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Durante décadas, revisar el pasado violento de Francia en Argelia ha sido un tabú. A lo largo de 132 años los franceses gobernaron la colonia norteafricana antes de ser depuestos por una sangrienta guerra de independencia, cuyas heridas están lejos de cicatrizar. Francia, faro de la Declaración de Derechos Humanos, arrastra un ominoso legado de barbarie amasado con amnesia. El escritor Mathieu Belezi ha conseguido romper ese muro de silencio con la novela 'Asaltar la tierra y el sol' (Sexto Piso), recientemente publicada. «Francia nunca ha aceptado y todavía no acepta su pasado colonial, en particular el de Argelia. Porque Francia en Argelia quería desarrollar la colonización de asentamientos. Es decir, imponer por la fuerza una transformación radical de este país para convertirlo en tres departamentos franceses. En cierto modo, una extensión mediterránea de la Francia continental. Es este uso de la fuerza brutal lo que resulta difícil de comprender y aceptar para una Francia que exige la declaración de los Derechos Humanos», argumenta Mathieu Belezi.
La novela se cuenta en virtud de dos voces: la de Séraphine, una de las muchas madres que han desembarcado en la colonia, y la de un soldado francés a las órdenes de un capitán despiadado. En medio de brutales campañas, los militares arrasan pueblos enteros, violan, asesinan y humillan a aquellos a quienes dicen civilizar. Con una prosa lírica y penetrante, Mathieu Belezi se adentra en las brumas de la historia y nos sacude con el espejo terrible del pasado. Y lo hace con hondura, prescindiendo de las visiones maniqueas para mostrar sin concesiones los desastres que acontecen cuando la razón retrocede e irrumpe la barbarie. «Todas las colonizaciones son historias de barbarie y crimen. ¿Qué hizo España en Sudamérica? ¿Qué hicieron los belgas y los portugueses en África? Europa fue aún más brutal porque en aquella época era normal pensar que en la mayoría de los países europeos había razas superiores y razas inferiores», asevera el escritor.
Hijo de un trabajador de una fábrica que hizo su servicio militar en Argelia justo antes de la guerra de la independencia, Belezi descubrió hace un cuarto de siglo una veta literaria en la colonización de Argelia, todo un engranaje de violencia que permanecía intacto y sin explorar, no lo suficiente al menos en el terreno literario. A su entender, todas las potencias colonizadoras actuaron conforme a un mismo patrón.«Los ejércitos desembarcaron en tierras de barbarie y no tuvieron ninguna consideración hacia las poblaciones de mujeres y hombres que, a sus ojos, eran poco más que animales a los que había que someter o masacrar».
La conquista de Argelia por parte de Francia se inició en 1830 con la toma de Argel, que entonces formaba parte del Imperio Otomano. Rápidamente se convirtió en una colonización en toda regla que duró más de un siglo y se cobró la vida de unos 800.000 argelinos. Las matanzas fueron despiadadas y las prácticas de los militares galos abominables. Algunos murieron en las cuevas donde se refugiaron, asfixiados por el humo que avivaban los franceses para echarlos. No pocos colonizadores también perecieron a causa del hambre y las enfermedades. Detrás de estos horrores había un material novelesco de primer orden. «Encontré en este episodio colonial argelino una especie de territorio literario, como Faulkner encontró el suyo en el sur de Estados Unidos», aduce el prosista.
Rastreando cartas y archivos de soldados y colonos, Belezi hizo acopio de un sinfín de testimonios que le sirvieron para fabular y armar tres novelas, publicadas entre 2008 y 2015, en las que el escritor indagó en el racismo que impregnaba las mentes en aquellos años, la codicia de tierras, las ansias de prosperar de unos colonos que huyeron de Francia para escapar de la pobreza.
No todos son capaces de digerir las denuncias sobre un pasado colonial execrable. La extrema derecha no quiere entonar el 'mea culpa' por los desmanes colonizadores y muchos menos restituir el patrimonio incautado a sus legítimos propietarios. Los crímenes y el sufrimiento infligido se ha pasado demasiado veces por alto para dejar un hueco que ha sido ocupado por un relato de la colonización en el que descuellan supuestas gestas. «Quizás algún día cercano Marine Le Pen esté en el poder en Francia, como lo está Giorgia Meloni en Italia, como lo estuvo Donald Trump y se está preparando para volver a serlo para nuestra desgracia en Estados Unidos. El caos político se suma al caos climático. ¿Pero qué hacer? El hombre está hecho de tal manera que siempre ha preferido la guerra a la paz, blandir el puño antes que extender la mano».
Belezi no es precisamente optimista sobre el futuro. «El poder de destrucción del hombre en esta tierra es incomparable. Él lo sabe, lo aprovecha con criminal casualidad, se ciega y se cegará hasta desplomarse. Hasta que acabe desapareciendo completa y permanentemente de la faz de la tierra. Este será el tema de mi próxima novela», concluye.
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