La Real muestra debilidad en Roma

La Roma de José Mourinho, que ha alcanzado los puestos de Champions en la Serie A italiana tras superar el pasado fin de semana a la Juventus, se interpone entre la Real y el club de los ocho mejores en la competición, selecta nómina que ya integró en la temporada 1988-89. Aquel torneo lo conquistó el legendario Nápoles de Maradona y los donostiarras cedieron en cuartos ante el Stuttgart alemán, a la postre subcampeón y que se impuso al equipo guipuzcoano desde el punto de penalti.

El vigente ganador de la Conference League, el tercer escalón del fútbol europeo, ha dado un paso al frente en el segundo capítulo de la era Mourinho en la capital italiana. Su fortaleza reside esta temporada al amparo del Olímpico, donde los 'giallorossi' suman siete triunfos en sus últimos ocho encuentros como locales entre todas las competiciones. Una dinámica en casa contrasta con el bache por el que atraviesa la Real, que solo ha ganado uno de sus últimos siete partidos.

Abandonar esa mala racha de las últimas semanas y confirmar definitivamente que la Real se ha hecho mayor en Europa son los objetivos de los hombres de Imanol Alguacil. El Betis ya marcó el camino con su victoria en el Olímpico en la fase de grupos y al preparador 'txuri urdin' no le tiemblan las piernas en la tercera experiencia continental consecutiva de la Real. «Un club grande, con historia y con un entrenador como Mourinho que para mí es un referente. Todos los ingredientes para hacer algo grande», resumió en la previa el entrenador guipuzcoano, en una declaración de intenciones.

Tras una auténtica plaga de lesiones, la enfermería realista se ha vaciado y solo el lesionado de larga duración Umar Sadiq es baja segura, con la duda de Aritz Elustondo en defensa. Mientras, en la Roma solo se pierde la cita Roger Ibáñez por sanción, por lo que casi todas las cartas están sobre la mesa para una cita de altura.

La Real Sociedad está obligada a protagonizar casi una heroicidad dentro de una semana si quiere estar en los cuartos de final de la Europa League. El equipo 'txuri-urdin' perdió este jueves por 2-0 ante la Roma en un partido siempre controlado por el conjunto italiano, que marcó al principio y al final del encuentro, demostrando una mayor madurez y minimizando al máximo sus errores.

Los primeros minutos fueron una lucha intensa por gobernar el partido. La presión de ambos equipos dificultó mucho el despliegue ofensivo y alcanzar el área rival con cierta ventaja era poco menos que imposible. Hasta que en el minuto 12 un balón a la espalda de Rico lo recogió Dybala para iniciar un contragolpe en el que habilitó a Abraham, quien con una finta se quitó a Zubeldia y puso un balón al segundo palo, donde apareció El Sharaawy para adelantarse a Gorosabel y poner el 1-0. Mourinho estaba orgulloso.

La Real tardó unos pocos minutos en reponerse y comenzó a mandar, aunque su dominio fue ficticio, porque la Roma le dejó el balón en zonas donde era complicado que los 'txuri-urdin' generaran peligro. Aun así, Kubo encontró una grieta paralelo a la línea de fondo para colarse y disparar al palo en lo que fue la mejor ocasión realista.

En la reanudación la Real siguió teniendo problemas para generar peligro. Es más, Belotti estrelló nada más salir un balón en la cruceta, recordando que se jugaba a lo que quería la Roma. La salida de Cho reactivó a los realistas, que tuvieron el empate en el minuto 82 por mediación de Merino, que en posición franca remató de manera deficiente un excelente servicio de Brais.

Y cuando el 1-0 parecía un mal menor, llegó el segundo al cabecear Kumbulla libre de marca un córner ejecutado por Dybala. Remontarle un 2-0 a un equipo de Mourinho va a exigir lo mejor de la Real.