, 4 de septiembre 2024, 20:59

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Supone más un impacto visual que un daño real para el viñedo y la uva. Esa es la valoración que se hace desde el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero de las consecuencias de la tromba de agua que descargó durante la tarde del martes en la zona burgalesa situada entre Fuentespina, Castrillo de la Vega y Gumiel de Mercado, y dejando en algunos puntos 55 litros por metro cuadrado en apenas una hora, e imágenes de viñedos inundados y con verdaderas riadas de agua.

Todo ello, en un año en el que las precipitaciones en la zona de calidad han superado de largo lo que suele ser habitual en un ciclo normal y más aún si se hace la comparativa con los registros de las dos últimas campañas marcadas por la sequía extrema. «Las tormentas son muy habituales en Ribera del Duero durante esta época, finales de agosto y principios de septiembre, lo que sucede es que en otras campañas veníamos de veranos extremadamente secos, con inviernos también secos y estas precipitaciones nos venían fantásticas porque han sido las que nos han ayudado a salvar las cosechas.

Este año ya teníamos agua y ahora son un poco excesivas», ha detallado el responsable del departamento de Experimentación de la D.O, Alberto Tobes. Al respecto, ha desvelado que la tormenta se centró en varios puntos donde rompió la nube, en especial en el entorno de la Nacional 122 y en la carretera CL-619, en la provincia de Burgos. Por el contrario, en el entorno de Roa «apenas llovió y en la zona de Peñafiel no cayó ni una gota».

En este sentido, Tobes ha puntualizado que esas lluvias tan «tremendamente intensas», provocan mayores daños en los caminos que en la planta y el fruto. «Es una circunstancia más visual que problemática para la uva, porque buena parte del agua no se aprovecha, se va por la escorrentía, y no daña ni al fruto ni a las hojas. No hay problema», ha recalcado el técnico. Al respecto, ha añadido que, tras la tormenta, el miércoles amaneció despejado, con la presencia de viento que ha secado el terreno y contribuido a minimizar el desarrollo de enfermedades fúngicas como la botritis.

«Lo que hay que tener en cuenta es las lluvias van a frenar la maduración, que se retrasará unos días. Ya venimos anunciando durante todo el mes de agosto que vamos con retraso respecto al año pasado que a estas alturas ya se estaba vendimiando. Las lluvias lo retrasarán más aún», ha precisado. El experto ha pronosticado que, si las condiciones climatológicas son las habituales de Ribera, se comenzará a vendimiar durante la última semana de septiembre y aventura que se generalizarán las labores de recolección a lo largo de la primera quincena del mes de octubre. Unas fechas que suponen un par de días de retraso sobre la media de los últimos veinte años en Ribera del Duero, pero bastante más tardías que las de las dos últimas campañas que han llegado muy adelantadas debido a la situación de sequía.

A partir de ahora, según Tobes, se necesitan días soleados y despejados con altas temperaturas y noches frescas para que avance la maduración. En lo que se refiere a la aparición de hongos, el responsable del Departamento de Experimentación ha sumido que el riesgo existe, pero ha defendido la profesionalidad de los viticultores que «han trabajado muy bien la viña, han manejado la vegetación, han propiciado que los racimos estén aireados, que no estén pegados los unos a los otros, y eso siempre es positivo para evitar enfermedades fúngicas».

55 litros en una hora

Una de las imágenes que se ha hecho viral en las últimas horas corresponde a los viñedos de la bodega PradoRey, situada en la localidad burgalesa de Gumiel de Mercado. Las cepas más próximas a la bodega, aparecían en la tarde del martes totalmente inundadas tras la tormenta en la que se descargaron 55 litros por metros cuadrados en una hora. El enésimo percance meteorológico de una campaña complicada que suma también dos heladas de primavera y varias tormentas de pedrisco. «Estamos en un año en el que las precipitaciones están siendo muy por encima de la media. Unido a las heladas primaverales, nos estamos encontrando con una planta que está brotando con mucha fuerza, pero que tiene pocos kilos, da lugar a uvas grandes… Un año complicado para la gestión del viñedo», ha confesado el director General de la bodega ribereña, Fernando Rodríguez de Rivera. Unos percances que han llevado, según desvela, a que se necesite una inversión económica mayor para «tener el viñedo impecable, para favorecer la microbiota, el trabajo de deshojado, la

poca en verde, para que la planta esté muy sana». El «esfuerzo» ha propiciado que «estas lluvias no estén afectando a la calidad de la uva y al estado sanitario de la planta, pero lo que nos preocupa es lo que pueda estar por venir», aludiendo a la presencia de enfermedades fúngicas. «Si sigue el ambiente húmedo podría comprometer la vendimia, la uva tinta está muy sana y estamos tranquilos, da más miedo la blanca donde había indicio de botritis. Hasta el martes, estábamos tranquilos, ahora hay que ver cómo transcurre el tiempo, si es propicio rebajaría mucho la incidencia», ha expuesto Rodríguez de Rivera. Sobre la cosecha y los futuros vinos de la añada 2024, el bodeguero augura propuestas de «un perfil menos alcohólico, más frescos y bebibles… una cosecha en general muy buena». En cualquier caso, ha incidido en que de momento son pronósticos ya que lo que suceda «en las dos próximas semanas será decisivo».

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