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El fútbol, un juego de detalles milimétricos, sonrió al Real Madrid en Anoeta. Hasta tres veces se topó su adversario, la Real Sociedad, con la madera. Por partida doble el interesante croata Sucic y en una ocasión Becker se quedaron a las puertas del gol que luego cantó Vinicius. El brasileño, por enésima vez enzarzado con una afición rival, enmendó un partido gris transformando el penalti que provocó la evidente mano de Sergio Gómez en un acto reflejo, cuando Güler había recurrido a su peligrosa zurda. Comenzó así a resolver un duelo que cerró otra pena máxima, ésta por un pisotón de Aramburu al propio Vinicius, pero que curiosamente convirtió su socio Mbappé.
Con la inestimable colaboración de los palos y desde los once metros, el Madrid se llevó un partido envenenado, con una Real ya más cercana a la versión de otras temporadas. Son tres puntos de gran valor a pesar de que el conjunto de Ancelotti siga lejos de convencer. El italiano aprovechó el aluvión de bajas en el centro del campo para probar con una fórmula inédita hasta la fecha, en la que Brahim y Güler entraron juntos, el primero por la derecha y el segundo como enganche, en detrimento de Rodrygo, el eslabón más débil del tridente ofensivo del Madrid muy a su pesar, como viene demostrando el paulista a la mínima oportunidad.
El inédito planteamiento bajo el dibujo 4-2-3-1 pronto se vio exigido por el empuje 'txuri urdin'. Un lanzamiento de falta de Sergio Gómez atajado por Courtois simbolizó el arreón inicial donostiarra. Enfrente, Modric trataba de comandar el inicio de la jugada madridista con las primeras apariciones de Mbappé allí donde deslumbró la pasada temporada en Champions. El galo puso a prueba a Remiro desde el costado derecho, dando prueba de su movilidad.
Real Sociedad
Remiro, Aramburu, Zubeldia, Aguerd (Pacheco, min. 75), Javi López (Aihen Muñoz, min. 78), Sucic (Turrientes, min. 75), Zubimendi, Sergio Gómez, Kubo, Sadiq (Óskarsson, min. 63) y Becker (Barrenetxea, min. 63).
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Real Madrid
Courtois, Carvajal, Militao, Rüdiger, Mendy, Valverde, Modric, Brahim (Rodrygo, min. 25), Güler (Lucas Vázquez, min. 77), Vinicius y Mbappé (Endrick, min. 90).
Goles: 0-1: min. 58, Vinicius, de penalti. 0-2: min. 75, Mbappé, de penalti
Árbitro: Martínez Munuera (Comité Valenciano). Amonestó a Sadiq, Aramburu, Modric y Pacheco.
Incidencias: Partido de la jornada 5 de Liga disputado en Anoeta ante 37.370 espectadores.
Impreciso el Madrid en las entregas en un inicio equilibrado, pero amenazante de nuevo a través de Mbappé, que otra vez se topó con Remiro tras un gran pase de Brahim. Fue lo último del malagueño, apartado del duelo por un problema muscular que inesperadamente le devolvió el protagonismo a Rodrygo. Estaba cómodo con el balón el conjunto blanco cuando el croata Sucic cercenó su aparente placidez con un zapatazo al poste con la izquierda.
Devolvió el golpe Rüdiger, en un testarazo desbaratado por Remiro abajo. Valor gol para la plástica parada del navarro. Así, el duelo se abrió en un interesante toma y daca, aderezado por otro disparo a la madera de la Real, esta vez de Becker, y la enésima intentona de Mbappé, brillante en la gambeta ante Aramburu pero menos acertado para dar rosca a su potente remate. Eléctrico tramo final de una primera parte en medio de la tormenta del Cantábrico que la grada de Anoeta reflejó en su tifo, pues la Real asedió la puerta del dolorido Courtois hasta que el Madrid, que achicó como pudo el agua, alcanzó indemne el descanso.
Tras el descanso, la madera volvió a rescatar al Madrid, que poco después del remate de Sucic al palo se encontró con un regalo inesperado fruto de un acto reflejo. Sergio Gómez desplegó el brazo ante el disparo de Güler y provocó el penalti con el que Vinicius ajustició a la Real.
Ni por esas se rindió el conjunto vasco, corajudo para perseguir la mejor fortuna que había merecido. Courtois desvió un cabezazo de Aguerd pero otra desafortunada acción, con el pisotón de Aramburu a Vinicius en el área cuando el brasileño ya había dado el pase, mandó a la lona al conjunto de Imanol Alguacil, con razones para valorar el partido más allá del resultado. Mbappé asumió esta vez la responsabilidad, en esa particular balanza de penas máximas que mantiene con su socio en el ataque blanco. Como hace medio año, el galo volvió a festejar en Anoeta.
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