Una multitudinaria y violenta pelea desata el caos en un partido de aficionados en el anexo del Helmántico
El enfrentamiento entre jugadores y aficionados tuvo lugar tras el Salamanca CF UDS B-Calasanz de Soria en el campo 'El Tori' de Villares de la Reina
Fin de semana agitado en el fútbol salmantino con dos grandes peleas en menos de 24 horas y multitud de altercados. Según ha podido conocer este medio, el encuentro de aficionados entre el Salamanca CF UDS B y el CD Calasanz de Soria, disputado este domingo al mediodía en el campo C.M. 'El Tori' de Villares de la Reina -anexo al estadio Helmántico-, ha terminado en graves incidentes tras el pitido final.
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Los hechos, recogidos en el acta arbitral, describen una concatenación de agresiones entre jugadores y una posterior invasión masiva de aficionados que ha obligado al colegiado a suspender cualquier actuación disciplinaria para evitar un conflicto mayor y también ha requerido la presencia de varias patrullas de la Guardia Civil en un campo que es propiedad del Ayuntamiento de Salamanca.
Según el acta, al terminar el partido y aún con ambos equipos en el terreno de juego, el portero visitante se encaró con un jugador del conjunto local, agarrándolo de la camiseta por el cuello. Este respondió con un puñetazo en la cabeza, desencadenando inmediatamente el caos. Una decena de aficionados de ambos equipos saltaron al campo, acercándose a la portería próxima a la grada, donde uno de ellos golpeó por la espalda en la cabeza al guardameta visitante. Tras unos segundos, el portero corrió hacia él y le devolvió el puñetazo.
La situación empeoró cuando medio centenar de seguidores de ambas aficiones irrumpieron en la zona cercana al banquillo contiguo a la grada. Allí, uno de ellos golpeó con el antebrazo en la nuca al entrenador visitante, que trataba de retirar a sus jugadores del tumulto. En otro punto del campo, otro jugador del Calasanz corrió hacia varios futbolistas locales y propinó un puñetazo en la cabeza a uno de ellos antes de huir perseguido por varios jugadores, que no llegaron a alcanzarle.
El árbitro, pese a que los incidentes ocurrieron dentro del campo, decidió no reanudar el encuentro ni sancionar disciplinariamente en ese momento, considerando que pedir a los jugadores que regresaran al césped podía agravar la situación. Las sanciones correspondientes han quedado reflejadas en el apartado disciplinario del acta.
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Ambos delegados informaron al colegiado de que ni jugadores ni entrenadores requirieron asistencia médica tras la pelea, y que ninguno presentó parte de lesiones. Aun así, el episodio vuelve a poner sobre la mesa un problema recurrente en el fútbol base y aficionado: la violencia en los campos y la creciente implicación de seguidores en incidentes que se alejan del deporte.
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