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En-Nesyri, Bryan Gil y Erik Lamela celebran el gol de la victoria del Sevilla en el Pizjuán. Reuters
El Sevilla está otra vez a un paso de la gloria
Semifinales | Vuelta

El Sevilla está otra vez a un paso de la gloria

El equipo de Mendilibar supera en la prórroga a la Juventus en el Pizjuán y luchará en Budapest por su séptima Europa League

Daniel Panero

Jueves, 18 de mayo 2023

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El Sevilla demostró este jueves que tiene un idilio especial con la Europa League. El conjunto de José Luis Mendilibar estará en la final de Budapest tras un partido de infarto ante la Juventus en el que los hispalenses estuvieron por detrás en el marcador pero en el que sacaron a relucir su ADN de equipo campeón. Los goles de Suso en la recta final y de Lamela en la prórroga alargan un sueño que tendrá su próxima parada el 31 de mayo ante la Roma de Mourinho. Abran paso, que llega el rey de la Europa League.

«Vamos a quemar el Pizjuán», dijo Ivan Rakitic, y eso es lo que se encontraron los dos equipos al saltar al terreno de juego, un auténtico infierno. Y es que el feudo hispalense se tiñó de rojo, montó una fiesta digna de la antesala de la final y generó la atmósfera para que el duelo fuera una encerrona. Era lo que se esperaba y Mendilibar puso de su parte repitiendo el once que empató en Turín, con Fernando y Rakitic como anclas, con tres volantes con chispa como Óliver Torres, Ocampos y Bryan Gil y con En-Nesyri para hacer los goles.

Sevilla

Bono; Navas (Papu Gómez, min. 106), Gudelj, Badé, Acuña; Fernando, Rakitic, Óliver (Suso, min. 62 / Rekik, min. 117), Ocampos (Lamela, min. 71), Bryan Gil (Montiel, min. 100) y En-Nesyri.

2

-

1

Juventus

Szczesny; Danilo, Bremer, Gatti; Cuadrado (Milik, min. 106), Locatelli (Miretti, min. 87), Fagioli (Paredes, min. 41), Rabiot, Iling Junior (Kostic, min. 87); Di María (Chiesa, min. 63)y Kean (Vlahovic, min. 63).

  • Goles: 0-1, min. 65. Vlahovic. 1-1, min. 72. Suso. 2-1, min. 95. Lamela.

  • Árbitro: Danny Makkelie. Amonestó a Kean, Danilo, Suso, Paredes y Montiel, y expulsó a Acuña,

  • Incidencias: Partido disputado en el Ramón Sánchez Pizjuán ante 43.864 espectadores.

El plan le salió bien de inicio a un Sevilla capaz de embotellar a los de Allegri en los primeros minutos de partido. Lo hizo con una circulación rápida de balón y gracias a la profundidad de Acuña y Navas. Fue una primera mitad que se rompió con el correr de los minutos y que degeneró en un intercambio de golpes en el que reinaron por encima de todos Szczesny y Bono. El primero salvó un cabezazo de Ocampos, un misil de Acuña de largo alcance y un remate de Óliver dentro del área, mientras que el segundo mantuvo el aliento del Pizjuán tras un testarazo a bocajarro de Gatti. Todo ocurrió antes de un descanso al que se llegó con polémica tras una entrada de Cuadrado sobre Óliver que Makkelie consideró que no era penalti ante el estupor de la parroquia hispalense.

Tras la reanudación, el correcalles fue a más. El Sevilla presionó arriba pero se encontró con un rival plagado de recursos y con armamento para salir al contragolpe. Así asustó la Juve con hasta tres llegadas antes de que Allegri diera entrada a todo su arsenal. Entraron Chiesa y Vlahovic y fue el serbio el que encontró el premio en la primera que tuvo tras una jugada en la que la zaga sevillista pecó de falta de contundencia y el ex de la Fiorentina demostró que es un 9 de primer nivel.

Tocaba aferrarse a la magia del 'Sevilla League', ese que mueve montañas y que es capaz también de doblar a una Juve que parecía de hormigón. Lo hizo con Suso, que forzó para jugar el choque y nada más entrar se sacó de encima un zurdazo soberbio desde fuera del área ante el que nada pudo hacer Szczesny, un misil para volver a creer, pare entonar el 'dicen que nunca se rinde'. Y es que los de Mendilibar no se rindieron, firmaron un arreón final de infarto y pusieron en aprietos a un Szczesny que salvó los muebles hasta en tres ocasiones.

Ya en la prórroga, el Pizjuán seguía en una montaña rusa. Vlahovic y Chiesa se toparon con Bono en dos imprecisiones del Sevilla pero ni siquiera eso frenó las ideas de Mendilibar, que llevaba años esperando este momento y tuvo una fe inquebrantable en la idea de buscar el gol que le diera el pase a la gran final de Budapest. Lo encontró en el enésimo centro de Bryan Gil y en la llegada de segunda línea de Lamela, que cabeceó y puso patas arriba a una afición que se pellizcaba ante la metamorfosis de los suyos en apenas dos meses. Desde ese tanto hasta el final, el Sevilla tiró de oficio, anestesió el choque y aguantó incluso con diez futbolistas tras la expulsión de Acuña.

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