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Cómo sobrevivir a una medalla de oro
Escalada

Cómo sobrevivir a una medalla de oro

Alberto Ginés, campeón olímpico de escalada, llegó a plantearse no acudir a los Juegos de París por falta de motivación

Pío García

Lunes, 5 de agosto 2024, 00:27

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Aquella noche, en el parque urbano de Ariake, hubo chispazos de magia. La luna asomaba sobre Tokio, la temperatura era cálida pero agradable, las luces pintaban el firmamento de colores alegres. Un chaval de 18 años, natural de Cáceres, introvertido y discreto, se enfrentaba a su primera cita olímpica en una disciplina que debutaba en los Juegos: la escalada deportiva. Su ambición era colarse en la final. Se le daba muy bien la dificultad, una de las tres pruebas de que constaba la competición, pero fallaba en los bloques y hacía lo que podía en la velocidad. De pronto, ese adolescente extremeño con el que nadie contaba corrió más que nadie por la pared vertical. Se colocó primero en la clasificación. Luego superó como pudo la prueba de bloques y acabó rematando la jugada, por fin dominador, en la escalada de dificultad. Alberto Ginés consiguió la medalla de oro. En el podio sonreía, lloraba, volvía a sonreír, no sabía dónde mirar ni a quién abrazar. A los 18 años había conseguido el objetivo por el que miles de atletas luchan infructuosamente toda su vida. Era campeón olímpico.

¿Y luego qué? «Si no llega a ser por David no estoy aquí. Mentalmente yo no estaba preparado para asumir otro ciclo olímpico», confiesa Alberto. La medalla le supuso un terremoto emocional de una escala desconocida, una sacudida vital que lo dejó medio grogrui. «Después de los Juegos su vida explotó literalmente. Eso es muy difícil de gestionar. Todos hemos tenido 18 años y podemos darnos cuenta. Mi comprensión es total», sentencia ese David, de apellido Maciá, su entrenador y seleccionador nacional. Estuvo un año sin competir y luego la fatiga mental le seguía atenazando. No acababa de encontrarse a sí mismo. «El punto de inflexión fueron los Campeonatos Mundiales de Berna, hace un año -explica-. Ahí nos planteamos si de verdad quería ir o no a los Juegos. Pero había que ponerse las pilas».

Lo hizo. Alberto encajó otra vez las piezas, se olvidó de la medalla y volvió a la pared. A Paris llega sin más objetivos que alcanzar la final. Luego la competición dirá. En 2024 cambian, además, las reglas del torneo. Si en Tokio las tres pruebas se mezclaban en una clasificación combinada, en la capital francesa se ha dividido por un lado la velocidad, en la que Alberto Ginés no participa, y por otro el bloque y la dificultad. En el bloque (o búlder), el escalador, sin cuerda de seguridad, debe encontrar, como en un rompecabezas, tantas vías de acceso como pueda hacia un objetivo. En la dificultad (o lead), el deportista debe trepar lo más alto posible en un muro de 15 metros con saledizos y obstáculos. En París han juntado, por lo tanto, la prueba que peor se le da y la que mejor hace. «Creo que nos perjudica», señala David. En cualquier caso en este último año técnico y pupilo se han dedicado a potenciar sus fortalezas.

El oro de Ginés ha tenido efectos positivos muy resonantes para esta disciplina. El escalador extremeño consiguió ser campeón olímpico en condiciones heroicas. Para entrenar la velocidad, por ejemplo, un día a la semana tenía que viajar de Barcelona a Pamplona para escalar en la única pared con cronómetro homologado. Y no pocas veces debía adiestrarse en rocódromos comerciales, junto a la habitual tropa de domingueros y cumpleaños infantiles. Esto ya ha cambiado. «Antes si queríamos entrenamientos de calidad teníamos que ir al extranjero, ahora podemos hacerlos aquí», subraya David Maciá. El impulso del oro olímpico va más allá de unas mejores instalaciones. Poco a poco crece el número de chavales interesados por un deporte que conjuga habilidad, fortaleza y equilibrio mental. A París no solo ha venido Alberto, sino también Leslie Romero, que competirá en velocidad, una prueba frenética, en la que los atletas trepan como arañas enloquecidas por una pared vertical de 15 metros (lo que mide un edificio de tres plantas). «Es un hito Leslie que esté aquí», subraya el seleccionador.

Los dos comienzan hoy su andadura en París. A las 10.00, en el recinto de Le Bourget, Alberto Ginés afrontará las semifinales de búlder. Un poco más tarde, llegarán las sesiones clasificatorias de la velocidad femenina. El Spiderman cacereño no busca el oro olímpico. Ese ya lo tiene. Se busca otra vez a sí mismo.

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