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David Sánchez de Castro
Madrid
Martes, 10 de septiembre 2024, 13:40
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«Si no puedes con tu enemigo, fíchale». Ese debió ser el pensamiento que tuvo Lawrence Stroll, el multimillonario dueño de Aston Martin, cuando se dio cuenta de que lo que necesitaba para lograr su sueño, su visión definitiva, era simplemente fichar al ingeniero que ha logrado crear el mayor número de coches campeones del mundo en la historia de la Fórmula 1. Ni más, ni menos. Por eso, tras meses de negociaciones y entregarle las llaves de la fábrica y prácticamente un cheque en blanco, ya se puede decir de manera oficial que Adrian Newey es el nuevo responsable técnico de Aston Martin.
No es un fichaje menor y, de hecho, la manera en la que el veterano diseñador se ha incorporado a la escuadra británica habla mucho de cómo y cuánto deseaba Stroll ficharle. Su cargo oficial es el de socio técnico, pero además le ha convertido en accionista de Aston Martin. No solo le da un estatus superior como un hombre sobre cuyos lápices caerá toda la responsabilidad de hacer al equipo campeón del mundo, sino que además esquiva de esta manera el límite presupuestario.
Newey era el fichaje soñado por cualquier equipo. Finalizada su relación con Red Bull, del que en la última época solo era asesor externo (un falso autónomo de toda la vida), todos los equipos llamaron a su puerta. Desde Ferrari, cuya negativa a dejarle trabajar desde Inglaterra y obligarle a ir a Italia frustró sus planes, pasando por McLaren o incluso Williams, equipos con los que ya trabajó en el pasado, Newey no iba a irse a la jubilación por mucho que su familia le tentase. Él solo tenía claro que una vez finalizado su proyecto con Red Bull, tenía que quedarse en su campiña británica. Y poco hay más británico que Aston Martin.
Pero más allá del relato que se quiera imponer, el dato habla por sí mismo. Adrian Newey es la persona con más campeonatos del mundo de Fórmula 1, con 220 victorias en grandes premios (59 con Williams, 41 con McLaren y 120 con Red Bull), 12 títulos de constructores (5, 1 y 6 respectivamente) y 13 de pilotos (4, 2 y 7). También tiene manchas imborrables en su currículum, como ser uno de los responsables del fallido Williams en el que se mató Ayrton Senna o del McLaren MP4-18 que nunca llegó a debutar oficialmente y que era tan rematadamente malo que tuvieron que tirarlo a la basura. Hasta el mejor escriba, y en este caso él lo es -literalmente, tiene una obsesión casi enfermiza por hacer sus diseños con lápiz y papel antes que en los programas de diseño más modernos-, hace un borrón.
Desde el 1 de marzo de 2025, oficialmente, Adrian Newey se vestirá con los colores verdes con un único objetivo: crear el monoplaza con el que quieren dominar la próxima era de la Fórmula 1. La normativa que cambia en 2026 y que ha hecho que, por ejemplo, Fernando Alonso estire su carrera deportiva es un estímulo más que suficiente como para que la jubilación de ambos se alargue todo el tiempo posible.
Lawrence Stroll ha echado el resto. Usando una táctica similar a la del Real Madrid de los galácticos -«Si quieres ser el mejor, ficha a los mejores cuesten lo que cuesten, que ya se rentabilizará solo»-, el magnate está intentando dar todas las armas posibles a su equipo. Que no le echen en cara que no da las herramientas necesarias.
«Esta es otra demostración de nuestra ambición de construir un equipo de Fórmula 1 capaz de luchar por los campeonatos mundiales. Tan pronto como Adrian estuvo disponible, supimos que teníamos que hacerlo realidad. Nuestras conversaciones iniciales confirmaron que había un deseo compartido de colaborar en una oportunidad única en la vida», destacaba este martes el dueño del equipo.
Uno de los más sonrientes en la presentación, como no podía ser de otra manera, era Fernando Alonso. El piloto asturiano y Adrian Newey llevan años luchando en trincheras enfrentadas, y muchas veces se han señalado mutuamente como los rivales a batir. De hecho, Newey ya presionó a Red Bull para fichar a Alonso en 2008, una historia muchas veces confirmada por todas las partes y que volvió a salir a la luz este martes. Después de varias intentonas para trabajar juntos, por fin coincidirán. «Competir contra él durante tantos años... Ha sido más que una inspiración. Como pilotos, ingenieros... Todos hemos tenido que subir el nivel por él. La visión de Lawrence está haciéndose realidad. Para mí, va a ser una oportunidad increíble trabajar con Adrian», decía de manera escueta Alonso, que no oculta su admiración hacia el que será el encargado de hacerle un coche campeón, por fin.
Empieza una nueva era en la que ya no habrá excusas. Tras los últimos malos resultados, Fernando Alonso pedía directamente a su equipo que le mejoraran el coche. Ahora, con Adrian Newey como responsable técnico, la ingente cantidad de dinero de los Stroll y de Aramco (que es quien pone casi todo el dinero desde las arcas de Arabia Saudí), y la capacidad técnica de Honda para los motores desde 2026, solo puede haber un objetivo para el asturiano. Convertirse, 20 años después, en campeón del mundo de Fórmula 1 otra vez.
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