El PSG castiga a una Real valiente pero roma

La ilusión era máxima en la Real Sociedad, que alistó a tres viejas leyendas del club dentro de su expedición como Arconada, Xabi Prieto y David Silva pero se vio obligada a concurrir sobre el césped sin su actual santo y seña, Oyarzabal. A falta del capitán, que no llegó a sentarse siquiera en el banquillo por sus molestias en la rodilla izquierda, Imanol Alguacil situó a André Silva como punta de lanza, escoltado por Kubo y Barrenetxea.

Luis Enrique, por su parte, sorprendió apostando por Lucas Beraldo como lateral izquierdo en detrimento de Lucas Hernández y configuró un once muy ofensivo otorgando a Fabián Ruiz la condición de pivote en lugar del habitual Ugarte. Arriba, el asturiano asignó a Mbappé la condición de nueve, flanqueado por los desequilibrantes Dembélé y Barcola.

La experiencia debía ser un factor a favor del PSG, que se topó sin embargo con una Real Sociedad muy agresiva en la presión y desprovista de complejos. Atrevida propuesta que pudo costarle cara al conjunto donostiarra tras una pérdida de Zubimendi que permitió a Mbappé lanzarse en estampida hacia la portería que custodiaba Remiro. Repelió el cancerbero el disparo cruzado del crack de Bondy sacando una mano de titanio para evitar el tanto en un inicio descamisado por parte de los dos contendientes en el que también pudo pescar la Real con un golpeo lejano aunque desajustado de André Silva, otro cercano de Kubo que buscó el palo corto aunque también sin fortuna y en un cabezazo del ariete luso que no encontró puerta por poco.

Lejos de pesarle el escenario, la Real se dio el lujo de tutear al campeón francés, al que Luis Enrique ha dotado de consistencia. El PSG se desprendió de estrellas de compromiso más que dudoso, pero ha ganado obreros no exentos de talento que están dispuestos a sacrificarse por la causa. Ya no es aquella constelación de astros que apenas lograron brillar al unísono, pero a cambio tiene esa alma que siempre echó en falta.

Bien trabajado tácticamente y adornado por ese espíritu competitivo que caracteriza a todos los proyectos del exseleccionador español, el cuadro galo consiguió rebajar el impulso inicial de la Real, pero apenas le hizo daño en el primer tiempo y acabó marchándose al entreacto exhalando un suspiro de alivio después de que el travesaño se interpusiese en el camino de un cañonazo de Mikel Merino que mereció mejor suerte.

El plan le estaba funcionando a las mil maravillas a la Real Sociedad, pero cualquier despiste pasa una factura muy elevada cuando enfrente está un equipo como el PSG. Llegó en una acción de estrategia en la que Maquinhos prolongó al segundo palo un córner botado por Dembélé y Mbappé aprovechó la falta de vigilancia de Kubo para descerrajar a Remiro.

El gol hizo mella en la Real Sociedad y espoleó al PSG, que a punto estuvo de doblar la renta después de que Barrenetxea perdiese un balón que Mbappé acabó estrellando contra el larguero. El de Bondy venía de descansar el fin de semana ante el Lille, un partido en el que Luis Enrique rotó a otros seis de los hombres que formaron de inicio este miércoles.

La menor competitividad del campeonato galo respecto a la Liga española y la mayor profundidad de plantilla del PSG frente a una Real Sociedad lastrada por las bajas otorgaba a los locales una superioridad física que fue acentuándose con el paso de los minutos, sirviendo un marco adecuado para que los atletas del PSG cabalgasen desbocados. Lo aprovechó Barcola, que encontró pista despejada por el carril que defendía un exhausto y tocado Traoré para sellar ese segundo tanto que le pone muy cuesta arriba la eliminatoria a una Real Sociedad osada pero que se quedó sin fuelle.